Hay personas que para hacer lo que corresponde no necesitan ninguna clase de motivación externa. Actúan bajo las normas del “deber ser”, son responsables y cumplidores con sus actividades sin importar si tienen o no ganas de realizarlas y tienen la facilidad de renunciar a sus deseos en pos de sus responsabilidades o metas. Para otros en cambio, mantener un método, ser constantes y organizados y hacer lo que tienen que hacer, puede resultar un esfuerzo casi imposible de realizar.
¿Es usted es de las personas que tiende a dilatar o a dejar para más adelante las tareas, actividades o compromisos que no le agradan sustituyéndolos por otras tareas menos importantes, pero más agradables? Si a usted le pasa esto, usted procrastina. Si, una palabra difícil y complicada de pronunciar que se refiere a la acción o habito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.
La procrastinación es considerada uno de los peores enemigos de la productividad y la organización. Se la conoce como el “habito de posponer” o el “arte de postergar”, de dejar las cosas para hacerlas mañana o hacerlas en el último momento (a veces, incluso, después de concluido el plazo) lo que produce una sensación de gran ineficiencia personal y de vivir en forma desorganizada. Las personas que procrastinan dejan las tareas pendientes hasta el último minuto y mientras tanto, buscan actividades que los gratifiquen en forma inmediata como tomar un café, ver una película, chatear con amigos, navegar por internet o cualquier otra cosa.
Para algunos diferir o aplazar sus obligaciones no es un acto voluntario, lo sienten como una fuerza interior que los inmoviliza y no les permite avanzar. Se quedan inmóviles, con una inercia interior que los incomoda y que está acompañada por una importante sensación de malestar por no hacer lo que corresponde. Al contrario de lo que a primera vista pueda parecer, las personas que están perdiendo el tiempo en actividades gratificantes en lugar de hacer lo que tienen pendiente, no solo no lo disfrutan, sino que lo sufren.
A eso se suma que cuanto más importante y más tiempo lleve una tarea, más difícil es comenzarla. La sola idea de tener que trabajar largas horas en algo que les desagrada es justamente lo que los lleva a posponer y a dejarlo como pendiente.
La procrastinación ha arruinado muchas vidas. Es un fenómeno que está muy presente en nuestra sociedad. Personas inteligentes con un futuro brillante no han logrado graduarse o progresar en sus trabajos debido a la dificultad que presentan a la hora de posponer sus deseos en pos del cumplimiento de sus obligaciones.
Los especialistas en el tema encontraron una manera rápida y efectiva de comenzar a resolver la postergación. Ellos dicen que debemos dedicarle sólo 5 o 10 minutos a lo que tenemos que hacer, aunque la tarea requiera de muchas horas para realizarla. Hacerlo de esta manera reduce considerablemente la procrastinación y disminuye la tensión y el malestar que provoca la inacción. A su vez, una vez comenzada la tarea, la mayoría de las personas tienden a seguir haciéndola por mas tiempo.
Alguna vez Nassau William Senior dijo: “Abstenerse del goce a nuestro alcance o buscar resultados distantes y no inmediatos son algunos de los ejercicios más duros para la voluntad humana”.
*Psicóloga y escritora
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