En las ciudades de Mazatlán y Culiacán, en Sinaloa (al norte del país) han sido descubiertos sujetos a sueldo del narco desactivando a balazos las cámaras de videovigilancia de las zonas.
Un conteo realizado por el semanario local Río Doce detalla que un total de 206 cámaras fueron destruidas durante los primeros minutos de este año. Según las cifras, 172 fueron desactivadas en Culiacán, mientras que en Mazatlán fueron 34 equipos.
Las autoridades establecen que durante la celebración de Año Nuevo, los sicarios desinstalaron la vigilancia en las urbes, se aprovecharon del ruido de la pirotecnia y dispararon sus armas contra estos aparatos.
El resultado de estos ataques fue de 30 puntos afectados, en cada uno fueron destruidos dos cámaras fijas y rotativas.
En Culiacán, bastión del Cártel de Sinaloa, las principales afectaciones fueron en la avenida General Álvaro Obregón, los bulevares Emiliano Zapata, Pedro Infante, Jesús Kumate, la glorieta a Cuauhtémoc y algunos puntos de las colonias Las Flores, Terranova y Guadalupe.
El pasado 3 de enero, clientes del bar Capital ubicado en la colonia Miguel Alemán, en Culiacán, vivieron momentos de terror por un tiroteo desatado en el lugar. Según los reportes, hombres armados abordo de camionetas llegaron al local y dispararon.
Horas después de los hechos, en un comunicado del bar, aclararon que se trató de un ataque a las cámaras de videovigilancia. Más tarde en redes sociales circularon videos de presuntos pistoleros disparando a las cámaras de videovigilancia. La grabación fue tomada por un ciudadano que circulaba por la ciudad. Se presume que los hechos tuvieron lugar el pasado 31 de enero, en las fiestas decembrina.
Los Chapitos, una célula criminal del Cártel de Sinaloa, impuso en esos días un toque de queda obligatorio, y a todos aquellos ciudadanos que salieran de sus casas o hicieran disparos al aire los “levantarían”.
No es la primera vez que las autoridades se dan cuenta que intentan cegarlos. En 2018 se presentó una situación similar, las autoridades reportaron la desinstalación de cámaras en la entidad.
Sinaloa es un lugar convulso. El lugar, de habitantes, está fuera de control porque los pasos fronterizos que lo conectan con Sonora, Chihuahua y Durango son motivo de disputa entre las fuerzas armadas y el Cártel de Sinaloa.
De vez en cuando, las autoridades tienen que pedir por radio y redes sociales a sus habitantes que no salgan a la calle o viajen en coche por carretera debido a los enfrentamiento en plena calle que libran los elementos de seguridad y los sicarios.
La fragmentación interna del cártel también ha motivado que células delictivas se enfrenten.
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