Ángel “N”, un bebé de apenas dos años de edad falleció el pasado domingo, luego de que ingiriera un bolillo envenenado que dejó su tía en su domicilio ubicado en la comunidad de Tetelpa, municipio de Jojutla, Morelos.
A mediados de septiembre pasado, la responsable puso un trozo de bolillo envenenado como parte de una trampa para ratas. En ese entonces la familia estaba combatiendo la plaga en su hogar.
Tiempo más tarde; el ocho de diciembre, para ser claros, mientras la madre del menor, identificada como Andrea “N” se preparaba para salir a trabajar, su hijo encontró el pedazo de bolillo envenenado y se comió una parte.
De acuerdo con Plumas Atómicas, el bebé comenzó a llorar y Andrea lo revisó para ver qué le sucedía. Al no encontrar nada visible pensó que el menor se estaba ahogando.
Tras ello, solicitó ayuda a sus familiares que se encontraban en la casa. Una tía y una prima de la madre intentaron ayudar a Ángel, sin embargo, no se calmaba de ninguna forma.
Entonces, la prima de Andrea recordó que hace tres meses atrás ella había colocado veneno en un bolillo para acabar con las ratas.
Al tener conocimiento de esto, la familia llevó de urgencia al bebé al Hospital General de Jojutla, sin embargo, por su gravedad fue trasladado al Hospital del Niño en el municipio de Emiliano Zapata, de la misma entidad.
Sin embargo, tras permanecer 12 días internado Ángel murió a causa del envenenamiento. La Fiscalía General de Justicia de Morelos abrió una carpeta de investigación por los hechos ocurridos.
“En México los envenenamientos e intoxicaciones son considerados un problema de salud pública importante. La población infantil es la más afectada sobre todo en la edad preescolar”, señaló la Secretaría de Salud en su Modelo para la prevención de envenenamiento e intoxicaciones en grupos vulnerables en México, publicada en 2016.
De acuerdo al documento existen más de 60 millones de sustancias químicas registradas a nivel mundial y cerca de 40 millones que están comercialmente disponibles, y la exposición de la población a estas pueden ser causa de envenenamientos e intoxicaciones.
Por otra parte, la doctora María del Carmen Sánchez Villegas, jefa del Centro de Información y Asistencia Toxicológica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), informó el pasado enero que el 63% de las intoxicaciones que ocurren en México eran pacientes pediátricos que estaban previamente sanos.
El resto de los casos se dan en pacientes adultos; se generan con mayor frecuencia en días de descanso o en época de vacaciones escolares, principalmente.
Refirió que las quemaduras por sosa cáustica ocupan el primer lugar de atención en toxicología en forma global, con predominio en menores de cinco años de edad, situación que los puede llevar a la muerte, o les genera secuelas permanentes, situaciones que son 100% prevenibles en niños que eran sanos.
La doctora Sánchez Villegas resaltó que una medida de prevención que debe destacarse en todos los hogares es evitar depositar sustancias corrosivas, hidrocarburos, limpiadores e insecticidas en envases de refrescos o de colores brillantes; tenerlas siempre en resguardo y bajo llave, y alejadas del paciente tanto pediátrico como senil.
Asimismo, en caso de ingesta, es importante evitar la aplicación de remedios caseros, populares o naturistas, como la inducción del vómito, la administración de leche, nata o mantequilla, lo que puede favorecer la profundización de una quemadura o facilitar la absorción rápida del tóxico desde el estómago. Lo ideal es acudir a los servicios de urgencias lo antes posible.
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