La lepra es una enfermedad que ha disminuido su frecuencia en México, debido a las diversas acciones realizadas durante décadas para combatirla. En 2018 se tuvo un registro de 388 pacientes; de ellos, 102 fueron nuevos, el resto se encuentra en tratamiento médico.
Estas cifras ubican a nuestro país entre las naciones que han alcanzado el objetivo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de un caso por cada 10 mil habitantes, para desestimarlo como problema de salud pública.
Ante este panorama, la dermatooncóloga del Servicio de Dermatología del Hospital General “Manuel Gea González”, Claudia Ileana Sáenz Corral, entrevistada en el marco del Día Mundial contra la Lepra 2020, que se conmemora el último domingo de enero, indicó que si bien este padecimiento no es frecuente entre la población, no se debe bajar la guardia en su diagnóstico.
Por ser tan baja su prevalencia se piensa que ya no existe; sin embargo, en México se tienen zonas endémicas, por ello los especialistas deben tener presentes los síntomas de la enfermedad. Algunos de los estados donde aún se registran casos de lepra son: Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Nuevo León y Coahuila.
La especialista informó que la lepra es una enfermedad infectocontagiosa ocasionada por el bacilo Mycobacterium leprae, puede afectar a cualquier persona, pero es más común en los varones jóvenes. Es crónica y el período de incubación puede variar de 1 hasta 20 años.
La enfermedad se clasifica en dos tipos polares: lepra lepromatosa y lepra tuberculoide, así como dos grupos de casos (indeterminados y dimorfos). En general, tiende a afectar ojos, piel y nervios periféricos.
Cada una tiene manifestaciones clínicas distintas. En la lepra tuberculoide se puede observar una o pocas manchas blancas, sin sensibilidad. En la lepromatosa las lesiones tienen forma de nódulos (bolas) que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Otro tipo es la difusa, en la que se observa la cara lisa, brillante (facies suculenta), debido a la infiltración de la piel por el bacilo.
Las personas que sufren de este último tipo presentan alopecia de cejas y pestañas, además de un cambio en la esclerótica (parte blanca del ojo), la cual toma una tonalidad azulada. Además, si no son atendidas de manera oportuna pueden presentar deformidades en la nariz (catalejo) y extremidades.
Comentó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha diversas campañas orientadas a combatir y erradicar esta enfermedad.
La estrategia de este organismo consiste en reforzar las acciones en las áreas que son endémicas a nivel mundial como el continente africano y en algunas naciones como India, Argentina, México, Paraguay, Brasil y Estados Unidos.
Sáenz Corral destacó que la lepra es curable y lo importante es detectar a tiempo, antes de que presente secuelas y complicaciones. El tratamiento dura entre seis y 12 meses, según el tipo de lepra. Y se basa en el uso de poliquimioterapia con Dapsona, Rifampicina y Clofazimina, fármacos que se brindan de manera gratuita.
“Una vez que concluye el tratamiento se considera a la persona curada, sin embargo, se mantiene una vigilancia a los demás miembros de la familia, a fin de identificar cualquier síntoma de alerta que indique un contagio de la enfermedad”.
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