Los restos de cuatro víctimas de la masacre que el lunes cobró la vida de nueve mormones a manos de narcotraficantes, en el norte de México, eran trasladados este viernes a Galeana, Chihuahua, para ser sepultados.
El cortejo fúnebre partió del Rancho la Mora, en la zona limítrofe entre los estados de Sonora y Chihuahua, con rumbo a la colonia LeBarón en Galeana para enterrar a Rhonita Miller y sus tres hijos, fallecidos junto con otras cinco personas durante la emboscada.
Un día antes, familiares y amigos de la comunidad mormona, provenientes de diversas partes de Estados Unidos, dieron el último adiós a Dawna Langford, una de las tres mujeres fallecidas en el ataque, y a sus dos hijos.
“No fue un ataque hacia nosotros, pero hay confusión, a alguien le están queriendo lanzar un mensaje y utilizaron a nuestra familia”, dijo el jueves a la prensa Adrián LeBarón, padre de la joven Rhonita Miller.
Según las autoridades mexicanas, las víctimas habrían sido confundidas con un grupo rival del cártel La Línea, pero los familiares -que han luchado contra los grupos criminales que se han apoderado de la zona- insisten que se trató de un ataque deliberado.
La atroz masacre perpetrada el lunes, cuando dos familias mormonas viajaban por una vía rural con rumbo a Bavispe (Sonora) y Janus (Chihuahua), regiones fronterizas con Estados Unidos, dejó un saldo de tres mujeres y seis menores asesinados, además de varios niños heridos.
Los caminos sin pavimentar que conducen al Rancho La Mora, y que eran recorridos por la caravana de autos para acudir a los funerales, estaban fuertemente resguardado por las fuerzas armadas mexicanas.
Las familias LeBarón y Langford pertenecen a una comunidad mormona que habita desde hace más de un siglo en Chihuahua, adonde se trasladaron tras ser perseguidos en Estados Unidos por sus tradiciones, en especial la poligamia.
Con información de AFP
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