Los secretos del Culiacanazo: por qué el Ejército clasificó por cinco años los partes informativos del caso Ovidio Guzmán

La Sedena argumentó que si son difundidos se puede “comprometer la seguridad nacional”

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Ovidio Guzmán López (Foto arte:
Ovidio Guzmán López (Foto arte: Jovani Pérez Silva/ Infobae México)

Luego del fallido operativo del pasado 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el Ejército busca evitar que otros grupos de la delincuencia organizada intenten emular lo sucedido, por lo que reservó por cinco años los partes informativos.

Milenio realizó una solicitud de información que fue respondida por la Secretaría de la Defensa Nacional, la cual señala que la reserva de información sobre el llamado “caso Ovidio” se sustenta en que quedó demostrada la “presencia real” del cártel de Sinaloa, su capacidad de organización y de fuego con lo que logró originar temor en la población y “presionó al gobierno federal para cesar las acciones que realizaban en su contra”.

Además, aseguró que la divulgación de esta información puede provocar que la delincuencia organizada “que opera en todo el país” estime los efectivos y capacidades del Ejército para tratar de emular en otras ciudades los hechos ocurridos en Culiacán.

“Al difundirse la información solicitada, integrantes de la delincuencia organizada que operan en todo el país estarían en condiciones de estimar nuestros efectivos y capacidades para tratar de emular los actos suscitados en Culiacán, en las distintas entidades del país en las que tienen presencia, con la finalidad de obligar al Ejército mexicano a emplear y desgastar a los efectivos militares, provocando el descuido de las áreas prioritarias del país y el cumplimiento de las misiones generales del Ejército”, explicó.

Milenio detalló que en la respuesta a la solicitud de información 0000700314719, la Secretaría de la Defensa Nacional dijo que la divulgación de los partes informativos “puede comprometer la seguridad nacional y la seguridad pública, restando la efectividad de las actividades que se realizan contra la delincuencia organizada para coadyuvar con el gobierno federal en la pacificación del país”.

Remarcó que los criminales realizaron de forma intencional la toma de rehenes y realizaron ataques simultáneos en diferentes partes del estado empleando medios violentos como armas de fuego de grueso calibre.

Las fuerzas armadas aseguran que dentro del cumplimiento de las misiones generales del Ejército está que se continúen realizando detenciones de integrantes de la delincuencia organizada de alto interés para el gobierno federal.

El fallido operativo

El plan para capturar a Ovidio Guzmán López comenzó el 13 de septiembre de este año, cuando el gobierno de Estados Unidos solicitó a México la orden de detención provisional del hijo de “El Chapo” con fines de extradición.

El 25 de septiembre, la Fiscalía General de la República (FGR) solicitó al Centro de Justicia Penal Federal de Almoloya de Juárez, Estado de México la orden de detención provisional con fines de extradición, la cual fue concedida por un juez.

El 9 de octubre, elementos de la Sedena salieron de la Ciudad de México rumbo a Culiacán, donde se ubicó a Ovidio.

La tarde del jueves 17 de octubre, alrededor de las 13:00 horas, comenzaron los trabajos de preparación previos a la operación en el sitio, por parte de la Sedena. Una hora después, se confirmó la presencia del hijo de “El Chapo” en una casa de Culiacán.

A las 14:30 horas, los elementos federales rodearon el inmueble y 20 minutos después se reportaron las primeras balaceras en contra de los policías y los soldados. Ovidio salió al estacionamiento del inmueble, donde elementos de las Fuerzas Armadas lo detienen y lo invitan a persuadir a sus hermanos para detener las agresiones debido a que se estaba poniendo en riesgo a la población.

Así lo hizo por medio de una llamada telefónica, pero de nada sirvió. Los hombres del Cártel de Sinaloa convirtieron las calles de Culiacán en un infierno.

Con armas de alto poder, decenas de sicarios tomaron varios puntos de la ciudad, la paralizaron. En la revuelta, 55 presos se fugaron del penal de Aguaruto, de los cuales, 49 siguen prófugos. Tres horas después de iniciados los disparos, el silencio comenzó a regresar a la urbe, pero no por acción del gobierno, sino por la voluntad de los hombres de Guzmán López, luego de que confirmaron que su jefe había sido liberado.

El fallido operativo dejó un saldo oficial de 8 muertos, 16 heridos y 49 reos evadidos y múltiples críticas de especialistas a nivel nacional e internacional que consideraron el hecho, como la derrota del Estado mexicano ante el crimen organizado.

Ovidio enfrenta cargos en Estados Unidos por conspiración para traficar drogas entre 2008 y 2018. Aunque el gobierno norteamericano no reconoce a los “Chapitos” como cabezas del Cártel de Sinaloa, los tiene en la mira por su papel en el control del narcomenudeo en la zona.

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