Se habla poco sobre los nexos que hay entre las mafias mexicanas y los narcotraficantes bolivianos, pese a que Bolivia es el tercer mayor productor de cocaína en el mundo, solo por detrás de Perú y Colombia.
Informes de la Policía Boliviana revelaron la presencia de al menos ocho organizaciones criminales provenientes de cuatro países: Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Primer Comando Capital (PCC), Comando Vermelho (CV), Cártel de Medellín y del Norte del Valle.
Además de estos grupos latinoamericanos, también se detectó la presencia de la mafia italiana calabresa 'Ndrangheta; las autoridades italianas estiman que actualmente controla cerca del 80% de la cocaína que ingresa a Europa.
En lo que respecta al Cártel de Sinaloa, se sabe que opera en Bolivia a través de emisarios, al igual que el Cártel Jalisco Nueva Generación, de acuerdo con la periodista Bibiana Belsasso de La Razón,
En diciembre de 2017, Brasil dio a conocer la captura de José González Valencia, uno de los líderes del CJNG, quien presuntamente residía en Bolivia. Al momento de su captura, el mexicano portaba una cédula con identidad boliviana, a nombre de Jafett Arias Becerra.
En agosto de 2017, un informe señaló que Raúl Flores Hernández, alias “El Tío”, miembro del CJNG, compró un equipo de futbol de primera división en Bolivia, aunque no se encontraron pruebas al respecto.
Un juez ha otorgado este lunes un amparo al narcotraficante Flores Hernández y ha frenado por el momento las intenciones de la cancillería mexicana de llevarlo ante la justicia estadounidense.
La decisión se ha producido por el juez Antonio González García, del juzgado segundo de distrito de amparo en materia penal, quien paralizó de manera temporal la extradición del “Tío” a fin de que compareciera ante la corte federal de Washington D. C., EEUU, por el delito de asociación delictuosa para distribuir drogas.
De acuerdo con el Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, presentado por EEUU, “la producción potencial de cocaína pura en Bolivia sigue siendo históricamente alta en 249 TM (toneladas métricas), en comparación con las 170 TM de hace una década”.
Según el propio gobierno boliviano, el consumo de coca tradicional, cultural y medicinal aumentó en los últimos años, pasando de 12,000 hectáreas a 22,000 con la Ley General de Coca.
En Bolivia las pequeñas mafias o clanes están compuestas generalmente por familiares y personas cercanas, que trafican droga a pedido de organizaciones transnacionales. Estos clanes suelen asociarse con las mafias extranjeras trasnacionales.
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