Flor Ninive Vizcaíno, desapareció el 16 de octubre de 2016 en la colonia Tejabanes, en Tlanepantla, nadie la volvió a ver. Cinco años después una credencial de identificación con su nombre ha sido encontrada entre los cuerpos de mujeres hallados en la casa del feminicida serial Andrés Filomeno “N”, de 72 años, en la colonia Lomas de San Miguel, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México.
Flor Ninive era mesera y vivía con sus dos hijas adolescentes, el fin de semana de su desaparición, ellas se habían ido con su papá, ya que ambos vivían separados, pero a su regreso ya no estaba en casa.
“Era la alegría de las fiestas, era muy alegre. Yo la soñaba mucho, la veía como hundida en la oscuridad, me despertaba llorando después de su desaparición. Sus hijas tenían 15 y 16 años entonces y ya no quisieron ir a la escuela por el terror a que a ellas también las secuestran”, relató a los medios de comunicación Silvia Mejía, tía de Flor Ninive, con quien convivía frecuentemente por tener poca diferencia de edad.
“Te voy a llevar a donde tú quieres estar, debes de estar en un lugar tranquilo, ya te encontré mi niña ya te encontré”, esas fueron las palabras de la tía de Flor Nínive Vizcaíno Mejía, una joven mujer de oficio mesera que salió de su casa en 2016 y nunca regresó.
Luego de buscarla por cuatro años, completamente destrozada Silvia Mejía llegó hasta el domicilio de la calle Margarita en la colonia Lomas de San Miguel, en Atizapán de Zaragoza en donde fue encontrada la credencial de Flor Nínive, quién desapareciera en octubre del 2016 y desde entonces la buscaban.
“Ya te encontré mi amor tú vas a ser mi ángel para cuidarme y que no me pase nada, porque estamos viviendo en un mundo muy feo”, añadió la tía.
Silvia llegó hasta el lugar donde autoridades ministeriales siguen escarbando para dar con más restos de mujeres, su intención era colocar una veladora, pero al ver el lugar donde pudo ser asesinada “La Gorda” como le decía de cariño, rompió en llanto.
“Estoy destrozada no te quería ver así, no te quiero ver así Flor, no es justo que murieras así. Mi niña era buena”, le rezó.
En su perfil de Facebook su último mensaje fue el mismo día por la mañana, en él agradece a Dios por su familia y sus amigos, se sentía bendecida y no pedía nada.
Un día antes escribió, en otro mensaje dirigido a sus hijas, sin imaginarse que sería lo último que les diría:”Hijas, cuídense las espero el domingo, dormiré solita, las extraño amores”.
“Señor, protege a nuestros hijos de la maldad y violencia, derrama tu amor sobre ellos”, dictaba la frase acompañando este mensaje.
En su perfil solía compartir mensajes positivos y de superación, demostraba ser una mujer que amaba la vida, se mostraba optimista y compartía las canciones que le gustaban, eran muy variadas, de Yuri, Alejandro Fernández, JLo y hasta Sinead O’connor, en su mayoría de banda como “Cuál adiós” de Clave Nueva de Max Peraza, “Hablemos” de Ariel Camacho, “Compárame” y “Huele a peligro” de la Arrolladora Banda Limón, también “Se va muriendo mi alma” de Julión Álvarez.
Tras su desaparición, su familia y amigos quedaron consternados, fueron a levantar una denuncia y se giró una orden de búsqueda, su ficha de desaparición rondó en algunas páginas de Facebook, pero de ella ya no se supo nada.
El 15 de mayo la policía municipal de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, ingresó a la casa del sujeto en su domicilio localizado en la colonia Lomas de San Miguel. Al realizar el cateo encontraron los restos de Reyna, de 34 años, e indicios de restos de al menos otras cuatro personas.
Dilcya García, fiscal de Delitos de Género en el Estado de México, explicó en un video difundido por el periodista Antonio Nieto que hallaron restos que corresponden a varias mujeres y otros elementos que indican que el sujeto sería un feminicida serial.
“En el cateo que se realiza en la casa del sujeto imputado, hemos encontrado desgraciadamente diferentes indicios humanos: restos óseos, ropa de mujer, credenciales de elector y otros elementos que nos hacen suponer que pudiese ser un feminicida serial”, aseveró.
Sin embargo, tras el paso de los días y de las investigaciones, el horror sigue destapándose ya que se ha descubierto la terrible obsesión por las mujeres más jóvenes que él, la mayoría de treinta y tantos años, el trastornado sujeto las haría que se quedaran con él para siempre de una u otra forma: desolló sus caras y cuero cabelludo y los guardó, como una enferma e inaudita colección.
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