La mafia rumana y su intrincado control de los cajeros automáticos en varias ciudades de México

Tras una amplia investigación periodística realizada por OCCRP junto con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Quinto Elemento Lab, la trama rumana quedó expuesta de manera detallada

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Foto: EFE/Lourdes Cruz/Archivo
Foto: EFE/Lourdes Cruz/Archivo

En México operan infinidad de bandas criminales: desde los que se dedican a la delincuencia común, hasta las grande organizaciones como las dedicadas al crimen organizado o al narcotráfico a nivel mundial.

Pero también operan bandas internacionales que se han asentado en grandes urbes mexicanas, principalmente, en donde se mueve mucho dinero, tanto en pesos mexicanos como en dólares.

México, en especial la zona de la Riviera Maya, llamó la atención de un grupo de jóvenes originarios de Craiova, una pequeña ciudad ubicada en una región agrícola de Rumania, quienes aprendieron de tecnología bancaria y construyeron un negocio de cajeros automáticos.

De acuerdo con el diario El Universal, muy pronto comenzaron a operar en Europa, Asia y América. Invirtieron sus ganancias en nuevas tecnologías y en mano de obra calificada. Contrataron a ingenieros del sector tecnológico rumano, en pleno crecimiento.

Llegaron a México mediante una fuerte inversión, pero no para establecerse de forma legal, sino para delinquir: robando información de tarjetas de crédito insertando dispositivos o software ilegales en los cajeros automáticos, acción conocida como skimming.

Su líder, Florian Tudor, alias “El Tiburón”, es una figura del mundo criminal mundial. Y cuanto más grande era su negocio, más crímenes tenían que cometer para seguir creciendo: lavado de dinero, intimidación, sobornos e incluso, presuntamente, asesinatos.

Según la policía y ex integrantes de la banda, este grupo criminal liderado por Florian Tudor son uno de los mayores grupos criminales de skimming en el mundo, toda vez que controlan cerca del 10% de un mercado global de 2,000 millones de dólares.

OCCRP (Proyecto de denuncia de la corrupción y el crimen organizado) junto con sus socios Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Quinto Elemento Lab, revisaron documentos, entrevistaron a personas en tres continentes, rastrearon redes sociales y ordenaron el rompecabezas de esta banda delincuencial.

El Tiburón

Imagen de archivo. (Foto: REUTERS/Jorge
Imagen de archivo. (Foto: REUTERS/Jorge Delgado)

Florian Tudor, de 43 años de edad, es originario de Craiova y de acuerdo con las autoridades, es el líder de la banda en la Riviera Maya, la cual cuenta con unos mil miembros y en donde se encuentran asentados desde 2012. Según la policía, varios de los edificios más nuevos de la ciudad son inversiones que le ha dejado el skimming.

Tudor comenzó a ser investigado en enero de 2020 por la policía rumana por dirigir un grupo de delincuencia organizada por tres cargos de incitación al chantaje, por un cargo de chantaje y por uno más de incitación al asesinato. La policía mexicana también lo tiene en la mira.

La fiscalía rumana alega que Tudor ordenó amenazar, golpear, chantajear y asesinar a enemigos de la banda, incluyendo ex integrantes. Según la policía de ese país, desde 2012 se encontraba en México coordinando una trama de contrabando de personas de Rumania a Estados Unidos, vía México.

Pero Tudor lo niega “no soy un criminal y nunca lo seré”, así se lo aseguró a OCCRP a través de correos electrónicos. Afirma que es un empresario legal, víctima de las autoridades corruptas rumanas y mexicanas, sobornadas por criminales. Incluso, asegura que la policía mexicana le ha robado, además de que acusó que los reporteros de OCCRP son aliados de estas autoridades.

El diario asegura que Tudor se mudó a la Riviera Maya antes de 2014 y varios de sus compatriotas siguieron sus pasos.

Uno de ellos es Adrian Tiugan, de 36 años, un ladrón de poca monta que se hacía llamar Mofa o El Jack y que ya tenía antecedentes criminales en Italia y El Vaticano toda vez que en 2012 fue condenado a dos años y medio de prisión por alterar cajeros automáticos.

Foto: ELIZABETH RUIZ / AFP
Foto: ELIZABETH RUIZ / AFP

En 2013 Tiugan llegó a las oficinas de registro empresarial de Cancún para crear Top Life Servicios, para servir y operar cajeros automáticos en México.

Tiugan registró las compañías bajo el nombre de Paul Daniel Ionete, originario también de Craiova. Para robar su identidad, Tiugan usó un permiso de residencia mexicano y un pasaporte temporal rumano que llevaba la foto de Tiugan y el nombre de Paul Daniel Ionete.

El medio asegura que no hay evidencia de que Tiugan haya tenido problemas con las autoridades locales mexicanas. Pero a través de un email a OCCRP, Tudor refutó el hecho argumentando que él, su hermano y sus socios no usan identidades falsas “porque no tenemos nada que ocultar”.

Adrian Enachescu, de 33 años de edad y medio hermano de Tudor, lo siguió en 2015 a Cancún y se convirtió en accionista de Top Life junto a Tiugan.

Al paraíso mexicano también llegó Ion Damian Nedescu, de 49 años de edad. Empresario y filántropo de la ciudad portuaria rumana de Constanza. Nedescu era un empresario exitoso que habría caído en dificultades financieras. El diario apunta que no está claro cómo se conocieron ambos, pero destacó que la novia en ese momento de Nedescu era de Craiova y podría haberlos presentado.

Nedescu era conocido en Rumania por su historia inspiradora por los esfuerzos que hizo paa ayudar a su hijo y a otros niños con autismo. En febrero de 2014 Nedescu se hizo con el 20% de las acciones de Top Life y se convirtió en representante de la empresa.

Mapa Cancún (Foto: Google Earth)
Mapa Cancún (Foto: Google Earth)

Registros judiciales conocidos por OCCRP muestran que la banda empezó a comprar cajeros chinos, incluyendo a las marcas Triton y Hyosung, hackearon sus procesadores e instalar sus propio software, diseñados para capturar datos de las tarjetas bancarias.

Enachescu se involucró con otras compañías dirigidas por la banda, incluyendo Intaller, la cual compraba y vendía cajeros usados.

En 2014, la banda logró un acuerdo con el banco mexicano Multiva, propiedad de Olegario Vázquez Aldir, presidente de Grupo Empresarial Ángeles que entre otras empresas es dueño de los Hospitales Ángeles y del conglomerado de medios de comunicación Grupo Imagen. Los cajeros que pertenecían a Top Life llevaban el logotipo de Multiva.

Para 2017, Top Life ya operaba más de 100 cajeros automáticos con la marca de Multiva a lo largo de la Riviera Maya y en otros sitios turísticos de México.

Un ex integrante de la banda que se convirtió en testigo de la policía rumana detalló en una declaración firmada en marzo de 2019 cómo trabajaba Top Life Servicios: “Controlamos alrededor de 100 cajeros con chips instalados en ellos. En promedio, cada máquina copiaba cada mes unas 1,000 tarjetas. retirábamos alrededor de 200 dólares de cada una de esas tarjetas. 20 millones de dólares retirados cada mes”, aseguró.

(Foto: especial)
(Foto: especial)

Precisó que tenían 20 cajeros en Puerto Vallarta, cuatro en Baja California, 24 en la isla de Cozumel, 30 en Playa del Carmen, cinco en Tulum y tres en el centro comercial Las Américas en Cancún.

Top Life Servicios terminó generando ingresos por 240 millones de dólares anuales libres de impuestos. Eso convirtió a la banda de la Riviera Maya en una de las operaciones de skimming más grandes del mundo, con cerca del 10% del total global manejado por sus miembros.

El ex integrante de la banda dijo que la organización creció hasta tener unos mil miembros con un núcleo de hasta 50 personas cercanos a Florian Tudor.

En 2015 la banda creó la Inmobiliaria Investcun, a cargo de Enachescu, el hermanastro de Tudor. La compañía invirtió millones de dólares en propiedades en México. La banda construyó su sede, una imponente mansión de varios pisos con piscinas en la azotea y ascensores, en un terreno que Investcun compró en una zona.

Para 2019, la empresa también estaba involucrada en el desarrollo de un proyecto residencial y de golf en Puerto Morelos, un destino turístico entre Cancún y Playa del Carmen.

Otras compañías mexicanas controladas por Enachescu incluyen Alto Mundo, una empresa de gimnasios y ropa deportiva; Mexrou, una sociedad de importación y exportación; Intacarrent que alquila y repara vehículos; y Brazil Money Exchange, que tiene oficinas a lo largo de la Riviera Maya.

Tudor era accionista de Intracarrent y de Brazil Money Exchange, y tenía poder notarial sobre Inmobiliaria Investcun. También era administrador de Europe Invest, otra empresa con sede en Cancún que usaba para inversiones en bienes raíces.

OCCRP también pidió su versión a Nedescu quien dijo que no podía responder las preguntas pues hay una investigación en curso sobre la organización de Tudor. “Hasta que terminen las investigaciones realizadas por los órganos competentes, me permitiré no expresar mi opinión. Gracias por su comprensión”, dijo.

El negocio sale a la luz

(Foto: Pixabay)
(Foto: Pixabay)

En 2015, el periodista estadounidense Brian Krebs publicó una historia: una fuente le había revelado de dispositivos Bluetooth y skimming que fabricó Cristian Simmon, un técnico rumano contratado para trabajar en la banda y quien actualmente es testigo protegido.

Krebs viajó a Cancún para constatar cómo operaban estos sistemas de skimming. Cuando la historia salió a la luz, Tudor se puso furioso y contactó con la aplicación Viber a Constantin Sorinel Marcu, uno de sus hombres y les ordenó cerrar todas las operaciones.

Marcu era uno de los hombres de confianza de El Tiburón. Ése le encargó a Marcu garantizar la seguridad de los cajeros de Top Life, sobre todo en Playa del Carmen.

Rebeca Tudor, la esposa rumana de El Tiburón, era madrina de la hija de Marcu y las familias se veían regularmente. Videos obtenidos por OCCRP muestran al Tiburón celebrando el cumpleaños de Marcu en un club. Los dos hombres brindan y se menean al ritmo de la música rumana. Otro video muestra a Marcu en el cumpleaños de uno de los hijos del Tiburón.

Sin embargo, un año después de que Marcu se uniera a El Tiburón en México, comenzaron a surgir algunas tensiones entre ambos. Miembros de la banda que ahora son testigos señalaron que Tudor le tenía envidia al éxito de Marcu con las mujeres, mientras que Marcu no estaba satisfecho con la cuota del negocio de skimming que recibía.

Una serie de capturas de pantalla de celulares, obtenidas en archivos criminales, muestran a Marcu y Tudor intercambiar insultos en mayo de 2015.

El Tiburón le indicó a miembros de la banda que cortaran relaciones con Marcu. En abril de 2018, cuatro sujetos atacaron a Marcu frente a las oficinas de DHL en Cancún. Fue a parar a un hospital local en donde la sacaron el bazo. En Rumania, El Tiburón y los cuatro atacantes fueron acusados de intento de homicidio.

Pero Marcu ya no pudo vengarse. El 11 de junio de ese año, le dispararon en la cabeza.

En la mira de la policía mexicana

(EFE)
(EFE)

En mayo de 2019, la policía y la armada realizaron registros tanto en el cuartel general de Top Life como en la casa de Tudor en Cancún.

El Tiburón y cinco de sus colaboradores fueron detenidos, aunque poco después quedaron en libertad. Tudor aseguró que el verdadero objetivo de la operación policial era robarle dinero, joyas, arte y material informático por un valor de 2.7 millones de dólares.

Tras quedar en libertad, Tudor interpuso varios amparos argumentando que sus derechos humanos habían sido violados.

En febrero de 2020, Tudor y dos de sus colaboradores publicaron una carta abierta de dos páginas en un periódico mexicano contra el secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, Jesús Alberto Capella Ibarra. Lo acusaron de haberlos extorsionado.

El 16 de marzo, Tudor organizó una rueda de prensa en su casa de Cancún en la que insistió en que era un hombre de negocios respetuoso de la ley que se había convertido en el objetivo de policías sin escrúpulos, periodistas y criminales.

Afirmó que conoció a Marcu y a su hermano en un restaurante en Cancún, en donde ellos mismos se presentaron y le pidieron trabajo. Aseguró que desde 2015, Marcu y su gente intentaron extorsionarlo y según El Tiburón, Marcu lo amenazó de muerte después de que rechazara involucrar su negocio legal en una trama de tarjetas clonadas.

Aseguró que Marcu no sólo le entregó información falsa al periodista estadounidense, sino que incluso le pagó para que publicara la investigación. Señaló que la historia de Kreb fue el inicio de una campaña de difamación que destruyó años de duro trabajo y lo llevó a perder su contrato con Multiva.

Además, dijo que las autoridades estaban a sueldo de la banda de Marcu, incluyendo Capella, que lo quería muerto. Denunció que la policía le colocó las armas para justificar sus arrestos, además de que agentes amenazaron con violar a su mujer y dejar a su hijo (a quien le apuntaron con una pistola en la cabeza) de seis años huérfano. Sin embargo, no entregó ninguna prueba de sus acusaciones.

Por su parte, Capella respondió a través de Twitter. Dijo que se trataba de una “campaña mediática perversa orquestada y financiada por intereses oscuros”. La Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo afirmó que las denuncias de Tudor contra Capella era un intento de obstruir las investigaciones en su contra y contra su organización.

Mientras, en Rumania hay cinco colaboradores de Tudor arrestados al tiempo de que está siendo investigado por el intento de asesinato de Marcu.

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