El día que el gobierno mexicano trató de cambiar a Santa Claus por Quetzalcóatl para entregar juguetes a los niños

El presidente Pascual Ortiz Rubio, quiso modificar la tradición, y propuso que Quetzalcóatl fuera quien llevara juguetes a los niños mexicanos, sin embargo, su propuesta no tuvo mucho éxito

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En 1930 se quiso sustituir
En 1930 se quiso sustituir a Santa Claus por el dios prehispánico Quetzalcóatl, quien traería regalos a los niños. Foto: INAH

El pasado martes, surgieron críticas de diversos sectores de la sociedad, debido a que en el Senado de la República se instaló un gran árbol de navidad, el cual causó revuelo y polémica, pues fue decorado con símbolos prehispánicos.

En forma de pirámide, con un penacho en vez de estrella, una imagen de Quetzalcóatl y una serpiente recorriéndolo, en vez de escarcha, fue como se instaló dicho adorno en el Patio del Federalismo.

El arbolito fue dividido en cuatro secciones, por bloques de color plateado, azul, dorado y rojo, envuelto por una guirnalda verde, luces, esferas pequeñas, varias imágenes de escudos mexicas, al menos ocho nochebuenas, un gran penacho multicolor en la punta del árbol, y la figura del dios Quetzalcóatl bajando desde la punta es como se ve el árbol de navidad en medio de la plaza del recinto legislativo.

El hecho fue criticado por miembros del Senado, quienes incluso se burlaron del adorno navideño adaptado a las culturas prehispánicas.

Fue criticado el árbol navideño
Fue criticado el árbol navideño del Senado de la República (Foto: Twitter/@letroblesrosa)

Este hecho nos recuerda que no es la primera vez que se quiere celebrar la navidad a un estilo muy mexicano. Y es que en 1930, justo en la época posrevolucionaria, se quiso sustituir al gordito bonachón que entrega regalos “Santa Claus”, por la serpiente emplumada Quetzalcóatl, para que fuera ella quien entregara regalos a los niños, y no el hombre venido del Polo Norte.

Fue el 27 de noviembre de aquel 1930 cuando, para sorpresa de todos, las primeras planas de los diarios más importantes de la época anunciaban que, en palabras del entonces secretario de Educación Pública Carlos Trejo y Lerdo de Tejada, Quetzalcóatl sería el símbolo de la navidad de ese año. Al parecer dicha idea había nacido un día antes por quien fuera presidente Pascual Ortiz Rubio, en un arrebato de nacionalismo y rasgo distintivo del linaje presidencial en México.

“Ayer tuve el honor de comer con el señor Presidente de la República y durante la comida acordamos la conveniencia de substituir el símbolo de Santa Claus por el de Quetzalcóatl, divinidad que sí es mexicana”, declaró Trejo y Lerdo de Tejada.

Al preguntarle los periodistas cuál había sido el motivo por el cual se había ocurrido dicha decisión, el titular de la SEP declaró que era “engendrar en el corazón del niño amor por nuestra cultura y nuestra raza”.

En los principales diarios del
En los principales diarios del país se dio la noticia. Foto: Tomada de Facebook

Siendo aquellos tiempos en que la palabra presidencial equivalía a una orden inapelable, las burlas no se hicieron esperar. La idea de que un dios pagano, que se materializaba como una serpiente con plumas, asumiera el rol de Papá Noel o Santa Claus, era demasiado. Además, en aquella época la religión Católica estaba muy arraigada en la mayoría de la sociedad mexicana.

Sin embargo, los pocos y subordinados defensores de la causa, enfatizaban que no había razón para depositar el corazón de los niños mexicanos en un anciano forastero de dudosa procedencia.

Finalmente llegó el 23 de diciembre, fecha establecida para la llegada de Quetzalcóatl, quien traería juguetes a los niños. Ese día se montó una estructura que simulaba una enorme pirámide de la deidad azteca, en el ya desaparecido Estadio Nacional que se encontraba en la colonia Roma.

Luego de que los presentes, incluidos el gabinete, el cuerpo diplomático, y el presidente Pascual Ortiz Rubio acompañado por su esposa, entonaran el himno nacional con el fervor que la ocasión ameritaba, Quetzalcóatl subió las escaleras de su templo y procedió a compartir su tesoro, compuesto por dulces y juguetes.

Sin embargo, el evento no tuvo mucho éxito, por lo que ese fue el primer y último evento en el que Quetzalcóatl sustituía a Santa Claus.

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