El fundador del extinto Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo está a un paso de cambiar la cárcel por una residencia, esto luego de que la dirección del Sistema de Prevención y Reinserción Social considerara que las condiciones de salud del Jefe de Jefes —con 75 años, casi ciego y sordo— no son optimas para el encierro en un penal.
El capo, capturado en 1989 por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, sufre problemas graves de salud. Actualmente se le realizan chequeos periódicos de la presión y el azúcar, además se le ha trasladado al hospital por una operación de la vesícula, según ha informado el diario Milenio.
Félix Gallardo fue condenado junto a otros líderes del hampa como Rafael Caro Quintero quien, según información de inteligencia, ha reagrupado su cártel para pelear contra el Mayo Zambada y Los Chapitos, y Ernesto Fonseca, Don Neto quien hace tres años corrió con mejor suerte que Félix Gallardo al ser puesto en libertad condicional.
El beneficio de prisión domiciliaria suele concederse a prisioneros que hayan cumplido la mayoría de su sentencia.
El pasado 17 de agosto, Miguel Ángel Félix Gallard habló por primera vez con la prensa y dijo que su familia ya alistó su funeral, debido al deterioro de salud que padece quien fuera máximo cabecilla en el Cártel de Guadalajara.
El llamado Jefe de jefes fue entrevistado por Telemundo desde el penal de Puente Grande, en Jalisco. Sordo, ciego, afectado por neumonía y con el brazo roto, ya solo quedan los restos de un hombre de 75 años que está resignado a morir tras las rejas.
Derrotado por el tiempo y las enfermedades, el Jefe de jefes tiene que usar una silla de ruedas, pues cada que intenta caminar solo se resbala. Con pasos casi a tientas fue que llegó a lesionarse el brazo izquierdo en la caída, según contó al medio estadounidenses. No ve del ojo izquierdo y debe ayudarse de un aparato auditivo color rosa para entender lo que otros dicen.
Su familia ya ha clamado en otras ocasiones que el sentenciado pase sus últimos días fuera de prisión, pero las autoridades insisten en mantenerlo recluso.
Félix Gallardo purga una condena por el asesinato de Enrique Camarena, agente de la Administración del Control de Drogas (DEA), quien fue secuestrado, torturado y ejecutado en febrero de 1985.
El ataque contra Kiki Camarena fue en represalia por sus actividades como agente infiltrado que llevaron, entre otros golpes, al decomiso de más de 10 mil toneladas de marihuana, en el rancho del Búfalo, Chihuahua, causándole pérdidas millonarias a Caro Quintero.
Miguel Ángel Félix Gallardo fue arrestado un sábado 8 de abril de 1989, por la noche, en Guadalajara. Algunos informes indican que estaba en bata de baño.
Al mismo tiempo que se ejecutaban estas acciones, fueron asegurados 80 policías de Culiacán, ciudad natal del capo. Cuando terminó el operativo, los oficiales quedaron libres, pues se temía que interfirieran. Algunos agentes sí se quedaron tras las rejas.
Tras su arresto le fueron incautadas diversas propiedades, incluidos un hotel, una farmacia, una empresa de bienes raíces, así como numerosas cuentas bancarias. Los cálculos de su fortuna se estimaron en 500 millones de dólares, así como un patrimonio de 50 casas y 200 ranchos.
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