Actualmente, los juguetes que se venden en México son mayormente de empresas extranjeras. Sin embargo, anteriormente no era así, pues se consumía lo que se generaba en el país. En la década de los años 70 y 80 existió una marca de juguetes mexicanos que acapararon este mercado en México, llamada Lilí-Ledy.
La empresa tuvo sus inicios a mediados de los años 50, por Don José Ciklik Persky y su esposa la señora Sneider, sus dueños, en las calles de Villalongin, colonia Cuauhtémoc. Sin embargo, con el crecimiento de la compañía, tuvieron que trasladarse al municipio de Naucalpan, en el Estado de México, con la razón social de Novedades Plásticas, que posteriormente cambiaría a Compañía Industrial de Novedades Plásticas y Metálicas, S. A. de C. V.
Con un nuevo crecimiento en la empresa, de nuevo tuvieron que cambiar de residencia en 1971, trasladándose a Tlalnepantla de Baz, también en el Estado de México. La empresa de juguetes fue vendida al Grupo General Mills en 1975, cambiando su nombre por LILÍ LEDY, S.N.C., S.A. de C.V., para posteriormente volverlo a cambiar únicamente por LILÍ LEDY, S.A de C.V.
La marca contaba con dos líneas de juguetes: Lilí, dedicada a juguetes de niñas, y Ledy, para niños. Una de sus muñecas más famosas fue Lagrimitas Lilí, la cual secretaba de los ojos agua, lo que daba la impresión de que eran lágrimas. Entre otros artículos dirigidos a las niñas, se encontraban muñecas que caminaban y hablaban, y de a cuerdo a cada edad de la niña. Las más populares llevaban los nombres de Gisela, Karla, Linda y Lorena, las cuales variaban entre 45 y 90 centímetros de altura. Unas contaban con mecanismo para caminar, y otras caminaban y reproducían grabaciones, dando la impresión de que hablaban.
Debido al éxito de aquellos años con la muñeca Barbie en Estados Unidos, se hizo un convenio con Mattel, marca de juguetes del país norteamericano que producía a las Barbies, para su fabricación en el mercado mexicano. Este convenio fue roto después de tres años, por lo que Novedades Plásticas creó una muñeca con características similares a las de la Barbie, a la cual le llamaron Bárbara, intentando así recuperar el mercado creado anteriormente con un nombre similar. Luego de esto, se creó también una amiga de Bárbara, llamada Señorita Lilí, con características juveniles y con algunas novedades, como el que hablara, que el cabello le creciera, y una infinidad de vestuario y accesorios. Luego, se creó a Ricardo, amigo de estas dos muñecas.
Para 1977, los jóvenes mexicanos estaban muy emocionados luego de ver la primer película de la saga Guerra de las Galaxias. Muchos eran los que querían tener en cuanto antes los juguetes de la cinta de George Lucas, lo cual resultaba imposible si no se tenía parientes o conocidos en los Estados Unidos o el presupuesto para viajar a ese país. Ante esto, la fábrica de juguetes mexicana entró al rescate e hicieron un trato con sus colegas estadounidenses de Kenner Products para que les pasaran derechos, moldes de naves y figuras de acción de Star Wars a fin de fabricarlas en territorio nacional, y así ocurrió.
El resultado de esto fue que miles de personas en México pudieron acceder a los juguetes de Star Wars a buen precio y a una competitiva calidad.
Lilí-Ledy también produjo un Horno Mágico, que con la ayuda de un foco en su interior podía hornear pasteles hechos con harina Pronto.
También crearon el auto Thunderbird Ledí (una de las piezas emblema del Museo del Juguete de la Ciudad de México), el Batimóvil, las autopistas eléctricas con transformador de corriente como “La Autopista 500 millas” y la “Selectrónica Carretera Panamericana”, ambas con sistemas eléctricos, luces, contador de vueltas alta tecnología de la época.
Sin embargo, a pesar del gran éxito de la compañía, cerró sus puertas en 1985, debido a que cuando la empresa fue adquirida por el Grupo General Mills, los dirigentes sindicales, sabiendo que era una compañía extranjera, creyeron que podían exigirle sueldos más altos, mejores prestaciones y compensaciones económicas muy superiores a lo previsto por ley, con el tiempo los estadounidenses no pudieron más con la presión y compromisos económicos con sus empleados, por lo que se vieron obligados a cerrar.
A pesar de ello, en Mercado Libre los juguetes aún se pueden comprar, con precios que van desde los 300 hasta más de los mil pesos.
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