Luego de su visita express a Nueva York, Estados Unidos, para presidir el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente Andrés Manuel López Obrador regresó la tarde de este martes a territorio mexicano.

Pero a diferencia de su aterrizaje en el aeropuerto John. F Kennedy, donde fue recibido por cientos de connacionales con mariachi, al abordar el vuelo comercial con destino a la Ciudad de México, varios pasajeros expresaron su desaprobación contra el mandatario.

En las últimas horas se ha viralizado un video donde se aprecia al mandatario nacional al interior de la aeronave rodeado de personas que no paran de tomarse videos y fotografías con él.

Si bien se escucha uno que otro aplauso y vitoreo, la mayoría le gritó “Fuera AMLO, fuera”, “buuu”, hasta un “Por eso salimos tarde”. Fiel a su costumbre, el presidente siguió de largo e ignoró los comentarios en contra.

Cabe mencionar que no es la primera vez que el jefe del Ejecutivo tiene un recibimiento hostil al abordar su vuelo; incluso, en febrero pasado algunos pasajeros se atrevieron hasta de mentarle la madre. Al respecto, López Obrador respondió que son gajes del oficio y de viajar en vuelos comerciales, pero nadie va a cambiar su política de austeridad.

A las 21:02 horas, se observó al presidente salir de la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad México a bordo del Jetta color blanco.

Este miércoles AMLO volverá a viajar pero a Jalisco, donde presentará el Plan de Desarrollo Integral para los pueblos de Acasico, Palmarejo y Temacapulín, Cañadas de Obregón. Y por la tarde encabezará la presentación de apoyos a Colima.

El presidente inauguró este martes la sesión 8,900 del Consejo de Seguridad de la ONU, donde habló de la acumulación de la riqueza mediante la privatización y corrupción, que han provocado desigualdad y pobreza.

Por ello, hizo un llamado a que el organismo despierte de su “letargo” en el combate a la corrupción y la desigualdad, por lo que propuso un “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar” para poder ayudar a los más pobres mediante contribuciones voluntarias de las mil personas más ricas del planeta.

Explicó que el plan se podrá financiar con un fondo nutrido de al menos tres fuentes, y de llegar a su meta podría recaudar USD 1 billón anuales, con lo cual se podría garantizar el derecho de una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios.

La primera fuente sería una contribución voluntaria anual del 4% de la fortuna de las mil personas más ricas del mundo, y la segunda, una aportación similar de las mil corporaciones internacionales más importantes.

El último donativo es una cooperación del 0.2% del PIB de cada nación integrante del G20.

AMLO dijo que los recursos que se recauden tendrán que ser entregados a los beneficiarios de manera directa, ya que cuando hay intermediarios “el dinero se queda en aparatos burocráticos”.

Por ello, propuso que se entreguen los fondos a través de una tarjeta o monedero electrónico personalizado, tal y como se hace con los programas sociales en México.

Sin embargo, el representante de Rusia, Vasily Nebenzya, desestimó la propuesta. Señaló que no es labor de dicho organismo proponer y crear planes como el de AMLO, pues expuso que ni la Comisión de Consolidación de la Paz ni el Consejo de Seguridad cuentan con herramientas para facilitar la formación de modelos económicos sostenibles e independientes, ni garantizar el intercambio o la transferencia de tecnología, así como tampoco el fortalecimiento de la infraestructura, desarrollar el sector industrial o agrícola, ni para crear puestos de trabajo.

El funcionario ruso le aclaró a López Obrador que tareas como proteger los derechos humanos, el desarrollo y la lucha contra el cambio climático, deben abordarse en las plataformas especializadas que disponen de las herramientas necesarias y que cuentan con representación universal o amplia de los Estados miembros.

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