En días recientes se ha dado a conocer una investigación periodística realizada por más de 600 periodistas, en 117 países del mundo entero, y coordinados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), denominada los Pandora Papers, o los Papeles de Pandora, en donde se revelaron riquezas ocultas, evasión de impuestos, y, en algunos casos, lavado de dinero, por parte de algunas de las personas más poderosas del planeta.
Entre estos hay deportistas, líderes mundiales, políticos, empresarios, y hasta organizaciones religiosas, como los Legionarios de Cristo. Entre otras personalidades, destacan nombres de mexicanos como Germán Larrea Mota Velasco, un empresario considerado el segundo hombre más rico del país, y dueño de Grupo México; la empresaria María Asunción Aramburuzabala, la mujer más rica del país, heredera de Grupo Modelo; Julio Scherer Ibarra, quien hasta hace unos días fungía como Consejero Jurídico de la Presidencia de la República y Jorge Arganis Díaz Leal, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) del gobierno federal.
Algunas de las personas que aparecieron en la investigación, llevaron su dinero a paraísos fiscales, que son jurisdicciones en donde existe una mínima imposición fiscal sobre el impuesto a las ganancias, aunado a que tienen normas administrativas que limitan el intercambio de información.
La existencia de paraísos fiscales se debe a que el régimen tributario existente en estos lugares está hecho de modo que pueda favorecer a los no residentes. Esto hace que gran número de personas o compañías tomen la decisión de establecer allí su domicilio fiscal legalmente. En ocasiones, ni siquiera viven en estos sitios pese a haber hecho estos trámites.
Uno de los lugares que suelen aparecer en investigaciones periodísticas de este tipo, son las Islas Vírgenes Británicas, un grupo de islas que se encuentran a un costado de Puerto Rico, en el caribe. En ellas solamente hay unas 36,000 personas, sin embargo, hay más de 400,000 empresas, o sea, unas 18 compañías por persona.
En el lugar, hay hermosas playas, y muchas empresas de papel, pues las Islas Vírgenes Británicas son consideradas uno de los mayores paraísos fiscales del planeta, por lo que atrae por igual a celebridades, multimillonarios, corporaciones legítimas y hasta criminales.
Una de las historias relacionadas con los Pandora Papers y las Islas Vírgenes Británicas es el registro de una empresa registrada allí, que ha sido beneficiaria de una multimillonaria operación de bienes raíces para demoler los antiguos cines de la era soviética en Rusia para construir en su lugar centros comerciales.
iStories, una página de periodismo de investigación rusa que participó en los Pandora Papers, descubrió que detrás de la compañía está Konstantin Ernst, el presidente del mayor canal de televisión estatal de Rusia.
Ernst registró esa compañía en 2014, el mismo año que él estuvo a cargo de organizar las ceremonias de apertura y cierre de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. En su respuesta al ICIJ, Ernst señaló que no ha cometido (y que no prevé cometer) nada ilegal, pues “así es como sus padres lo educaron”.
Las Islas Vírgenes Británicas están ubicadas en el Caribe Oriental, y están conformadas por cuatro islas grandes y 32 islas e islotes más pequeños, de los cuales unos 20 están deshabitados. Fueron descubiertas por Cristóbal Colón en 1493 y fueron ocupadas por el Imperio Español en el siglo XVI, pero estuvieron poco tiempo bajo el control de este. En 1648, la Tórtola, la mayor de las islas, estaba ocupada por bucaneros holandeses.
Pocas décadas más tarde, cayeron bajo el control del imperio británico, el cual en 1773 permitió la formación de un gobierno civil local, la creación de un consejo legislativo parcialmente electo y el establecimiento de cortes constitucionales.
Para 1960 se convirtieron en una colonia de la Corona y en 2002, en un territorio británico de ultramar, por lo que sus habitantes tienen la ciudadanía británica. Las islas comenzaron a adoptar en la década de 1970 una legislación que las convertía en un destino para las inversiones offshore y en un paraíso fiscal.
El grupo de islas casi no tienen impuestos: no tienen un Impuesto Sobre la Renta que sea efectivo, ni impuestos en las ganancias de capitales, ni impuestos a las herencias, ni impuestos a los regalos, ni impuestos a las ventas o al valor agregado, según información de la BBC.
El mismo medio explica que recaudan ingresos principalmente a través del impuesto a los salarios, a la propiedad de tierras, y distintas comisiones. Este es un patrón clásico de los paraísos fiscales, de obtener pequeñas cantidades de dinero de un gran número de transacciones y depender de los lugareños para pagar las facturas.
El otro gran atractivo de las islas reside en las facilidades que ofrecen para crear de manera barata y simple empresas de papel que permiten a sus propietarios mantener sus nombres fuera de la vista pública. Hay muchas razones por las que una persona puede querer que no se conozca que es dueña de determinadas inversiones, por lo que esta oferta de discreción resulta atractiva, tanto para inversores legítimos como para los que no lo son.
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