El fenómeno de la violencia hacia las mujeres es una de las tantas manifestaciones de la desigualdad entre ellas y los hombres, y aunque se ha avanzado en el establecimiento de leyes y políticas, aún no se logra erradicar, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.
“Los gobiernos y organismos internacionales han tomado conciencia de que esta violencia no es un fenómeno natural, sino un delito, una forma de sometimiento que debe ser erradicada. Tenemos una serie de instrumentos que muestran que daña la dignidad de las mujeres y a la sociedad en su conjunto. Se requiere de medidas, pero sobre todo, transformar el comportamiento de los hombres”, subrayó.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora este 25 de noviembre, la académica explicó que las alertas de violencia de género o medidas como autobuses o vagones en el transporte público exclusivos para ellas, son acciones necesarias para protegerlas, pero no ayudan a tomar conciencia de esta problemática.
“Los problemas de desigualdad están vinculados unos con otros, son parte de un sistema general de subordinación de las mujeres, por lo que gobiernos, instituciones y universidades deben trabajar de manera integral para avanzar en varios aspectos: que las mujeres no ganen menos que los hombres, que no tengan más dificultades que ellos para acceder a puestos de toma de decisiones, que puedan participar en espacios considerados masculinos como las ciencias exactas o las ingenierías, y que tengan autonomía económica”, dijo.
No es entendible que un hombre en la calle aborde a cualquier mujer sin conocerla para opinar sobre su aspecto, su vestimenta. Allí hay un problema cultural
Violencia sexual naturalizada
La violencia contra las mujeres, expuso Buquet Corleto, es un fenómeno universal y estructural, ocurre en todas partes del mundo y se inserta en el funcionamiento de la sociedad.
Su manifestación más grave en nuestro país son los feminicidios, pero hay muchas otras formas de violencia como el acoso y el abuso sexual. El acoso es una amplia gama de comportamientos que inician desde los piropos.
“No es entendible que un hombre en la calle aborde a cualquier mujer sin conocerla para opinar sobre su aspecto, su vestimenta. Allí hay un problema cultural”.
De esta idea parten otras acciones como los manoseos, abusos, violaciones, una violencia que se ha naturalizado, como si los hombres no pudieran contenerse y tuvieran que expresar sus intenciones sexuales cuando abordan a las mujeres.
Se requiere, prosiguió la universitaria, educar a los niños, que sepan que los piropos a las mujeres no es un halago; y las niñas deben crecer bajo el entendido de que su género tiene el mismo valor y dignidad que los hombres.
¿Violencia disciplinaria?
Buquet Corleto, psicóloga y doctora en estudios políticos y sociales, aseguró que una explicación de la violencia contra ellas es “disciplinarlas”, pues a lo largo de la historia han tenido que pelear por cada uno de sus derechos.
“Antes teníamos muy pocos derechos humanos y esta conquista nos ha permitido estar cada vez en más lugares, que tengamos más libertades, autonomía, espacios de poder. La violencia es una forma de decirnos que si estamos en ciertos lugares podemos ser objeto de agresión, es un mensaje de que ése no es el espacio que nos corresponde”, remarcó.
La violencia también se relaciona con el sentido de identidad, pues hay muchos hombres que comprueban su masculinidad frente a sus pares ejerciendo violencia hacia las mujeres o dañando a otro varón a partir de agresiones a su compañera, como si fuera su objeto sexual.
Sin embargo, no todos los hombres en el mundo son violentos o ejercen violencia. “Es un problema complejo que requiere de cambios culturales profundos, de intervenciones institucionales decididas y poderosas, para prevenir y transformar la cultura y sancionar cualquier acto contra las mujeres”.
Las hermanas Mirabal
El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer tiene como objetivo denunciar estos actos, principalmente de los hombres hacia mujeres, en todo el mundo.
Esta efeméride fue iniciada por el movimiento feminista latinoamericano en 1981, en la fecha en que fueron asesinadas, en 1960, las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), o “Mariposas” en República Dominicana, que se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y no gubernamentales a convocar a actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre la violencia contra ellas.
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