Niños “halcones” en Eje Central Lázaro Cárdenas: ¿para qué los usan?

En el Centro Histórico se puede ver a menores de edad que avisan a los comerciantes en caso de ver presencia policial

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El cruce de Eje Central
El cruce de Eje Central con Madero es uno de los más transitados de Latinoamérica, y es uno de los lugares del Centro Histórico en donde más ambulantaje hay.

Quien ha caminado por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, ha notado que el comercio ambulante es bastante practicado en esa zona de la capital. Se pueden caminar calles y calles, y en cada una encontrarse con al menos un puesto ambulante.

Sin embargo, para practicar el ambulantaje es necesario un permiso para hacerlo de manera legal. Muy pocos comerciantes ambulantes tienen dicho permiso. Se estima que en la Ciudad de México, al menos 665,000 personas se dediquen al ambulantaje, de acuerdo con la Cámara de Comercio (CONACO).

Hasta 2017, solo 109 mil 186 personas habían tramitado el Permiso para ejercer el comercio en la vía pública, de acuerdo con el Sistema de Comercio en Vía Pública (Siscovip).

Vender en la calle sin permiso no representa como tal un delito, pero sí una falta administrativa, pues incumple el artículo 49 del Reglamento para los Trabajadores No Asalariados del Distrito Federal, que establece que solo “podrán desarrollar sus labores en lugares cerrados públicos o privados, debiendo tener el consentimiento del propietario o encargado del predio de que se trate o el permiso de la autoridad que corresponda”.

De lo contrario, por vender en la calle sin permiso, las personas deberán pagar una multa de 100 pesos y se les suspenderá o cancelará la licencia, explica el Artículo 53 del mismo reglamento, el cual se actualizó por última vez en 1975.

Debido a los operativos policiales
Debido a los operativos policiales que se llevan a cabo en el Centro Histórico, se usa a niños como "halcones" para que informen a los comerciantes de su presencia y se puedan retirar del lugar. Foto: Twitter / @siete_letras

De acuerdo con el Artículo 54, ninguna autoridad tiene la facultad de recoger la mercancía de los vendedores ambulantes. Sin embargo, la policía sí puede remitir a los vendedores al Juez Cívico. “Los inspectores de la Dirección General de Trabajo y Previsión Social, los de las Delegaciones (ahora Alcaldías) y los Agentes de Policía en ningún caso podrán recoger los utensilios o instrumentos de trabajo a los no asalariados. Cuando dichos trabajadores cometan alguna violación al presente Reglamento, los inspectores o agentes se concretarán a conducirlos ante la Dirección antes citada (Juez Cívico)”, explica el documento.

Debido a esto, es normal ver que, cuando algún operativo se acerca al lugar de trabajo de los comerciantes en el Centro Histórico, se hagan señas o griten avisando a sus compañeros, para que les de tiempo de levantar su mercancía y así evitar ser remitidos al Juez Cívico.

Sin embargo, se han aplicado algunas otras prácticas, como usar a “halcones”, que son personas que se establecen en algún punto estratégico para que, en caso de ver la presencia de algún policía o autoridad, avise a los comerciantes, y de esta forma, puedan retirarse sin contratiempos.

Recientemente se ha documentado que, a quienes usan como “halcones”, es a menores de edad, niños que oscilan entre los 10 y 13 años para que las autoridades no sospechen de ellos y de la función que llevan a cabo.

Una de las avenidas con más ambulantaje de la Ciudad de México, es el Eje Central Lázaro Cárdenas, en su parte céntrica, que es en donde se ha visto a niños que cargan un radio portátil con el que avisan sobre cualquier anomalía.

El Eje Central es uno
El Eje Central es uno de los lugares más concurridos del Centro Histórico de la Ciudad de México. FOTO : DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Se ha visto que los menores avisan por medio del radio, mientras corren al lugar en el que está el negocio al que avisan sobre la presencia de policías y también ayudan a recoger los productos que se venden, para ganar tiempo.

Los Incorregibles

Pero ser halcones para ese tipo de prácticas ilegales no ha sido el único negocio en el que se ha visto involucrados a niños o adolescentes. También se ha notado la presencia de menores de edad en prácticas más violentas o criminales.

Roban, extorsionan o están involucrados en el narcomenudeo. Niños o adolescentes. Les llaman los “Incorregibles”. Según el experto en seguridad nacional, Oscar Balderas, dependiendo de la zona donde se escuche sobre ellos, ese mote cambiará: algunos los identifican como los “Malcriados” o los “Correcaminos”.

Para ellos —la mayoría niños— robar, vender drogas, vigilar, secuestrar, extorsionar, obedecer órdenes del grupo criminal la Unión Tepito es reconocido como su “trabajo”.

De acuerdo con Balderas, la primera vez que los trabajos de inteligencia de la policía capitalina dieron con ese brazo “desarmado” fue en 2018, cuando en un expediente detallado describieron en forma sucinta el hallazgo hecho por casualidad: un niño de unos 13 años olvidó su mochila en Plaza de Santo Domingo en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Imagen ilustrativa del barrio de
Imagen ilustrativa del barrio de Tepito. La Unión Tepito habría comenzado a utilizar a menores como halcones (Foto: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO)

Preocupado, puso a sus compañeros a buscarla, pero los agentes la encontraron primero. Dentro hallaron unos papeles recortados torpemente, de unos diez centímetros cada uno. En ellos, se leía: “Guarde este mensaje como comprobante de que usted ya cumplió con la ‘Empresa’ y la ‘Empresa’ cumplirá con usted”.

De acuerdo con Balderas, esas hojas eran los “seguros de vida” de los comerciantes de la zona, que durante mucho tiempo han sido víctimas del negocio ilícito de la Unión: el cobro de piso.

Aquellos papeles tenían un costo de 2,000 y 5,000 pesos y amparaban a los dueños de los negocios de ser golpeados o hasta asesinados. Cuando los policías descubrieron los impresos, supieron que ese niño con uniforme escolar era quien cobraba las extorsiones.

El hallazgo destapó otros detalles. Los Incorregibles eran niños y niñas de hasta 10 años que hacían labores que los líderes de la Unión les enseñaron a manera de juego, como silbar de un cierto modo si llegaba la policía. Fungían como “halcones” (o vigilantes).

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