“García Luna está aterrado”: la caída del ex hombre fuerte de Calderón

El llamado “súper policía” se encuentra recluido en una cárcel de Nueva York, temeroso, desesperado e incapaz de asimilar su nueva realidad

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Foto: REUTERS/Tomas Bravo
Foto: REUTERS/Tomas Bravo

Genaro García Luna fue símbolo de poder e impunidad: era el hombre más cercano al ex presidente Felipe Calderón y gracias a eso, se volvió intocable a lo largo de todo el gobierno del mandatario panista, e incluso años después, durante la administración del priista Enrique Peña Nieto.

Pero su suerte cambió el 9 de diciembre de 2019 cuando autoridades de Estados Unidos los detuvieron en la ciudad de Dallas, Texas, acusándolo de tres delitos relacionados con el narcotráfico y uno más por mentirle al gobierno de aquel país.

Quien fuera el llamado “súper policía” se encuentra recluido en una cárcel federal en Nueva York, aislado y “aterrado” en su celda, así lo aseguró la periodista Dolia Estévez.

No ha vuelto a hablar con nadie desde la audiencia telefónica en la que el juez Ramón Reyes negó por tercera vez su empeño de ganar la libertad bajo fianza, el 31 de marzo, aseguró la periodista.

Felipe Calderón y Genaro García Luna (Foto: Cuartoscuro)
Felipe Calderón y Genaro García Luna (Foto: Cuartoscuro)

En su columna en el portal Sin Embargo, Dolia Estévez destacó que el abogado de García Luna, César de Castro, le aseguró que “Todos los reclusos federales han estado confinados durante semanas y acaban de extender el encierro al 18 de mayo. Están aterrados. Permanecen encerrados en sus celdas 24 horas al día. Se les permite salir por una o dos horas, un par de veces a la semana”.

De Castro reveló que a García Luna le preocupan cada vez más las condiciones de salubridad en el Centro Metropolitano de Detención (MDC) donde está recluido, apenas tener acceso al teléfono y no poder comunicarse regularmente con su esposa e hijos.

El abogado recordó que ha hablado por teléfono con tres clientes en el MDC, pero no con García Luna. Su solicitud para agendar una llamada telefónica con su cliente, que limitan a 15 minutos, no ha tenido respuesta en 16 días.

“El 8 de marzo fue la última vez que un miembro de mi equipo lo vio en persona. He tenido contacto esporádico con él vía correo electrónico”, dijo el abogado.

Dolia Estévez aseguró que el afán del abogado por liberar a su cliente “recibió el tiro de gracia” la noche del pasado domingo cuando “en un contundente fallo, sin espacio a la duda, el juez de distrito Brian Cogan, el mismo que condenó a cadena perpetua a Joaquín “El Chapo” Guzmán, rechazó categórico la petición del abogado con base en la convicción de que García Luna huirá a México”.

“Es AFIRMADA la decisión del magistrado (Reyes), y NEGADA la moción para liberarlo. La orden de detención seguirá vigente”. (Orden 19-cr-576 04/19/2020)”.

Imagen de archivo. (Foto:  REUTERS/Bernardo Montoya)
Imagen de archivo. (Foto: REUTERS/Bernardo Montoya)

El juez Cogan, quien está a cargo del caso criminal contra García Luna, sostuvo que, como ex alto funcionario gubernamental, García Luna tiene “acceso a diversos actores sofisticados e influyentes” en México, que pueden ayudarlo a evadir la justicia estadounidense si es dejado libre.

Estévez destacó que aunque no los nombró, se infiere que son los integrantes del círculo político compacto de Felipe Calderón, que deben conocer o ser cómplices en los negocios en que andaba enfangado.

El magistrado Cogan sostuvo que el presunto alto riesgo de contraer el coronavirus porque la refrigeración le provocó tos hace cinco años, como alegó de Castro, no es creíble, ni tiene más peso que el riesgo “real” de evadirse.

La periodista destacó que el juez Cogan, quien tiene acceso a información confidencial de la fiscalía, señaló que García Luna no tiene “lazos comunitarios” en Estados Unidos, ya que toda su familia es mexicana, toda su vida vivió en México, además de que tiene acceso a millones de dólares. Y ante el riesgo de ser encontrado culpable y recibir una cadena perpetua, le da un poderoso incentivo para huir.

El fallo del juez, asegura Estévez, fue en respuesta al más reciente y quizá último intento por salir de prisión de García Luna. En carta a Cogan el 16 de abril, de Castro trató de amarrar navajas entre los dos jueces administrativos que le negaron la fianza. Alegó que Reyes disintió con la decisión del magistrado Robert Levy del 28 de febrero. Según su interpretación, Levy sugirió haber condiciones para dejarlo libre si garantizaba no fugarse y presentaba una oferta de fianza más sólida.

Destacó que es innegable que, debido al hacinamiento y a espacios reducidos, las prisiones son terreno fértil para la propagación del coronavirus.

(Foto: Especial)
(Foto: Especial)

“Abogados defensores están siendo inundados diariamente con llamadas telefónicas de familiares de presos queriendo ser liberados. Sin embargo, ninguno de los mil 600 reclusos en el MDC, ha muerto y sólo tres han dado positivo, (Actualización COVID-19, Federal Bureau of Prisons 19/04/2020)”.

Dolia Estévez señala “El terror de García Luna de contagiar(se) del virus retrata a un hombre desesperado. Traumatizado. Al borde del abismo. Un hombre que no hace mucho esgrimió tanto poder que se creyó intocable. Indómito. Un hombre que le hizo tantos favores a la DEA, a la CIA, al FBI que, creyéndose infalible, se mudó a Florida a disfrutar los millones que, según dicen, le pagó El Chapo. Un hombre que creyó poder adquirir la ciudadanía estadounidense y gozar de su estatus privilegiado sin que su pasado lo alcanzara”.

Y continúa “García Luna no tiene escapatoria. Seguirá donde está. El manual de la impunidad que aplicó en México es inviable. No puede manipular a jueces, enfrentarlos, sobornarlos, intimidarlos. Fabricar verdades virtuales. Confabular montajes. Salirse con la suya. Quizá jamás cruzó por su mente el dramático giro que daría su vida. Está aterrado. Alarmado. Es incapaz de asimilar su nueva realidad. ¿Tronará? ¿Lo doblegarán? ¿Se rendirá? ¿Dará a los fiscales lo que buscan? ¿Sacrificará a Calderón a cambio de salvar su pellejo si fuera eso lo que pidieran?”, se cuestionó.

La periodista remató: sus días transcurrirán lentamente en un encierro atroz, solitario en un mundo enfermo y raro que no conoce, sin otro ruido que escuchar el de sus propios demonios, abandonado hasta por el arrogante jefe al que sirvió con lealtad ciega, humillado en una celda inhóspita, rodeado de custodios que lo discriminan negándole todo acceso al mundo exterior, en la inmensa Nueva York, la ciudad que antes no dormía. Para García Luna las pesadillas no están en los sueños. Tampoco terminan cuando despierta”, concluyó.

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