Hasta la fecha no existe tratamiento alguno que esté indicado para curar la covid-19, si bien se han analizado prometedoras alternativas, por ahora el beneficio no es igual entre diferentes grupos de pacientes, por lo que existe más de una indicación para atender esta enfermedad.
Por ello resulta importante que la comunidad científica internacional continúe en la búsqueda de diferentes alternativas, las cuales pueden tener origen incluso de productos naturales. Es el caso de una investigación basada en el trabajo científico del Cinvestav Unidad Irapuato, donde se propone emplear compuestos obtenidos de pimienta negra para combatir la infección por SARS-CoV-2.
De acuerdo con Juan Vázquez Martínez, egresado del Cinvestav y titular de la investigación, durante su posgrado se interesó en un grupo de compuestos nitrogenados, llamadas alcamidas y piperamidas, con características bioactivas que se distribuyen en las plantas, en las cuales se encuentran otra subespecie llamada piperamidas diméricas, que a su vez presentan actividades biológicas diversas y cuentan con receptores en el organismo.
Esas características de las alcamidas y piperamidas se han estudiado como bactericidas, fungicidas, antiinflamatorios, anestésicos e incluso antivirales, y es esa última propiedad en la que se han centrado para realizar estudios in silico, es decir, a través de modelaciones por computadora, con la intención de identificar el candidato más específico que pueda hacer frente al nuevo coronavirus.
Vázquez Martínez, quien actualmente es profesor en el Tecnológico Nacional de México, en Irapuato, señala que, en conjunto con los investigadores del Cinvestav Irapuato, Mercedes G. López y Jorge Molina Torres, identificó a un tipo de piperamidas que puede contener la propagación del SARS-CoV-2 en el organismo.
Se trata de la piperciclobutanamida B, una piperamida dimérica que se encuentra en la pimienta negra y, de acuerdo con los modelos computacionales, tiene la propiedad de inhibir la proteasa principal del nuevo coronavirus y, en consecuencia, inactivar la replicación del virus en el organismo.
“Este coronavirus (el SARS-CoV-2) pertenece a un grupo llamado virus de ARN de sentido positivo de cadena simple, y su genoma es una cadena sencilla con la característica de que la célula del organismo lo reconoce como si fuera un ARN mensajero. Ese es el peligro del virus, ya que no necesita prácticamente nada más que entrar a la célula para empezar a transcribir. Nosotros vimos que el mayor efecto de las piperamidas es bloquear aquellas proteasas encargadas de madurar las proteínas relacionadas con la propagación del virus, de esta manera se estaría evitando la infección”, explicó el egresado del Cinvestav.
Para identificar esas características de la piperciclobutanamida B, los investigadores emplearon herramientas informáticas, principalmente la llamada docking molecular y dinámicas moleculares, con la intención de determinar la estabilidad de estos compuestos con proteínas vitales durante el ciclo de la infección del virus.
También realizaron simulaciones bioinformáticas para evaluar el potencial farmacológico de la piperamida, a fin de conocer el perfil de absorción, distribución, metabolismo y excreción, con lo que pudieron determinar que en caso de ser empleado como antiviral, la administración recomendada es por vía oral.
“Todo se simuló en computadora utilizando herramientas validadas en muchos estudios, cuyas predicciones tienen altos porcentajes de eficiencia en los ensayos in vitro o in vivo”, detalló Juan Vázquez Martínez.
Con los resultados obtenidos, ahora los investigadores esperan llevar a cabo estudios in vitro, para lo cual están en busca de recursos con lo que puedan adquirir la proteasa del nuevo coronavirus, la cual ya se encuentra a la venta para investigación, a través de un kit de ensayo para el método ELISA, donde es posible hacer pruebas de inhibición in vitro. Además de la evaluación de otros potenciales compuestos, que con una pequeña modificación química, podrían ser también candidatos relevantes para la inhibición de la infección.
En el estudio también participaron Tonatiuh Campos García, estudiante del programa de Doctorado en Biotecnología de Plantas de Cinvestav y Juan Manuel Gutierrez Villagómez, del INRS en Canadá.
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