Con 595 kilogramos, Juan Pedro Franco fue considerado el hombre más obeso del mundo por la Guinness World Records en 2017. Hoy se recupera de la COVID-19 tras perder alrededor de 385 kilos y mantener bajo control comorbilidades como diabetes, hipertensión y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Juan Pedro, un mexicano de 36 años originario de Aguascalientes, relata que no padeció fuertes síntomas por la presencia del virus. “Gracias a la cirugía, a Dios y al doctor que me está ayudando tuve la fortaleza de aguantar la enfermedad. Si me hubiera agarrado en otra circunstancia, quizás no hubiera terminado nada bien”, relata en entrevista con Infobae México.
Sin embargo, al interior de su casa, la pandemia provocó una tragedia. María de Jesús Salas, su madre, debió ser intubada por complicaciones a causa de su edad y enfermedades comórbidas. Falleció tan solo tres meses después que el padre de sus hijos, Herminio Franco.
“La verdad sí estamos un poco mal. Tristes, más que nada, porque tenía tres meses que falleció mi papá. Se me fueron los dos juntos. Es algo complicado porque apenas va saliendo uno, queriendo entender las cosas, cuando llega otro golpe y más fuerte todavía. Yo estaba más apegado a mi mamá. Ella me acompañaba a todos lados, desde siempre, pero durante el procedimiento ella no se separaba para nada de mí”, relata Franco.
En noviembre de 2016, el camino de Juan Pedro se cruzó con el del cirujano bariatra José Antonio Castañeda Cruz, quien decidió ayudarlo a perder peso y a recuperar su salud. En Guadalajara, Jalisco, el joven que rompió un récord Guinness fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas: una manga, un bypass y una banda gástrica.
José Antonio Castañeda explica que estos procedimientos fueron la clave para la recuperación de Juan Pedro ante la COVID-19. “Afortunadamente Juan Pedro ya lleva tiempo controlado de su presión arterial, su diabetes, su problema pulmonar crónico. Esto fue el parteaguas para que su evolución fuera moderada; en realidad nunca tuvo síntomas de gravedad que ameritaran su ingreso a una Unidad de Cuidados Intensivos”, comentó.
Si la aparición del virus se hubiera dado en otro tiempo, cuando inició su tratamiento bariátrico hace tres años, especula Castañeda, Juan Pedro no hubiera sobrevivido o hubiera necesitado de cuidados intensivos.
Franco se mantuvo encerrado en su habitación el tiempo que duró la enfermedad. Uno de sus hermanos se hizo responsable de cuidarlo y los demás se mantuvieron en contacto por teléfono. “No quería que ellos se enfermaran porque no sabíamos cómo iba a reaccionar su cuerpo. En el mío no estaba afectando demasiado, pero en el de ellos no tenemos idea de cómo podría afectar”, explica.
Desconoce cómo y dónde pescaron el virus; si primero se infectó él o su mamá. A pesar de las precauciones que tomaron, el contagio pudo suceder en alguna salida a la tienda o durante la visita de un familiar.
La buena noticia, de acuerdo con el médico José Antonio Castañeda, es que Juan Pedro tiene anticuerpos IgG positivos para COVID-19, es decir, que su sistema inmune reaccionó de una manera adecuada para eliminar el virus. Aunque esto no significa que deba bajar la guardia y dejar de respetar las medidas sanitarias: no en todos los pacientes se crea una inmunidad permanente y un nuevo contagio puede suceder en cualquier momento.
Luchar contra la pandemia
Hace casi un mes que Juan Pedro Franco sufrió el efecto de la pandemia al resultar positivo al COVID-19 que hasta ahora ha cobrado más de 74,000 muertes confirmadas en México. Afirma que se encuentra mejor, echándole ganas, tratando de adaptarse a una nueva vida sin su principal apoyo, su mamá, quien le enseñó que siempre hay que luchar y superar las cosas por duras que sean.
Ella lo atendía desde el amanecer, preparaba sus desayunos y comidas. Y es que antes de encontrarse con el doctor Castañeda, Franco pasó cerca de 7 años sin poder pararse de la cama y caminar. Pero María de Jesús también estuvo a su lado después de que recuperó su salud.
“Estamos aquí echándole ganas y pidiéndole a la gente que haga conciencia, que tome las medidas adecuadas. Crean que sí está complicada esta enfermedad. Yo veo y oigo cada ocho días que hay fiestas por todos lados, y eso quiere decir que la gente no está entendiendo. Quizás hasta que lo vivan, pero no es agradable”.
“La vida se va muy fácil y todos estamos expuestos a eso”, comenta Juan Pedro Franco, en un llamado a que todos cuiden su salud y la de sus familiares porque “la enfermedad no es fácil y te quita lo que más quieres”.
MÁS SOBRE OTROS TEMAS: