¡Taxi!

Hoy sabemos que todo el aprendizaje y programación que hagamos sobre nuestra mente provoca una modificación en la estructura de nuestro cerebro’

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Las ciudades modernas han sido construidas de manera tal que sus calles forman cuadrículas, lo que facilita el desplazamiento y la orientación de quienes las transitan. Buenos Aires y Nueva York son dos claros ejemplos de una construcción basada en los puntos cardinales y pensada para hacerle fácil la vida a los ciudadanos. Raramente alguien pueda perderse en ciudades diseñadas con forma de cuadrícula. La orientación y el manejo se tornan sencillas y sin complicaciones.

No sucede lo mismo en las antiguas ciudades de Europa, las cuales fueron creciendo de a poco y adosando nuevas construcciones a medida que sus poblaciones aumentaban. La mayor parte de las ciudades europeas tienen muchos siglos de antigüedad y no han sido construidas con un diagrama establecido, esto las hace tan particulares y pintorescas a la hora de recorrerlas.

Londres es una de ellas. Fundada por los romanos en el año 43 DC, tiene un alto nivel de complejidad. No hay lógica ni cuadricula que ayude a quienes la transitan, a desplazarse por la milenaria e intrincada red londinense. Es tal la complicación que acarrea conducir por esa ciudad que, para obtener la licencia de taxista, los aspirantes deben someterse a un curso que dura entre 3 y 4 años (algo impensado para una persona que quiere conducir un taxi en el continente americano). Este examen está considerado el más difícil del mundo en su género y se lo conoce con el nombre de “The Knowledge” (El conocimiento).

El desafío de un aspirante a taxista londinense es conocer los lugares y los nombres de las calles en toda su extensión. Para aprobar el examen debe saber al detalle todo lo que hay en un radio de 10 kilómetros desde el punto central de Londres: Charing Cross. Eso conlleva aprender 320 rutas, y los nombres y ubicaciones de 25.000 calles y 20.000 puntos de interés. El examen final dura 15 minutos y se le formulan 3 preguntas sobre distintos recorridos que van desde un punto A a un punto B de algunas de las 100.000 combinaciones de rutas posibles. Si el aspirante no elige la mejor ruta para cada una de las respuestas, reprueba el examen.

En el año 2000 Eleanor Maguire y Katherine Woollett, del Centro de Neuroimagen del University College London publicaron un estudio donde demostraron que el proceso de aprendizaje de 4 años que realizaron los taxistas de Londres provoca cambios en la estructura cerebral de aquellos que superaron la prueba.

Con esta investigación comprobaron las modificaciones que se producen en el cerebro. El hipocampo aumenta de tamaño desde que una persona inicia el “Knowledge” hasta que lo termina y así permanece el resto del tiempo que dura su carrera como taxista. El hipocampo es una estructura en forma de caballito de mar, que pertenece al sistema límbico del cerebro y es crucial para muchas funciones de la memoria y el aprendizaje, incluido el procesamiento de relaciones espaciales en el medio ambiente.

Este estudio y otros que se sumaron después, ofrecieron otra concepción sobre el cerebro y el aprendizaje. Hoy sabemos que todo el aprendizaje y programación que hagamos sobre nuestra mente provoca una modificación en la estructura de nuestro cerebro y que, sin importar la edad que tengamos, el cerebro está preparado para aprender durante toda la vida.

Cada vez que incorporamos una palabra nueva o vemos un nuevo rostro, se produce una modificación en nuestro cerebro. La fuerza de las conexiones entre las células cambia y, hoy se sabe, que el cerebro está capacitado para modificar su configuración y su estructura al ritmo de su entorno y que puede seguir haciéndolo mientras tengamos vida.

La mente es plástica, los que no somos plásticos somos nosotros. Tendemos a aferrarnos a nuestras creencias, y acomodarnos en viejas convicciones que no nos permiten aprovechar la plasticidad que tiene la mente y ponerla a nuestro favor.

Cuestione sus creencias, incorpore nuevas conductas, extienda sus límites mentales y después dedíquese a disfrutar de los resultados, y si viaja a Londres, no dude en tomarse un taxi cuando llegue a esa ciudad. ¡Los taxistas de Londres tienen más memoria espacial que el resto de los mortales!

*Psicóloga y escritora

Lo aquí publicado es responsabilidad del autor y no representa la postura editorial de este medio.

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