Higinio Sobera de la Flor, popularmente conocido como “El Pelón Sobera” debido a su costumbre de afeitarse la cabeza, fue un asesino serial que en 1952 atemorizó a México debido a la saña con que mató a sus víctimas, de las cuales sólo se le conocieron dos, pero en la época se creyó que hubo más.
Sus crímenes estuvieron marcados por la impulsividad, y la necrofilia que cometió en su segundo homicidio, mismo que fue el principal factor de escándalo entre la sociedad de entonces.
Nació en la Ciudad de México en 1928, hijo de José Sobera, un emigrante español, que hizo su fortuna en Tabasco. Su madre, Zoila de la Flor, era hermana del ex gobernador de Tabasco y magistrado del Tribunal Superior de Justicia estatal, Noé de la Flor Casanova.
Higinio tuvo un hermano mayor que terminó en un manicomio en Barcelona tras una crisis nerviosa y el mismo Higinio pudo ser recluido en un psiquiátrico ya que solía reírse solo, hablaba muy raro, de una manera casi indescifrable, y era frecuente que creyera que los extraños lo insultaban. De hecho fue diagnosticado con esquizofrenia.
Doña Zoila de la Flor se negaba a creer que su segundo hijo tuviera problemas mentales. Y todo su comportamiento lo justificaba al decir que la sorpresiva muerte de su padre lo mantenía así, aunque se tiene registro que desde muy pequeño solía comportarse mal por lo que fue expulsado del Colegio Franco-Español e internado en el sanatorio mental, La Floresta, de donde escapó.
Su madre no aceptaba la realidad porque no concebía heredarle a un hijo con problemas mentales toda su fortuna. Aunque no lo reconociera, Higinio se ponía tenso en lugares cerrados, no lograba concentrarse y sólo se sentía bien en lugares silenciosos.
Todos los excesos y abusos de “El Pelón Sobera”, eran siempre solapados por su familia, que los excusaba como simple excentricidad, muy común en cualquier joven de alta sociedad. Debido a este constante encubrimiento por parte de su familia es por lo que se cree que su número de víctimas fue mucho mayor de lo que se tiene confirmado; a esto se suma el testimonio de supuestas empleadas domésticas que trabajaron para la familia Sobera de la Flor, que decían haber presenciado hechos que pudieran hacer sospechar la existencia de más asesinatos, como que en muchas ocasiones la ropa sucia de Higinio Sobera, que ellas mismas “lavaron o desecharon”, se encontraba manchada de sangre.
Su vida transcurría entre excesos solapados por su madre hasta que el 11 de mayo de 1952 cometió su primer asesinato. Ese día, el capitán Armando Lepe Ruiz, militar y ex miembro del servicio secreto, y tío de la ex reina de belleza y actriz Ana Bertha Lepe, iba acompañado de su esposa María Guadalupe Manzano López en su lujoso auto Buick 51.
Mientras circulaba por calles de la colonia Roma se encontró con Higinio Sobera quien lo rebasó echándole el auto en dos ocasiones. En el semáforo de la esquina de Insurgentes y Yucatán, Lepe Ruiz alcanzó a Sobera y le reclamó, lo que desató la furia del homicida que sacó su arma y disparó en cinco ocasiones hacia el militar y lo mató.
A pesar de que había un policía cerca dirigiendo el tránsito Higinio logró escapar. Testigos dieron las placas del auto a la policía y con esos datos los agentes descubrieron que el vehículo pertenecía a Higinio Sobera, con domicilio en la calle de Uruguay en el Centro Histórico.
Los agentes llegaron al domicilio en donde sólo encontraron a su madre, quien ya estaba planeando sacar a su hijo del país y enviarlo a España. Lo instaló en el hotel Montejo, ubicado en la colonia Anzures.
Un día después, el 12 de mayo de 1952, “El Pelón Sobera" cometió su segundo crimen conocido. La víctima: Hortensia López de 22 años, quien esperaba tomar un taxi en la colonia Juárez para dirigirse a visitar a su novio al hospital Durango debido a que había sufrido un accidente vehicular. El hombre se le acercó para hostigarla. Hortensia lo rechazó.
Cuando pudo abordar el auto de alquiler “El Pelón Sobera” se subió con ella gritándole que no lo dejara. Ella le dijo al taxista que ni siquiera lo conocía, pero cuando lo hizo, Higinio sacó su arma y pidió al taxista que siguiera su rumbo. Tras un intento fallido por salir por la otra puerta, Hortensia fue asesinada por “El Pelón Sobera”. Al llegar a las rejas de Chapultepec, Higinio bajó al chofer del auto y siguió su camino.
Se supo que Higinio llevó a la joven muerta a la posada Palo Alto donde cometió necrofilia con el cadáver de Hortensia y se quedó dormido abrazándola. Más tarde, el cuerpo de Hortensia fue encontrado en una zanja de la carretera México–Cuajimalpa.
El 13 de mayo, Higinio Sobera de la Flor fue capturado en la habitación 108 del hotel cubierto de sangre. Confesó el asesinato de Hortensia. Lo describió como “una mera puntada que me alcancé”. Tras su aprehensión, se le acusó de haber matado a Arnoldo Galván Santoyo, un joven de 18 años asesinado a tiros desde un auto verde cerca de los Viveros de Coyoacán, aunque nunca se pudo comprobar si fue o no Higinio.
Higinio Sobera estuvo en la cárcel de Lecumberri por los dos crímenes y después lo trasladaron al hospital psiquiátrico Samuel Ramírez Moreno, en Valle de Chalco, Estado de México, de donde salió en 1985. Murió de causas naturales en 1992.
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