Maximiliano de Habsburgo: cuáles fueron las últimas palabras del emperador con las que reveló su amor a México

Antes de morir fusilado, Maximiliano de Habsburgo exclamó algunas palabras, y remató con un ¡Viva México!

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Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México de 1864 a 1867. Foto: INAH
Maximiliano de Habsburgo fue emperador de México de 1864 a 1867. Foto: INAH

A lo largo de la historia de México se han vivido diversas etapas, algunas buenas y otras no tanto. Se han vivido glorias, como la Independencia de México, y caídas, como invasiones al país y hasta pérdida de más de la mitad del territorio mexicano, ahora perteneciente a los Estados Unidos.

Uno de estos episodios, fue cuando justamente Francia decidió invadir a México, luego de que el presidente Benito Juárez declarara la moratoria de la deuda externa a ese país, junto con Inglaterra y España. Esto desembocó en lo que se conoce como el Segundo Imperio de México, el cual estuvo al mando de Maximiliano de Habsburgo y su esposa la emperatriz Carlota.

Para algunos, esta etapa fue buena para el país, pues a pesar de que Maximiliano era extranjero, algunas de sus acciones eran tomadas como buenas. Sin embargo, para otros fue mala su llegada, pues a pesar de sus buenas intenciones, no dejan de verlo como una invasión extranjera.

Maximiliano gobernó México de 1864 a 1867, y fue un personaje controvertido que por un lado amó al territorio, pero por otro, jamás se quitó la sombra de la imposición del poder europeo, la cual había dejado una huella sensible en la identidad mexicana desde la llegada de otro europeo que cambió para siempre al país, Hernán Cortés.

Maximiliano de Habsburgo llegó a México acompañado de su esposa Carlota de Bélgica (Foto: Twitter@PGaleanaH)
Maximiliano de Habsburgo llegó a México acompañado de su esposa Carlota de Bélgica (Foto: Twitter@PGaleanaH)

El emperador llegó a México por la invitación de un grupo de conservadores que fueron de corte en corte con la finalidad de encontrar un miembro de la nobleza europea para que gobernara esta tierra, este proyecto viene desde Antonio López de Santa Anna y gracias al apoyo de Napoleón III, para evitar la expansión norteamericana.

Se dice que la primer noche que pasó en México, el emperador tuvo que dormir en una mesa de billar, pues la cama en la que se supone dormiría, en Palacio Nacional, en la capital del país, estaba infestada de chinches.

La pareja estaba acostumbrada a los lujos y las comodidades, pues anteriormente habían habitado el Castillo de Miramar, en Italia, una espectacular edificación cuyos enormes ventanales daban una impresionante vista hacia el hermoso Mar Adriático (de ahí su nombre). A este palacio fue a donde llegó un grupo de conservadores mexicanos, para ofrecerle a Maximiliano la corona, convenciéndolo de que la población lo quería en el poder al lado de su esposa Carlota. Fue por ello que se convencieron y viajaron hacia México, y el 14 de abril de 1864 partieron de puerto de Trieste, en Italia, en medio de una emotiva despedida.

A su llegada al puerto de Veracruz, el 28 de mayo, los nobles de la casa de Habsburgo no fueron recibidos como esperaban, y enviaron de avanzada a su comitiva, en la que se encontraba su jardinero Wilhen Knechtel. Cuando él llegó al Palacio Imperial, notó que este no estaba listo para recibir a los emperadores Maximiliano y Carlota, pues tenía bastantes desperfectos que eran notorios a simple vista: techos, pisos y ventanas, necesitaban, de manera urgente, reparaciones.

De acuerdo con la historia oficial, el 19 de junio de 1867, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro (Foto: AGN)
De acuerdo con la historia oficial, el 19 de junio de 1867, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro (Foto: AGN)

Tras el incidente de la cama llena de chinches, la pareja decidió cambiar de residencia, y mudarse a vivir al hermoso Castillo que coronaba el Cerro del Chapulín, lo que hoy se conoce como el Castillo de Chapultepec, el cual había sido construido entre 1785 y 1787 por el Virrey Bernardo Gálvez, un lugar que, por cierto, también tuvo que repararse y redecorarse para que en él se instalaran los nuevos emperadores, además de que fue rebautizado como Miravalle, en contraposición con su residencia en Triste, en donde se miraba el mar.

La pareja viviría ahí hasta el día en que tendrían que abandonar el lugar por la persecución contra ellos, luego de que Benito Juárez retomara el poder. El 19 de junio de 1867 Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, al lado de los Generales Conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía, lo que marcó el fin del Segundo Imperio Mexicano.

Se dice que antes de ser fusilado, Maximiliano demostró que amaba al pueblo de México, exclamando las siguientes palabras: “Voy a morir por una causa justa, la de la Independencia y la libertad de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!”.

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