ADVERTENCIA: el siguiente artículo contiene imágenes sensibles
En Iguala, Guerrero, donde hace cinco años ocurrieron los hechos de los normalistas de Ayotzinapa, el pasado 15 de octubre se registró un enfrentamiento entre militares y civiles armados en la comunidad de Topochica.
El ataque resultó en la muerte de 14 civiles y un soldado, además de un militar herido.
La versión oficial detalló que los militares fueron al lugar tras un reporte que se recibió al 911, alertando de la presencia de hombres armados.
A las 17:15 horas, cerca del panteón de la comunidad, los elementos castrenses fueron recibidos a tiros, lo que inició el enfrentamiento frente a frente.
Tras las refriegas, se aseguró armamento de grueso calibre — 13 armas largas, 6 armas cortas, 6,000 cartuchos útiles —,una granada de fragmentación, cargadores, vestimenta camuflada tipo militar, una motoneta y tres vehículos con reporte de robo. Asimismo, acudió el secretario de Seguridad Estatal, David Portillo y el fiscal de Guerrero, Jorge Zuriel de los Santos.
Al día siguiente de los hechos, el presidente Andrés Manuel López Obrador narró el supuesto fuego cruzado. De acuerdo al mandatario, el soldado caído le quitó la vida a todos lo agresores.
Detalló que los militares y la célula criminal se encontraron de frente entonces, el Cabo de Infantería resultó herido; sin embargo, continuó con el ataque y pudo terminar con todos los presuntos sicarios.
"Es muy lamentable que pase esto, no queremos enfrentamientos no queremos la violencia. Vuelvo hacer el llamado de que se abandonen las armas, no queremos que con violencia se resuelvan los problemas, hace falta la paz para el país, lo vamos a lograr, nada más que son inercias, se dejó crecer mucho este problema y vamos a buscar resolverlo, en todo el país estamos protegiendo, garantizando la seguridad de los mexicanos”, dijo.
Pese a que la explicación parecía sólida, las versiones del presidente de la República y la Fiscalía General del Estado, así como las imágenes difundidas del enfrentamiento dejan varios cabos sueltos, pues en ninguno de los casos la información es la misma.
¿Qué dicen las fotografías?
La versión oficial dista de las imágenes del enfrentamiento. El informe de las autoridades estatales anunció la muerte de 14 civiles armados identificados como integrantes de un grupo delictivo.
Según los militares, los supuestos sicarios los sorprendieron mientras atendían un llamado, entonces los militares contestaron a las agresiones.
El grupo armado viajaba en tres camionetas que fueron decomisadas luego de las refriegas: una pick up Ford — donde quedaron tendidos los cuerpos de las víctimas—, una Chevrolet color guinda y una HR-V Honda blanca.
De acuerdo con las imágenes, ninguno de los cadáveres se encontraba cerca de las otras dos camionetas.
El aseguramiento de armamento también complementa el caso. En su reporte, la FGE de Guerrero mencionó el decomiso de 19 armas: 13 largas, 6 cortas, además de más de 6,000 cartuchos. No obstante, en las fotos sólo se alcanzan a ver cinco fusiles, uno en las piernas del piloto, otro AK-47 en las manos de uno de los agresores muertos en los asientos traseros, uno más en la batea, otro junto al cuerpo que quedó colgado en el costado derecho de la unidad y otro más junto a la Chevrolet.
El testimonio de algunos de los pobladores del lugar indicó que el “encontronazo” duró entre y militares, pero otros señalan que ni se dieron cuenta de lo pasó.
A 24 horas del enfrentamiento del martes se observó un pueblo fantasma, una población aterrada e indiferente: las calles lucieron vacías. Las escuelas de educación básica y el bachillerato suspendieron las clases.
En la comunidad aledaña de Zacacoyuca, que tiene una población de 1,000 habitantes, también se suspendió el servicio médico en la casa de salud.
En el sitio de los hechos estaban las manchas hemáticas e indicios como ojivas y cartuchos percutidos de fusiles que dejaron los peritos como evidencia de los sucedido.
Durante el día, familiares de ocho de los 14 abatidos acudieron a reconocer los cuerpos al Semefo.
Personal del Ejército y las fuerzas de seguridad estatal realizaron operativos de búsqueda para localizar a los seis u ocho pistoleros que lograron escapar luego del enfrentamiento, según el fiscal de Guerrero, Jorge Zuriel de los Santos.
De diciembre de 2006 a diciembre de 2018, el Ejército mexicano estuvo involucrado en 4,495 enfrentamientos con civiles. En la mayoría de los casos los militares dijeron que combatieron a integrantes del crimen organizado. Los 12 años corresponden a las presidencias de Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
A pesar de las dudas suscitadas durante la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, el Ejército ha mantenido su estatus en el nuevo gobierno de izquierda. Se sigue ocupando de la seguridad pública en detrimento de cuerpos civiles de la seguridad pública en detrimento de cuerpos civiles como la Policía Federal, condenada a desaparecer en favor de la polémica Guardia Nacional.
Su sintonía con los militares no impidió que el mandatario mexicano reiterará que las fuerzas armadas tienen autorización para responder las agresiones siempre y cuando se respeten los derechos humanos: sin razias ni masacres.
El abatimiento de 14 civiles es la primera barbarie protagonizada por el Ejército en lo que va del gobierno de López Obrador.
En un comunicado oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se confirmó que el personal adscrito a la 35/a Zona Militar (Chilpancingop, Guerrero) acudió al sitio de la denuncia y fue repelido por presuntos miembros de la delincuencia organizada.
En consecuencia, los elementos aplicaron la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza. “Es importante señalar que el personal militar, para su protección y seguridad, aplicó su disciplina y adiestramiento especializado para reaccionar ante agresiones de este tipo, de manera oportuna y contundente, empleando su equipamiento y material con que están dotados”, detalló la dependencia.
Extraoficialmente se dijo que entre las víctimas mortales se encontraban José Mojica, “El Pestañas” y Nestor Arcos Bello, “El Oaxaco”, ambos lugartenientes de Pedro Millán Flores, alias “El Nueve”, quien habría ordenado el enfrentamiento.
Trascendió que “El Nueve” es líder del grupo delictivo Guerreros Unidos, vinculado a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el pasado 26 de septiembre del 2014.
Guerreros Unidos apareció en 2011, tras la separación del cártel de Los Beltrán Leyva.
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