La DEA se desmarcó de la masacre de Allende y negó la filtración de información

Una investigación periodística reveló una infiltración indebida de la DEA, que habría desatado la terrible masacre de Los Zetas contra decenas de personas de Allende

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(Foto: Especia)
(Foto: Especia)

En 2017, una investigación realizada por la estadounidense Ginger Thompson reveló que una infiltración indebida de la DEA habría desatado la terrible masacre del cártel de Los Zetas contra decenas de personas en la pequeña ciudad fronteriza de Allende, en el estado de Coahuila.

El análisis llegó a los portales ProPublica, National Geographic y finalmente a la serie de Netflix, Somos. Sin embargo, en todo momento, la DEA se desmarcó de la investigación.

En una auditoria lanzada por el Órgano Interno de Control del Departamento de Justicia y a la que el diario Milenio tuvo acceso, la agencia antidrogas negó la filtración de información a través de sus Unidades de Investigaciones Sensibles (SIU).

(Foto: Captura de pantalla Univisión)
(Foto: Captura de pantalla Univisión)

La tarde del 18 de marzo de 2011 la comunidad de Allende, en Coahuila, vivió una masacre que no se olvida.

Eran las 19:00 horas cuando un grupo de al menos 60 sicarios del Cártel de los Zetas derribó con una camioneta el portón principal del rancho de Los Garza, quienes formaban parte de la organización y habían sido tachados de traidores.

Los hermanos Miguel Ángel Treviño, el Z-40 y Omar Treviño Morales, Z-42, quienes fungían como líderes del cártel, sospechaban que tres integrantes de la organización los estaban traicionando, colaborando con las autoridades de Estados Unidos y percibiendo ganancias de la venta de drogas por USD 10,000,000.

Los sospechosos eran Alfonso “Poncho” Cuéllar y sus sicarios Héctor “El Negro” Moreno y Luis “La Güiche” Garza. Éste último era residente en el poblado de Allende y fue con él contra quien decidieron cobrar venganza.

Los Zetas ocuparon el poblado ese fin de semana. Su paso por Allende dejó como resultado (oficialmente) 26 personas desaparecidas; 20 de ellas familiares y allegados de Garza, tres más amigos de Cuéllar y dos trabajadores de Héctor.

Ese fin de semana que tuvieron el pueblo tomado, destruyeron 32 casas y dos ranchos, y en toda la masacre, no apareció ni un solo de los 20 agentes de la policía municipal que estaban de turno.

Una investigación independiente realizada por el Colegio de México en convenio con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, documentó las atrocidades cometidas por elCártel de los Zetas, entre las que figuran las desapariciones en Allende.

La investigación demostró que las autoridades de la localidad fueron instruidas para “no salir a patrullar ni responder a los llamados de auxilio que se presentaran”. En participación directa con los criminales, los agentes tenían además instrucciones directas de “levantar a cualquiera de apellido Garza” para entregarlo a Los Zetas.

El único rastro de los
El único rastro de los desaparecidos es este cementerio de prendas que quedó a las afueras de Piedras Negras (Foto: Captura de pantalla Univisión)

Los sicarios llegaron disparando contra cualquiera y deteniendo a todo el que se les pusiera enfrente. Capturaron a mujeres y niños por igual; a algunos los metieron en una patrulla de policía para trasladaros a los ranchos donde iban reuniendo a sus víctimas. Finalmente, cuando el domingo llegó, esperaron a que cayera la noche y los ejecutaron a todos.

La investigación expone que para deshacerse de los cadáveres quemaron el rancho de Los Garza, donde anteriormente habían apilado los cuerpos en una bodega. El resultado fue que las víctimas fueron incineradas.

En otros casos usaron tambos de metal. “Después de cinco o seis horas de cocinar los cuerpos quedaba pura mantequilla”, explicó el estudio.

En un fin de semana desaparecieron 300 personas, o al menos esa es la historia del dominio público. La masacre fue tan brutal que ni siquiera hay claridad sobre el número de víctimas.

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