México podría recibir una segunda nube de polvo del Sahara en los próximos meses: IPN

La intensificación de vientos alisios entre junio y agosto potencia la llegada al continente americano

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Imagen satelital de una columna de polvo proveniente del Sahara (Foto:  Agencia Espacial Europea)
Imagen satelital de una columna de polvo proveniente del Sahara (Foto: Agencia Espacial Europea)

Existe una alta probabilidad de que en los próximos dos meses se forme otra extensa nube de polvo del desierto del Sahara que podría llegar al país. La frecuencia de este fenómeno atmosférico se debe a la temporada, en la que se intensifican los vientos alisios. Es un proceso recurrente a lo largo de la historia, que hoy es más visible gracias al uso de imágenes satelitales, según explicó Ángel Refugio Terán Cuevas, científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El polvo del Sahara se dispersa a lo largo del mundo a causa de la circulación del viento. Desde África, atraviesa todo el Océano Atlántico y llega al continente americano: desde el sur de Estados Unidos hasta Sudamérica, pasando por Centroamérica y las islas del Caribe. Para alcanzar México, la nube recorre aproximadamente 10 mil kilómetros, aunque en ocasiones sólo alcanza el océano y no llega al territorio continental.

Entre junio y agosto se intensifican los vientos alisios provenientes del este, es decir, aquellos que soplan entre los trópicos y que parten de zonas subtropicales de alta presión hacia regiones ecuatoriales de baja presión. Por esta razón, se potencia la presencia del polvo, explicó Terán Cuevas, profesor e investigador del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD).

Imagen de una nube de polvo del Sahara sobre una playa en Cancún, Quintana Roo, el pasado mes de junio (Foto: Elizabeth Ruiz/AFP)
Imagen de una nube de polvo del Sahara sobre una playa en Cancún, Quintana Roo, el pasado mes de junio (Foto: Elizabeth Ruiz/AFP)

Los científicos nacionales pueden monitorear la creación y recorrido de las nubes gracias a avances tecnológicos como el satélite meteorológico GOES-16. Mediante la repetición de imágenes cada cinco minutos es que se puede determinar la trayectoria de los cuerpos de polvo. Este satélite lleva poco menos de tres años en órbita y su cámara, Advanced Baseline Imager, tiene una resolución cuatro veces mayor y una velocidad cinco veces superior a la de otros satélites.

“La tecnología satelital junto con los modelos de pronóstico (como el europeo) permiten predecir el movimiento de las nubes de polvo, que al lograr una altura importante podrían alcanzar vastas extensiones de territorio y llegar a las grandes ciudades”, explicó Terán. Este registro es necesario para predecir efectos positivos en la agricultura, así como consecuencias negativas para la ecología de los mares (por la posible proliferación de sargazo) o para la salud humana (por la irritación que produce en vías respiratorias).

La semana pasada, el meteorólogo cubano José Rubiera también refirió, en televisión nacional de su país, que una nueva oleada de polvo del Sahara se dirige hacia el Caribe. Se trata, sin embargo, de una nube de un tamaño menor que la de junio. Es posible que como consecuencia se impida la formación de ciclones tropicales en el Atlántico.

De acuerdo con Rubiera, las concentración de partículas en la última nube de polvo que llegó a la región fue la mayor vista en los últimos 50 o 60 años.

El monitoreo satelital permite a los científicos conocer la formación y movimiento de nubes de polvo (Foto: Especial)
El monitoreo satelital permite a los científicos conocer la formación y movimiento de nubes de polvo (Foto: Especial)

La científica mexicana María Eugenia Gutiérrez Castillo, coordinadora de posgrado en estudios ambientales y de la sustentabilidad del CIIEMAD, refirió que las nubes de polvo acarrean aluminio silicio y hierro, entre otros compuestos: “Por el simple hecho de viajar por el mar se adicionan aerosoles marinos que están hechos de cloro de sodio. Por eso se considera que al caer en el mar o llegar al suelo se convierte en un excelente fertilizante”.

Es más que las partículas pequeñas provoquen afectaciones a la salud en personas de edad avanzada con enfermedades crónicas en vías respiratorias o pulmonares. Se trata de las conocidas como PM 2.5, partículas en suspensión de menos de 2.5 micras.

“Es necesario estar atentos a la información que emita el Sistema Meteorológico Nacional (SMN) y a las instituciones encargadas de medir la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México, para que la población esté prevenida ante cualquier eventualidad”, expresó Terán Cuevas.

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