Muchos de los acuerdos corruptos del gobierno de Enrique Peña Nieto se hacían en la propia oficina del ex presidente priista en la residencia de Los Pinos, así lo aseguró el periodista Carlos Loret de Mola.
Peña Nieto solía hacer “los amarres” con gobernadores y legisladores de alto perfil. Votos a cambio de recursos presupuestales con margen de discrecionalidad para que a la hora de ser asignados, generaran una “comisión”, relata al comunicador en su columna en El Universal.
Loret de Mola señala que una vez que concluía la negociación, Peña Nieto levantaba el teléfono rojo de su oficina y llamaba a su subsecretario de Egresos de Hacienda, Fernando Galindo, a quien le ordenaba darle “tantos millones” a determinado personaje.
Lo que seguía -dice el periodista- era una minuciosa operación para darle “forma legal” al asunto. De ello se encargaba Isaac Gamboa Lozano, quien se desempeñó como titular de la Unidad de Política y Control Presupuestal de Hacienda en el sexenio pasado y quien fue asesinado hace dos meses en Morelos por “un crimen pasional”.
Gamboa Lozano era el hombre que aterrizaba el papeleo. En su oficina, ubicada en Avenida Constituyentes de la Ciudad de México, solían concretarse las citas para cerrar “los moches” que se habían pactado en las negociaciones políticas entre los altos mandos del gobierno peñanietista. Con su muerte, se llevó muchos nombres y números a la tumba.
Sin embargo -señala el periodista-, hay otros dos personaje que sabían de todo el teje y maneje de los moches. Se trata del ex subsecretario de Hacienda, Fernando Galindo, quien hoy es diputado del PRI, y de Luis Miranda, amigo entrañable de Peña Nieto y quien en su sexenio se desempeñó como secretario de Desarrollo Social y subsecretario de Gobernación. Actualmente también es diputado del Revolucionario Institucional.
Loret de Mola asegura que Luis Enrique Miranda Nava era una especie de “rey del cash” debido a que manejaba enormes cantidades de dinero, primero como subsecretario de Gobernación y luego al frente de la Sedesol.
El periodista advirtió: “todo esto me lo cuentan distintas fuentes a las que he acudido para tratar de encontrar nuevas aristas en la historia de la corrupción detrás del Pacto por México, que ha denunciado el presidente López Obrador y que tiene como primera temporada de espectáculo político la participación del ex director general de Pemex, Emilio Lozoya, en su calidad de testigo protegido.
Loret de Mola señaló que el desfile de nombres en la operación de compra de votos que acompañó al Pacto por México es interminable y concluyó “vamos a ver cuáles salen a la luz pública, cuáles se reservan por estrategia, y contra cuántos realmente existe un proceso judicial que termine en una sentencia. Sólo con una investigación exhaustiva, que no seleccione interesadamente acusados y que derive en una condena, se podrá hablar de combate a la corrupción y fin de la impunidad. Todo lo demás es campaña política”, finalizó.
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