México debe mantener la misma posición que el resto de las democracias en la zona para ejercer la presión y detener el poder del narcotráfico en la región, advirtió Héctor Schamis, profesor de la Universidad de Georgetown.
El analista político consideró que si bien es cierto que en México aún no hay una “narcodictadura” como en Venezuela, existen una serie de hechos y mensajes preocupantes como el llamado “culiacanazo” -cuando el gobierno liberó a Ovidio Guzmán ante la presión que ejerció el cártel de Sinaloa- y el polémico saludo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, durante una gira por Badiraguato, también en Sinaloa.
“Si la colusión de la política y el cartel –extensa a nivel subnacional, como en el caso de vínculos probados de dichas organizaciones criminales con gobernadores y alcaldes en una parte significativa del territorio mexicano—se trasladara a nivel del centro de gravedad política, los mexicanos deberían preocuparse en serio porque el final de ese camino lleva a Venezuela”, expresó en entrevista con Infobae México.
El gobierno de Venezuela ha sido ligado al cártel de Los Soles, uno de los socios del mexicano cártel de Sinaloa. En marzo pasado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó al dictador venezolano Nicolás Maduro, y a varios de sus funcionarios, de narcoterrorismo y corrupción, y ofreció recompensas millonarias por información que facilite su captura.
“La acusación contra Maduro y su gente es concluyente, en este país (EEUU) la justicia es independiente del poder político. El Departamento de Justicia inició una investigación al respecto, cuando el Departamento de Justicia acusa de esto, su acusación lleva ya miles de páginas en donde se documentan tráfico, lavado, relaciones, etc. En donde se fundamenta la existencia de un cartel en el poder, eso es lo que hay en Miraflores, el palacio del ejecutivo en Caracas, en México eso sería el ‘Chapo’ Guzmán o el hijo del ‘Chapo’ en Los Pinos. Tener a Maduro en Miraflores es como tener a la familia Guzmán en Los Pinos, hoy en Palacio Nacional. Esta es la realidad venezolana”, expresó.
En el caso mexicano consideró que ejemplos como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en 2015, a manos del cártel de Guerreros Unidos -relacionado con autoridades municipales- ilustran la penetración y captura del poder subnacional por parte del narcotráfico. Es un autoritarismo “criminal” subnacional.
“Si así como han capturado instituciones políticas subnacionales, lograran la captura del centro de gravedad del Estado mexicano, ello sería la conformación de un autoritarismo criminal ‘nacional’. Y eventualmente la consolidación de un régimen autoritario criminal en México como un todo. De ahí la importancia de tener presente la realidad venezolana."
Entre el 8 de septiembre de 2017 y el 31 de agosto de 2018 −fechas de inicio y conclusión del proceso electoral federal−, fueron asesinadas al menos 145 personas que estaban relacionadas con los procesos electorales o eran actores políticos de sus localidades.
Esta violencia política, explicó el analista, muestra que en gran parte del territorio mexicano existe una relación orgánica entre los cárteles de la droga y las autoridades subnacionales, gubernatorias y municipales.
“A tal grado de que cuando hay elecciones, ocurren muchos asesinatos de candidatos por parte del narcotráfico, cualquier alcalde que quiere desvincular la alcaldía del crimen, bueno pues sufre las consecuencias… Eso ya está ocurriendo en muchos distritos, ciudades y pueblos. México todavía tiene Estado porque eso no ha llegado a nivel del centro político. En Venezuela eso ya llegó, es una dictadura narco-criminal”, señaló.
Advirtió que en México, los cárteles tienen un papel múltiple, no sólo el de grupos criminales. “Hacen las veces de partido, financia campañas y elige candidatos, financia campañas y domina el territorio. Hacen veces de partido y veces de Estado como era el caso de Pablo Escobar -Colombia-. A veces hacen de ONG’s porque se manejan de forma informal y en Sociedad Civil y, por supuesto son una organización al margen de la ley.”
El 2019 fue oficialmente el año más violento en la historia de México, con 34,582 homicidios dolosos registrados en 12 meses. Así lo reveló el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), publicado este lunes 20 de enero.
La cifra contrasta ampliamente con la registrada en 2018, que cerró con 33,743 víctimas. También contradice las afirmaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde su campaña aseguró que cambiaría la estrategia de seguridad para acabar con la violencia que azota a la nación. Y es que en un año, el número de muertos aumentó un 2,5 por ciento.
Ante este panorama, se le cuestiona al analista cuál es la solución para México.
“La solución es, desde luego, enfrentarse. Porque negociar con el narcotráfico lleva a más narcotráfico, más crimen. Lleva a concederles espacios, concederles mercados. Lo que ellos persiguen es que el gobierno central no se meta con ellos, que les dé autonomía para poder seguir su negocio, lo cual supone control de ciertos espacios territoriales. Por eso, darle aire al narcotráfico es suicida desde el punto de vista de las instituciones de un Estado”, respondió.
Esta situación, continuó, fue la que llevó a Venezuela a las condiciones actuales en las que hay hambre, pobreza, falta educación, salud y seguridad. Ello es consecuencia del narcotráfico convertido en actor político, ejerciendo el poder político.
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