Después de que el juez de la Audiencia Nacional de España, Ismael Moreno, dictara prisión provisional y sin derecho a fianza a Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), detenido el miércoles en Málaga por presuntos actos de corrupción en México, fue enviado a una prisión Marbella.
Se trata de la cárcel Alhaurín de la Torre que, por su nivel de hacinamiento y violencia, es una de las más conflictivas de España y de todo el continente europeo. De esta manera el exfuncionario mexicano pasará de dormir en medio de la opulencia a una fría celda.
Luego de que el juez ordenó su traslado de los calabozos de la comisaría provincial de Málaga a otra prisión, Lozoya Austin fue llevado a las instancias judiciales de Marbella en donde ingresó alrededor del mediodía, tiempo del centro de México (19:00 horas tiempo local).
El magistrado español decidió mantenerlo en prisión incondicional y sin derecho a fianza ante el riesgo de fuga y la gravedad de los delitos por los que se ordenó su detención con fines de extradición a México.
Alhaurín de la Torre también es una de las prisiones españolas donde se ha registrado la mayor tasa de muertes en el año. Tan sólo en el 2019, siete reos fallecieron dentro de sus muros, el triple de los decesos ocurridos en 2018, uno por presunto suicidio y otro por muerte natural.
Lozoya fue conducido hasta ahí por un vehículo policial. Una vez dentro de la cárcel fue sometido al procedimiento regular para el ingreso de los presos: revisión médica, la entrega de sus pertenencias y una breve información sobre las reglas de seguridad e internas del centro carcelario.
Después fue trasladado a su celda, donde permanecerá Lozoya Austin las próximas semanas, al menos hasta que el juez decida si finalmente le traslada a Madrid para que esté a disposición del juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno.
La prisión de Alhaurín de la Torre fue construida para 900 reclusos y en la actualidad alberga a casi 1,300 internos.
El año pasado también se registraron más de siete muertes violentas entre los propios reclusos, que los sindicatos de empleados públicos atribuyeron a las malas condiciones de las instalaciones.
En el centro penitenciario de Alhaurín de la Torre trabajan apenas ocho médicos, hay 11 enfermeros y siete auxiliares de enfermería. La cifra total de empleados, entre personal administrativo y de servicios, asciende a 500 efectivos, para atender a casi 1,300 internos.
La cárcel fue inaugurada en diciembre de 1991 y es una de las trece que forman parte del sistema penitenciario de Andalucía. Los presos viven en celdas de tres por cuatro metros, donde hay una mesa, un mueble para guardar la ropa y dos literas. Tiene 13 módulos con 70 celdas cada uno.
Uno de los módulos es exclusivo para mujeres y otro es llamado el módulo de respeto. A este último son enviados aquellos reos que se distinguen por su buen comportamiento y el cumplimiento de las tareas de reinserción que se les encomiendan.
En los últimos meses, debido precisamente al hacinamiento de los reclusos, también se han registrado agresiones de presos a empleados, e incluso altercados entre familiares de presos, que se han convertido en noticia de los medios de comunicación locales.
El más reciente ocurrido en octubre de 2019 cuando un interno que cumple sentencia por degollar a su exsuegra también le cortó el cuello a su compañero de celda y pareja sentimental. Ese mismo reo de nacionalidad española del módulo siete de aislamiento intentó secuestrar y agredir a un trabajador de los servicios de salud y a funcionarios de vigilancia. Esto es lo que espera a Emilio Lozoya al menos en las próximas semanas.
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