El presidente de México podría hacer algunas concesiones a las voces dentro de su gabinete favorables al mercado al presentar esta semana un plan de inversiones energéticas por unos USD 13,500 millones, pero quizá no las suficientes para atraer grandes capitales o para revivir rápidamente a la estatal Pemex.
Andrés Manuel López Obrador ha estado bajo intensa presión para rescatar a la golpeada economía mexicana de la parálisis para contener al coronavirus, en un momento en el que el sector de energía también se ha visto afectado por la caída más severa del precio del petróleo en dos décadas.
El domingo, el presidente dijo que presentaría esta semana un plan de energía que incluye inversiones públicas y privadas. La cifra que anunció es inferior a una propuesta de USD 92,000 millones que hizo el sector privado.
Mientras que analistas de energía dicen que la industria petrolera de México necesita desesperadamente dinero privado para detener la caída de la producción, López Obrador es reacio a la liberalización del sector aprobada por su predecesor.
Dos fuentes familiarizadas con el plan de energía, pero que no están autorizadas a hablar en público, dijeron que la lucha entre los nacionalistas en el gabinete, liderados por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y una facción pro-negocios, encabezada por el jefe de gabinete Alfonso Romo, se ha vuelto más dura con la reciente caída del precio del petróleo.
Está en juego el futuro de una industria que proporciona alrededor del 15% de los ingresos del presupuesto, pero que solo produce la mitad del crudo que hace 15 años. Además, la estatal Pemex lucha bajo una ingente deuda.
Nahle dijo recientemente a Reuters que el gobierno ofrecería al sector privado contratos de servicios más atractivos para ayudar a sacar más petróleo de los campos maduros y para lograr inversiones para sus antiguas refinerías.
"Se buscó un esquema (para las refinerías de Pemex) muy, muy interesante para buscar inversión y que los inversionistas vean atractivo, poder invertir en proyectos viables y que tengan ganancias también", dijo la secretaria en una entrevista.
Sin embargo, descartó ofrecer en subastas nuevos campos petroleros y rechazó las sugerencias de que Pemex debería reducir la producción en los campos donde los costos de bombeo están por debajo de los precios actuales, o de detener una nueva refinería de unos USD 8,000 millones.
"Nosotros tenemos que ir a nuestra seguridad energética. Estamos en la recuperación de nuestra petrolera (...). Y al mismo tiempo coexistiendo y coinvirtiendo con la iniciativa privada", añadió.
CRECIENTE PRESIÓN
Las dos fuentes creen que hay un estancamiento con Nahle, Romo y el director de Pemex, Octavio Romero, a la espera de una decisión final del presidente, quien, según las fuentes, se vio profundamente sacudido por la estrepitosa caída del crudo.
"Ellos no se mueven hasta que no venga la instrucción", dijo una de las fuentes.
A pesar de que el gobierno se ha apegado a su plan de salvar a Pemex a través de inyecciones de capital y poniendo foco en la refinación, algunos expertos creen que un cambio de rumbo es inevitable para mantener a flote a la endeudada compañía.
Pemex perdió USD 18,300 millones el año pasado, tiene una deuda financiera de USD 105,000 millones, y podría sufrir nuevas bajas a su nota crediticia este año.
"Por lo pronto, viene un recorte presupuestal fuerte", dijo un funcionario de la unidad de exploración y producción de Pemex bajo condición de anonimato.
El funcionario dijo que la perforación se detendría en algunos pozos recientemente aprobados, incluidos algunos de los proyectos prioritarios de aguas someras de la compañía, lo que parece contradecir a la predicción de Nahle.
Como una señal de que algunos proyectos se retrasarán, el gobierno abandonó la semana pasada su objetivo de aumentar la producción de crudo este año, pronosticando que la de 2020 cerraría plana en alrededor de 1.7 millones de barriles por día.
George Baker, editor de México Energy Intelligence, con sede en Houston, dijo que los intentos anteriores de atraer grandes inversiones con contratos de servicio en campos petroleros habían fallado y que el enfoque de López Obrador de construir un plan de energía en torno a Pemex es un error.
"Cualquier plan que tenga que esté centrado en Pemex mostrará que aún no se toma en serio el compromiso con la comunidad de inversionistas internacionales", dijo Baker.
En tanto, Pemex también está luchando por vender su crudo pesado Maya, ya que Arabia Saudita y otros productores ofrecen su petróleo con grandes descuentos.
El precio promedio de la mezcla de exportación de la estatal rondó en USD 56 por barril, pero la semana pasada el crudo Maya, el componente más importante en la mezcla, promedió USD 12.75 por barril, según datos de S&P Global Platts.
El gobierno dice que ha cubierto todos sus ingresos petroleros para el presupuesto de este año a un promedio de USD 49 dólares por barril, pero Pemex está expuesto a los precios de mercado para la mayor parte de su producción de crudo.
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