El año pasado, durante el juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, el narcotraficante colombiano Alex Cifuentes Villa soltó una bomba.
Cifuentes, cooperante de la Justicia estadounidense, contó que el fundador del Cártel de Sinaloa sobornó con USD 10 millones a un militar de alto rango, descrito como el “general de la Nación".
De acuerdo con el colombiano, el Chapo buscó al funcionario —cuyo nombre no fue mencionado, pero se presume que habría sido el general Salvador Cienfuegos Zepeda, hoy acusado de producción, distribución de drogas y lavado de dinero— un año antes de su recaptura en Mazatlán, Sinaloa, en 2013.
Guzmán Loera, según Cifuentes, le hizo la oferta a través de Andrea Veléz Fernández, quien tenía una agencia de modelos en la Ciudad de México y era secretaria del narco colombiano.
La mujer mantenía contacto con el militar porque “le presentaba ‘amigas’ al general de la Nación los jueves para fiestas privadas”.
Cifuentes aseguró que “el señor Joaquín le pidió el favor al militar para que lo dejara en paz. Y si ella (Vélez Fernández) lograba el objetivo, le iba a regalar un millón de dólares”.
Su testimonio estuvo basado en fotografías y mensajes enviados a su móvil, además de ser testigo presencial del supuesto soborno.
“Amigo, ¿ya está lista la cita con el cachuchón (militar) este miércoles?”, le preguntó en clave Cifuentes a Vélez Fernández.
La mujer fracasó en el intento, según Cifuentes, “porque el general odiaba mucho a Joaquín”. El capo de Sinaloa “se enojó mucho que mandó a matarla, por mentirosa [sic]”. La orden de asesinato no se ejecutó y el narco colombiano siguió manteniendo el contacto.
El escándalo no termina ahí. Cifuentes testificó en noviembre de 2017 que el ex presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) había contactado a Guzmán para pedirle USD 250 millones y que lo dejara trabajar libremente, pero el capo contraofertó USD 100 millones.
La semana pasada, la Justicia estadounidense había dado a conocer detalles sobre el presunto papel criminal del ex secretario de Defensa mexicano, Salvador Cienfuegos, detenido en Los Ángeles (EEUU) el pasado 15 de octubre. Según la Agencia de Drogas estadounidense, Cienfuegos trabajó para uno de los cárteles mexicanos más violentos, el de los Beltrán Leyva, entre diciembre de 2015 y febrero de 2017.
El máximo jefe del Ejército mexicano durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, y a quien la Justicia de EEUU se refiere con el sobrenombre de el Padrino, fue acusado e investigado desde 2019, pero los detalles no se hicieron públicos hasta el pasado 16 de octubre. Las autoridades judiciales aseguran que tienen miles de comunicaciones entre Cienfuegos y altos mandos del cártel heredero de los Beltrán Leyva, una escisión del poderoso Cártel de Sinaloa.
El documento de la fiscalía de Nueva York, que lleva el caso, hace referencia al narcotraficante abatido en 2017, Juan Francisco Patrón, alias el H-2, que tomó el control de la organización tras la detención de su fundador, Héctor Beltrán Leyva, el H. De acuerdo con el expediente, Cienfuegos protegió a la célula del H2, con base en el estado de Nayarit.
Este caso representa un esfuerzo sin precedentes para la caída de ícaros de alto vuelo.
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