La degolladora de Chimalhuacán que atemorizó al municipio atacando con una navaja al que se cruzara con ella

Fueron 20 días de psicosis, de terror, los que sembró una joven homicida serial que vivía en la zona oriente del Estado de México. Su nombre: Itzel Nayeli García Montaño, quien fue bautizada por la comunidad como “La Degolladora de Chimalhuacán”, de 20 años.

Atacaba a sus víctimas por la espalda apuñalándoles el cuello. En total se contabilizaron al menos 7 agresiones resultando fatales 2 de ellas, dos mujeres. Las agresiones ocurrieron del 13 al 18 de septiembre de 2015 en los barrios de: Curtidores, donde vivía en casa de sus padres, Ebanistas, Artesanos, Pescadores y Labradores de ese municipio mexiquense. Según el entonces alcalde de Chimalhuacán, Sergio Díaz, los testigos describieron a “La Degolladora” como una mujer entre 20 y 25 años, delgada, fuerte y que viste bien. El temor de ser víctima de esta asesina llevó a los habitantes de varios barrios a armarse con palos o tubos y acompañados de perros cada que salían a la calle.

Itzel Nayeli García Montaño nació en Chimalhuacán en 1995 y fue la segunda de seis hijos. Estudió hasta segundo de primaria, por lo que se le dificulta leer y escribir. Se casó a los 14 años por primera vez. Tuvo un aborto que la dejó estéril y por esa razón, asegura, comenzó a beber alcohol.

Fue a los 16 años cuando se separó y comenzó a inhalar solventes: A los 19 años se fue a vivir con su segunda pareja, a quien intentó degollar. Atacaba a navaja. Se acerca a las víctimas por la espalda, las sujeta con el brazo derecho y con la zurda les lanza el tajo directo al cuello. Siempre llevaba el cabello amarrado con un moño. Era ágil.

Su carrera criminal comenzó el 14 de septiembre de 2015. Su primera víctima fue José Antonio Pichardo, un hojalatero de 36 años que había salido a comprar la cena. Lo acuchilló en el abdomen, le perforó los dos brazos y le causó una herida en el cuello.

“La Degolladora” creyó haberlo matado y salió corriendo, ligera, como los sobrevivientes dicen que huye. Pichardo se arrastró a su casa, tocó la puerta, una de sus hermanas abrió la ventana y lo encontró bañado en sangre y sin poder articular palabra. Fue llevado a un hospital en donde se recuperó de las heridas.

Cinco horas después, atacó a su segunda víctima a dos calles de donde ocurrió su primer intento de asesinato. Se trata de Antonio Soto, de 43 años, un hombre robusto. Soto caminaba por la calle rumbo al trabajo y vio a una mujer venir hacia él, quien le pareció sospechosa, porque no se decidía a andar sobre la banqueta o por la vía. Él siguió su ruta y cuando estaban cerca, ella se escondió detrás de una camioneta estacionada. Él la perdió de vista, momento que aprovechó la mujer para salir por otro lado, le tiró directo al cuello.

Antonio le dio un manotazo para quitarse el arma del cuello, se miró la mano llena de sangre y miró a la agresora que ya había salido corriendo. El hombre la siguió, pero sólo pudo avanzar unos 50 metros porque se le acabó el aire.

Un día después, el 15 de septiembre, día en que se conmemora el aniversario de la independencia de México, cobró su primera víctima mortal. El conductor de un camión de pasajeros local detuvo el vehículo en su base al terminar el servicio. Se levantó, recorrió el pasillo para ver que nadie hubiese olvidado nada y en un asiento encontró a una pasajera moribunda.

Le habían cortado la yugular. Un informe oficial señala que al conductor “le extrañó que la mujer estuviera herida, porque durante su recorrido no vio ninguna riña ni agresión a los pasajeros ni oyó gritos de auxilio”. Fue identificada como Rosario Laureano Ventura, de 40 años, degollada sin ruido, murió cuando era trasladada al hospital.

Ese mismo día alrededor de las 20:00 horas atacó a Rosa María Jiménez Martínez, de 69 años, en una calle solitaria. “De repente sentí como si con una pluma me picaran en la cabeza, así rapidito. Cuando vi la navaja, me voltié (sic) y me caí al suelo gritándole ‘¡Qué pasa chavo!’, porque pensé que era un chavo; pero ya había salido corriendo y por cómo corría me di cuenta de que era una mujer. Era muy delgada. Y la navaja era plateadita”.

El segundo asesinato fue a plena luz del día, en una calle ante un mercado de la zona. La víctima Brenda Mondragón de 16 años. Iba con su madre el 17 de septiembre cuando Itzel Nayeli apareció de la nada y le cortó el cuello y salió corriendo como siempre, ágil, sin que la gente que atestiguó el ataque pudiera reaccionar para detenerla.

Un día antes, el 16 de septiembre, había atacado a medianoche a Yolanda Beltrán, 45 años, que sobrevivió con dos transfusiones de sangre. La siguiente agresión fue el 18, cuando cortó a Luisa Soto, de 40 años, a mediodía sin testigos. La mujer desvió la cuchillada, gracias a lo cual sobrevivió. En este su último ataque "La Degolladora” dejó la primera pista. Una navaja sobre el suelo que fue recogida por la autoridad.

Después de varias semanas de una intensa búsqueda, la agresora fue detenida por la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de México a principios de octubre de 2015 e ingresada al Penal Neza-Bordo.

En 2017, un juez penal del Poder Judicial del Estado de México, adscrito a los juzgados de Nezahualcóyotl, dictó una sentencia de 20 años de cárcel en contra de Itzel Nayeli García Montaño, por el delito de homicidio en grado de ejecución imperfecta con el agravante de cometerse con violencia.

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