El Pleno del Senado de la República aprobó, por unanimidad, la minuta que envió la Cámara de Diputados para establecer en el artículo 74 de la Constitución que no podrá haber “partidas secretas” en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Los senadores coincidieron con los diputados en “dejar atrás la posibilidad constitucional de que haya partidas secretas”, que durante muchos años permitieron gastos propios de la corrupción, como elemento del sistema político.
Este proyecto, aprobado de forma unánime con 94 votos a favor, fue remitido a las legislaturas de los estados y de la Ciudad de México. Deberá ser validado por al menos 16 entidades para que pueda ser firmada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y luego publicada.
Los senadores destacaron que esta figura ha generado polémica por “su abuso, por parte de quienes han ocupado el cargo de titular del Ejecutivo Federal” y que es emblema de un régimen presidencialista, donde la concentración del poder, así como las facultades unipersonales permiten imponer decisiones políticas y económicas.
A lo largo de la historia de México, señalaron en el documento, las partidas secretas han servido como la “caja negra” del presupuesto nacional, cuyos recursos fueron gastados de forma discrecional, lo que generó el incremento del gasto presupuestado o crear erogaciones no previstas.
El Senado consideró necesario impulsar nuevas concepciones de lo que significa la asignación y el ejercicio del gasto público, a efecto de que éste se ejerza con transparencia y permitan realizar una fiscalización efectiva.
Al presentar el dictamen, el presidente de la comisión de Puntos Constitucionales, Martí Batres, de Morena, el partido de la mayoría, señaló que la propuesta refuerza la lucha contra el gasto público discrecional y en favor de la transparencia.
El senador precisó que, no obstante que el presupuesto de esta administración no contiene partidas secretas, es necesario asegurar que éstas no vuelvan a existir, ni haya retrocesos en esta materia.
Por parte de la Comisión de Estudios Legislativos, Segunda, su presidenta, la morenista Ana Lilia Rivera, explicó que la partida secreta surgió como una medida para que el Ejecutivo hiciera frente a situaciones imprevistas, que pudieran poner en riesgo el orden público. Sin embargo, se convirtió en una herramienta de opacidad y corrupción.
Recordó que, en el gobierno del presidente Miguel Alemán, las erogaciones adicionales alcanzaron el 6.6% de presupuesto total. Con Luis Echeverria, éstas llegaron al 24% del total del gasto, y con Carlos Salinas de Gortari, oscilaron en 4,634 millones de pesos. “La aprobación de esta reforma es un acto emblemático para la superación del viejo régimen del gobierno autoritario y corrupto”, expresó Batres.
La senadora Indira Rosales, del opositor PAN (Partido Acción Nacional), coincidió en que las partidas secretas son un símbolo de la corrupción, pues entre 1983 y 1995 se ejercieron 26,500 millones de pesos, cuyo destino se desconoce. A partir del año 2000, subrayó, la partida desapareció del Presupuesto de Egresos, lo cual es muestra del compromiso de su partido con la transparencia y la rendición de cuentas.
El presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, Alejandro Armenta, manifestó que la partida secreta es parte del “presidencialismo tóxico” que tanto daño le hizo al país. “Estoy seguro que coincidimos todas las fuerzas políticas en el Senado para acotar a este presidencialismo tóxico, que es la representación del pasado más oscuro del poder”.
De Movimiento Ciudadano, José Alberto Galarza, indicó que con esta reforma sí se gana en materia de rendición de cuentas, transparencia y por lo tanto se impulsa un Estado mexicano, más fortalecido y comprometido contra la corrupción.
El senador Emilio Álvarez anunció su voto en favor del dictamen porque representa un largo anhelo ciudadano. Sin embargo, consideró que se tiene que seguir luchando para evitar el uso discrecional de los recursos públicos.
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