El Océano es uno de los lugares del mundo que todavía escapa al conocimiento humano. En sus profundidades habitan criaturas que aún no se han descubierto, y especies de las que apenas existe información, y que están envueltas, incluso, en un halo de misticismo.
Pescadores de la isla de Cozumel, en el estado de Quintana Roo, hallaron hace unas semanas uno de esos seres que rara vez emerge a la superficie; y que cuando lo hace, es símbolo de mal presagio. Los marineros navegaban en su bote cuando lo vieron flotando en el agua, prácticamente inerte, y enseguida entendieron de qué se trataba.
“Pez remo. Cozumel, Quintana Roo”, explica el pescador, mientras muestra al animal marino en un video que compartió en la cuenta de Facebook Macheto Snap Cozumel Surf.
Avistar un pez remo es muy inusual. Y en la cultura japonesa, se le considera un “Ryugu no tsukai”, o “Mensajero del Palacio del Dios del Mar”, que sube a la superficie para avisar de un posible maremoto.
“Según la creencia tradicional, si aparecen muchos peces remos, podría ser señal de un terremoto inminente”, explica National Geographic.
En un reportaje realizado por Japan Times, se defiende que esta teoría del folclore japonés sí podría tener una base científica, aunque aún no se ha explorado. Kiyoshi Wadatsumi, un experto en sismos de la ONG e-PISCO, dijo al diario asiático que quizás la convención popular no es tan descabellada: “Los peces de aguas profundas que viven cerca del fondo del mar son más sensibles a los movimientos de fallas activas que los que se encuentran cerca de la superficie del mar”.
A pesar de esa afirmación, lo cierto es que aún no se ha investigado hasta qué punto la especie es capaz de predecir terremotos. Y los científicos aseguran que cuando aparece en la superficie, se debe a que son empujados por tormentas o corrientes fuertes, o a que están heridos o a punto de morir.
El ejemplar que emergió en las aguas de Cozumel presentaba una herida, similar a un mordisco en su parte posterior, según explicaron los marineros. Probablemente, ese fue el motivo de que abandonara aguas profundas, lo que no ha evitado que algunos usuarios mostraran su preocupación en redes sociales.
En realidad, las experiencias recientes demuestran que no hay ninguna razón para temer. Ya en julio de 2019, un joven pescador llamado Jacob Thompson encontró en playas del Cabo Este de Baja California a un pez remo. Y en 2013, dos ejemplares aparecieron en orillas de California en la misma semana. Y en ninguno de los casos se produjo después una catástrofe natural.
Características del pez remo
La criatura que encontraron los pescadores esta semana en Quintana Roo, medía seis metros. Según el Museo de Historia Natural de Florida, el pez remo, cuyo nombre científico es Regalecus glesne, puede llegar a medir 10 metros, y pesar hasta 270 kilos.
“La longitud máxima registrada del pez remo es de 36 pies (10 metros) de longitud total; aunque se observa más comúnmente en longitudes de aproximadamente 10 pies (3 metros). Es considerado el pez óseo vivo más largo de los tiempos modernos por el Libro Guinnes de los Récords”, informa la institución en su sitio web.
Su enorme tamaño y el movimiento ondulante de su aleta dorsal, probablemente inspiraron las leyendas y cuentos milenarios de serpientes marinas y monstruos de aguas saladas. Aunque esta imagen terrorífica, se aleja mucho del carácter del pez remo, dócil y tranquilo.
“No son peligrosos para la gente”, explica National Geographic. “Se alimenta de placton pequeño, crustáceos y calamares. Ni siquiera tienen dientes reales, son estructuras más endebles llamadas branquiespinas, para atrapar pequeños organismos”.
Además, carece de escamas, a diferencia de muchos peces óseos. Y en la superficie su piel es suave y delicada.
Según la información del Museo de Historia Natural de Florida, la especie puede vivir a grandes profundidades, de hasta 3.280 pies (1.000 metros). Aunque es más fácil encontrarla a unos 656 pies (200 metros). Se distribuye ampliamente en el Océano Atlántico y el Mediterráneo, y desde Topanga Beach, en el sur de California, hasta Chile.
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