El Día de Muertos es una de las fechas más importantes celebradas en México, producto de la unión de prácticas y características de los colonizadores europeos con las culturas indígenas americanas. De ahí que se hayan tomado ciertas costumbres estadounidenses homólogas. Estas derivaciones se cimentaron en forma de rituales mexicanos que, año con año, atraen a miles de personas al país.
Las ofrendas
En cada casa mexicana, las personas utilizan un lugar para colocar la ofrenda a sus difuntos. Tanto los altares europeos como los de las culturas prehispánicas se colocaban para honrar a aquellos seres queridos que ya no se encontraban en el mundo terrenal. Sin embargo, las ofrendas que se realizan hoy en día tienen características de ambas tradiciones, pues estas evolucionaron en manera conjunta hasta las que tenemos hoy en día. Es posible encontrar elementos de ambas culturas.
Así podemos encontrar ofrendas con tres niveles que representan la iglesia terrenal, la iglesia purgante y la iglesia celestial, las cruces, las veladoras. También es posible reconocer el incienso, la flor de cempasúchil, las calaveras, el copal, el petate, la comida y el arco de flores que representaba la entrada al inframundo en culturas prehispánicas.
Después de varias décadas, en la ofrenda mexicana se pueden encontrar unos u otros elementos para celebrar el 2 de noviembre. Incluso en la Ciudad de México se realizan grandes ofrendas en honor a personajes icónicos de la cultura mexicana entre los que se cuentan cineastas, investigadores, políticos, artistas etc. Esto como parte del gran festejo que hoy representa el Día de Muertos.
Pedir “calaverita”
Cada año los niños mexicanos salen a las calles disfrazados de todo tipo de personajes, que pueden ser terroríficos o no, para pedir la famosa “calaverita”. Una práctica que tiene una versión homóloga, en Estados Unidos, con el 31 de octubre al celebrar Halloween. En el país del norte los niños practican el famoso Trick or Threat (Dulce o truco) en donde si los habitantes no les dan dulces, ellos les hacen travesuras.
La tradición en México no es así. Los niños salen a cantar, rimar o simplemente a pedir: “Me das para mi calaverita”. Un rastreo histórico de esta práctica remite a la cultura mexica donde existía la historia de un niño macehual de origen humilde y de clase baja que al quedar huérfano y sin dinero salía a pedir a sus vecinos que le regalaran un poco de comida o objetos para colocar la ofrenda a sus seres queridos. En una de las celebraciones decidió salir pintado de calavera.
A partir de ese entonces pedir calavera se volvió una actividad representativa de la fecha, pues en la colonia los niños salían a las calles con una calabaza o una calavera cóncavas a la que le colocaban una vela en el fondo. Salían a hacer oraciones solicitando en el camino que las personas les regalaran algo.
Así continuó esta tradición que terminó por fusionarse con ciertos elementos del Halloween, aunque en México conserva el folklor de salir a recibir no solo dulces, también comida o un poco de dinero.
Visitar el panteón
Visitar la tumba de los difuntos es una de las prácticas que en México se realizan también el día de la muerte del ser querido, en su cumpleaños o en una fecha representativa para la familia y en la que se toma un momento para conmemorar y recordar a la persona. En Día de Muertos se vuelve una visita especial ya que la conmemoración se presta para recordar, de manera colectiva, a los difuntos.
Muchas personas ponen sus ofrendas en los panteones. La cercanía física con los restos del difunto en esta fecha se ha vuelto el centro de prácticas como la del pueblo de San Andrés Mixquic, en la alcaldía Tlahuác, donde cada año se realiza “La Alumbrada”, un espectáculo donde las gran cantidad de velas ilumina el camino de los muertos que volverán a ese lugar a disfrutar las ofrendas de sus seres queridos.
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