El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que debajo de las instalaciones del Monte de Piedad encontraron restos del Palacio de Axayácatl y de una casa de Hernán Cortés.
El grupo de arqueólogos es encabezado por Raúl Barrera Rodríguez y José María García Guerrero, responsable y colaborador, del Programa de Arqueología Urbana (PAU).
Los arqueólogos explicaron en un comunicado de prensa que excavaron 12 pozos de sondeo (de 2 metros por lado y 1.50 m de profundidad) en torno al patio principal del Nacional Monte de Piedad, donde se efectuaban obras para reforzar las columnas que lo delimitan y soportan el primer nivel del edificio.
Los especialista ubicaron restos de una habitación hecha con sillares de basalto y tezontle (5 por 4 metros), “cuyo desplante partía de un piso de lajas de basalto. Análisis posteriores les permitieron concluir que fue la morada de Hernán Cortés, tras la caída de México-Tenochtitlán, en 1521”.
Debajo de dicha casa, a tres metros de profundidad, también hallaron restos de otro piso de lajas de basalto que correspondían a la época prehispánica y según las características, los expertos concluyeron que fue parte de un espacio abierto del antiguo Palacio de Axayácatl, que podría ser el patio.
Raúl Barrera Rodríguez y José María García Guerrero enfatizaron que los vestigios corresponden a materiales reutilizados de las casas de Axayácatl que, al igual que otras estructuras del Recinto Sagrado de Tenochtitlán, fueron destruidas por los españoles, casi hasta sus cimientos.
En la estructura encontraron empotradas dos sillares prehispánicos en altorrelieve que representan a una serpiente emplumada (Quetzalcóatl) y un tocado de plumas, los cuales pertenecieron a un panel del Palacio de Axayácatl.
Cabe señalar que el INAH ha trabajado en el subsuelo del área que conforma las instalaciones del Nacional Monte de Piedad desde hace dos décadas y son diversos los hallazgos que han realizado.
Raúl Barrera, arqueólogo e investigador de la Dirección de Salvamento arqueológico del INAH, comentó que existen testimonios de materiales que resultan elocuentes por su escasez, y en el caso de los recientes descubrimientos, indican una destrucción de los edificios principales de Tenochtitlán.
“Pese a la humildad de estos testigos, esos pisos prehispánicos fueron los mismos por los que deambularon los invasores españoles y sus aliados a su llegada a Tenochtitlan, el 8 de noviembre de 1519. Moctezuma II les permitió alojarse en las casas viejas que habían pertenecido a su padre y, al poco tiempo, las convirtieron en su cuartel”.
Después de la caída de México-Tenochtitlán, los mexicas que sobrevivieron fueron obligados a destruir templos y palacios, material con lo que realizaron nuevas edificaciones, por ejemplo, como fue el caso de las Casas de Hernán Cortés, y que después fue sede del primer cabildo de la Nueva España, en 1525. Dicho sitio fue vendido al Sacro Monte de Piedad en 1836.
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