A un año del mandato de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como presidente de México, se han realizado diferentes evaluaciones de los temas de coyuntura que inciden en la vida del país, como son la energía, el presupuesto, los programas sociales, la migración, los empleos, la economía, el desarrollo del Istmo, la construcción del nuevo aeropuerto, las telecomunicaciones, el petróleo, y la agricultura.
En lo que respecta al sector del campo, el modelo que ha prevalecido en el paìs es el de explotación y de desigualdad a lo largo de diferentes sexenios, de acuerdo con los expertos. Sin embargo, la llamada Cuarta Transformación que abandera el gobierno lopezobradorista, planteó como alternativa el programa para apoyar a pequeños productores en el campo, mejor conocido como “Sembrando vidas”.
Fue a mediados del 2018 que el plan para apoyar a pequeños productores del campo de AMLO se anunció, además de señalar que sería dirigido por la Secretaría de Bienestar con el objetivo de apoyar a 400,000 productores del campo en diecinueve estados, entre ellos: Chihuahua, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Durango, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán.
La siembra de un millón de hectáreas de sistemas agroforestales tuvo una inversión de entre 12,000 y 15,000 millones de pesos e inició en enero de 2019 enfocándose en propietarios de tierras ejidales, comunales y pequeñas propiedades, mismos que recibirían 5,000 pesos mensuales por su trabajo como productores.
Por sistemas agroforestales se entiende a los cultivos diversificados en el que se intercalan especies maderables, agroindustriales y frutales conforme al enfoque de cada región, entre los que también se contemplaron los relacionados al cacao, café, canela, palma de coco, agave, hule, pimienta y achiote.
Atención a las regiones más abandonadas y con menor desarrollo
A través del programa “Sembrando Vidas” se detalló que México cuenta con 138 millones de hectáreas con vegetación forestal, lo equivalente al 70% del territorio nacional; igualmente señala que el país es uno de los principales productores agrícolas del mundo y que, a pesar de ello, no es autosuficiente en alimentos, por lo que recurre a la importación para cubrir faltantes de productos.
En la presentación del programa, AMLO señaló que el Norte había crecido en promedio un 4% anual, el centro, un 2%, mientras el sur-sureste un cero por ciento. Sólo la Riviera Maya reportaba crecimiento. Por ende, “Sembrando Vidas” apostaba por atender a la región más abandonada del país (el sur-sureste), además de lograr mayor integración laboral.
A un año de la presentación del programa, la administración en turno señaló que éste busca duplicarse en 2020, contemplando que la siembra pasará de 500 mil a un millón de hectáreas y que los sembradores aumentarán de 200 mil a 400 mil.
Igualmente, “Sembrando Vidas” es contemplado como el programa más grande en creación de empleos en la historia de México, al tomar como premisa que jamás se había logrado contratar a 200,000 trabajadores en un programa.
Siendo uno de los programas más importantes del gobierno de AMLO al enfocarse en rescatar al campo, apoyar a los productores y contar durante 2019 con un presupuesto inicial de 15,000 millones que se amplió a 23,000 millones de pesos y que en 2020 tendrá 25,131 millones de pesos, su objetivo es promover la autonomía alimentaria a través de la agricultura familiar de pequeña escala, reducir las emisiones de carbono al evitar las quemas agrícolas de las que se reporta un descenso durante este año.
Otro de los cambios que plantea este programa es la ruptura con intermediarios, como los relacionados a la asamblea ejidal, en el que los recursos se proveen a los campesinos de manera mensual a través de una tarjeta bancaria en la que se les depositan 5,000 pesos.
Lo anterior es señalado por expertos en la materia, como el biólogo Raúl Banet, como un posible destructor de décadas de organización campesina local y regional, lo equivalente a pérdida de capital social y un grave deterioro de las estructuras y prácticas de gobernanza ancestrales. Sin embargo, el especialista considera al programa como a uno de los pocos que se plantea al sector de manera seria, además de incluir a jóvenes y mujeres en la recuperación del campo en responsabilidad cultural, ambiental y social.
El plantón en San Lázaro
Sin embargo, fueron 11 días en los que los campesinos mantuvieron bloqueadas las vialidades circundantes a la Cámara de Diputados (del 11 al 22 de noviembre), a través del Movimiento Antorchista Nacional, quienes habían advertido que no se retirarían hasta que se cubrieran sus demandas.
Justamente los campesinos de las zonas que requieren mayor atención y que reportaron cero crecimiento en materia agrícola pidieron a diputados y al gobierno federal no recortar el PEF para 2020, pues afectaría en materia de escasez de obras y servicios a las comunidades de Tenango del Valle, Tenancingo, Sultepec, Temascaltepec, Tejupilco, Zacualpan, Villa de Guerrero, Ixtapan de la Sal, Zampahuacán, Joquicingo, Santiago Tianguistenco, Malinalco, entre otros municipios.
La carencias que señalaron los campesinos se basaron en falta de servicios básicos como agua potable, redes de luz eléctrica, drenaje, escuelas, clínicas, hospitales, caminos, carreteras, vivienda y apoyo al campo para que puedan seguir trabajando sus tierras.
La falta de acuerdos con los campesinos mereció que el proceso de aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020 se sesionara en una sede alterna en Santa Fe, presupuesto que marcó las prioridades de la agenda del Ejecutivo federal y de la mayoría legislativa que lo rodea: el gasto en programas de bienestar, el fortalecimiento de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad y la inversión en seguridad.
Aunque el PEF ya ha sido aprobado, los campesinos han declarado que volverán a San Lázaro, ya que sus exigencias no fueron resueltas, razón que consideran para aliarse al Partido Acción Nacional (PAN) para juntar recursos.
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