Cómo cuidan a Ely, la elefanta africana que vivía en un circo y ahora habita en el zoológico de Aragón

“Ely ha permitido tomar muestras de sangre, inyectarla, vacunarla y hasta hacerle pedicure”, dice su cuidador Marco Badillo

(Foto: Cortesía Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX)

Diecisiete kilogramos de plátano, manzana, pera, guayaba y melón conforman el coctel de frutas que recibe Ely, la elefanta africana que vivía en un circo y que ahora habita en el Zoológico de San Juan de Aragón, cada vez que sus cuidadores y médicos veterinarios le revisan cada parte de su cuerpo, le cepillan su lomo, le frotan vaselina y hasta cuando le hacen pedicure.

(Foto: Cortesía Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX)

Cuando llega la hora del acondicionamiento operante para fines de manejo médico de Ely, Marco Antonio Badillo Landín, Leticia Hurtado y David Aguirre, sus cuidadores, entran a la casa de noche de la elefanta. Detrás de la pared constituida por barras de metal, de color café, ellos se colocan con todo lo necesario para empezar su chequeo físico.Marco Antonio Badillo cuida a Ely desde hace 7 años y él es el encargado de darle indicaciones: “Muy bien Ely, la oreja, déjame verla, eso es Ely".

(Foto: Cortesía Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX)

Acostumbrada a la voz de Marco Antonio, Ely se acerca a la pared constituida por barras de metal y coloca la patita para que David cepille sus patas y Marco le coloque vaselina para reblandecer parte de la cutícula de sus patas e impedir que endurezca.El sonido de un silbato atrae a Ely: “Bien Ely, quieta, quieta, pata, más pata, muy bien gorda”, dice Marco, al tiempo que Leticia le da trozos de fruta a Ely como recompensa por cooperar con su revisión.

Después de aplicarle vaselina en sus dos patas, de inmediato viene la revisión de las orejas, los ojos y también de la cola de Ely. Como parte del contacto protegido, Marco Antonio usa un carrizo que tiene la punta protegida con cinta de aislar. “Es una extensión de mis brazos que me sirve para señalar el lugar donde necesitamos que Ely se coloque”, explica.Como parte del manejo médico, Marco usa una caja de cartón negra, similar al aparato que se utiliza para tomar rayos X.

(Foto: Cortesía Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX)

Comenta que de esta forma Ely se familiariza con el aparato y cuando es necesario realizarle un estudio ella colabora fácilmente. En respuesta a las indicaciones, Ely se acerca a la pared formada por barras de metal y permite que le acerquen la caja de cartón, simulando que son muestras médicas. Responde de la misma manera cuando se le acerca una jeringa para simular que Marco le tomará una muestra de sangre.“Como vemos este manejo es a base de premios (melón, sandía, manzana y plátano) nosotros se los damos y ella nos permite revisarla y limpiarle orejas, patas, ojos y su piel.

Este tipo de manejo permite a médicos veterinarios hacerle un estudio sin la necesidad de ponerle anestesia y a nosotros nos facilita mucho su revisión”, menciona Marco Antonio.Marco agrega que ha sido un proceso largo porque antes tuvo que ganarse la confianza de la elefanta africana: “Desde que llegamos nos pide mucha atención.

(Foto: Cortesía Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX)

"Hasta ahorita lo que hemos logrado es muy importante y son precisamente estos manejos con los cuales Ely ha permitido tomar muestras de sangre, inyectarla, vacunarla y hasta hacerle pedicure”.

Por ello aprovecha para exhortar a las y los capitalinos a que conozcan la labor que hacen los cuidadores y médicos veterinarios de Ely a través de esa pared metálica que la gente desconoce y que fue diseñada única y exclusivamente para brindarle una excelente atención médico veterinaria.