Existen pocos rincones del país que escapan del terror de los cárteles. De acuerdo con un mapa trazado por el gabinete de seguridad, 16 organizaciones criminales conforman la geografía del narcotráfico en México.
En este documento, el gobierno mexicano considera a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación como los de mayor impacto. Sobre el primer grupo — del que se sabe, es el clan más antiguo establecido en México—, las autoridades identificaron una presencia clara e importante en las entidades de Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur, Durango y Coahuila.
Para los gobiernos de México y Estados Unidos, el Cártel de Sinaloa nunca estuvo aniquilado (ni remotamente) con la captura y extradición de Joaquín el Chapo Guzmán; sólo terminó un época, pero la organización continuó siendo la más poderosa en México.
La situación de su líder, Ismael el Mayo Zambada, quien tiene más de 70 años, ha motivado a una transición generacional para la futura sucesión.
El gabinete de seguridad considera en el mismo peldaño de importancia al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que mantiene su operación principalmente en los estados de Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, Guerrero y Veracruz.
El CJNG se ha especializado, sobre todo, en el tráfico de drogas sintéticas, como el fentanilo, que elabora con precursores que recibe en los puertos de Colima y Michoacán, lo que explicaría la guerra violenta que se vive en dichas regiones.
Recientemente, el Cártel Jalisco se ha lanzado por el control de Zacatecas, lo que ha disparado la violencia tras el conflicto que libra con el Cártel de Sinaloa.
La influencia del Cártel del Golfo se ha extendido a los estados de Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, donde su prevalencia es dominante. También mantiene el control parcial de las entidades de Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca, Chiapas, Quintana roo y Veracruz.
El Cártel del Golfo —que durante mucho tiempo dominó la frontera chica— se ha fragmentado en diversas escisiones, lo que ha dado pie a una violencia inexplicable, téngase de ejemplo la masacre de 15 civiles, el pasado 19 de junio. Esta organización criminal, advierte el gabinete de seguridad, continúa traficando una variedad de drogas, y mantiene una disputa con el Cártel del Noreste y Los Zetas.
Del cártel de los Beltrán Leyva se advierte un debilitamiento, pese a ello, sigue operando en Sinaloa, Sonora, Nayarit, Nuevo León, Estado de México, Morelos, Querétaro, Oaxaca y Chiapas.
En lo que corresponde a los grupos de Michoacán, como los Caballeros Templarios y la Familias Michoacana, siguen activos en en el estado del centro oeste, Guerrero y el Estado de México.
Por su parte, el Cártel de Juárez mantiene el dominio de Chihuahua y su frontera con Estados Unidos; y el Cártel de los Arellano Félix tiene presencia en la frontera de Baja California, aunque en disputa con el Cártel de Sinaloa.
La Unión Tepito y el Cártel de Tláhuac operan en el Valle de México; Guerreros Unidos y los Rojos están concentrados en Guerrero y Los Viagras en Michoacán.
Finalmente señala al Cártel de Santa Rosa de Lima, que hasta la detención de su fundador, José Antonio Yépez Ortiz, el Marro, en agosto de 2020, se había convertido en uno de los grupos más temidos y de rápido crecimiento en Guanajuato.
México vive su etapa más violenta, pese a ello el presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado que en la nación existe gobernabilidad y que durante su mandato no se han creado nuevos grupos criminales.
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