Más que el coronavirus, el desempleo y la corrupción. Cuando se pegunta a los mexicanos cuál es el mayor problema del país la respuesta espontánea que siempre gana es el crimen organizado. Dicha percepción no nace de la nada.
De acuerdo con el informe Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional 2021, México es uno de los países más afectados por la delincuencia organizada, tan sólo por debajo de República Democrática del Congo (África), Colombia (Sudamérica) y Myanmar (sudoeste de Asia).
El estudio —basado en una lista de 193 naciones pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— indica que el comercio marítimo es uno de los problemas más acuciantes para los delitos de este tipo.
En 2019 se detectó que al menos el 80 por ciento del comercio mundial se movió a través del mar. Diversas investigaciones indican que el mercado ilícito ocupa la misma infraestructura marítima que los negocios lícitos, lo que convierte a las aguas en un mercado vulnerable.
El crimen tiene muchas caras en México, una de ellas está relacionada con los delitos ambientales. Según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional 2021 el país lucha contra delitos como el tráfico de vida silvestre, el contrabando de combustible y la industria de la madera. La investigación advierte que América Latina consolida el deshonroso título de ser la región con más crímenes ecologistas.
El análisis explica que pese a que en México han existido estrategias para el combate a las drogas y el crimen organizado, este mal sigue aquejando al país debido a que “los valores democráticos y la defensa del estado de derecho se han visto comprometidos”.
Un ejemplo es la corrupción intrincada en todos los niveles de gobierno. De acuerdo con estudios realizados por Lantia Intelligence, en al menos 53 municipios mexicanos hay presencia de organizaciones criminales, las cuales tienen relación estrecha con las administraciones locales. Y aquellos en los que grupos criminales tienen más fuerza son donde no existe injerencia del Estado.
Algunos expertos en narcotráfico apuntan que “invertir dinero para combatir la delincuencia en un Estado con tanta infiltración de los grupos criminales en sus estructuras es inútil”.
Las conclusiones dibujan al tráfico de cocaína como mercado ilegal que más proliferó, con un promedio continental de 7.41, más alto de cualquier continente (a mayor promedio, mayor criminalidad). Según los números, Colombia ocupa el primer peldaño de tráfico de coca, con 9.5 puntos. Le sigue México, con 9.0; Guatemala, con 8.5 y Haití con 8.0. Además el envío de drogas sintéticas creció durante la pandemia por coronavirus.
Otro delito común en todo el mundo es el tráfico de armas. Las naciones con mayor contrabando son República del Congo, Irak, Afganistán, México, Colombia y Nigeria. Precisamente son zonas en las que hay una fuerte presencia de milicias.
“México tiene un mercado de armas bien consolidado y sirve como un conducto importante para el flujo hacia y desde los Estados Unidos y América Central, lo que ha tenido un impacto devastador en los niveles de violencia armada y armamento criminal”, se lee en el estudio.
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