Desde su planeación fue un símbolo de modernidad. A principios del siglo xx, como parte de los festejos del Centenario de la Independencia de México y el programa de obras que buscaba embellecer la ciudad, el entonces presidente Porfirio Díaz encargó al arquitecto italiano, Adamo Boari, el levantamiento de un nuevo Teatro Nacional que remplazara al antiguo. El proyecto fue coordinado por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, y tuvo distintas fases de construcción.
En la primera, de 1904 a 1912, se realizaron los cimientos y el
exterior del edificio. Boari siguió los parámetros del "Nuevo Arte Decorativo
Moderno", conocido internacionalmente como art nouveau.
La primera fase del muralismo en México se enmarca durante
la presidencia del general Álvaro Obregón. Con la llegada de José
Vasconcelos a la Secretaría de Educación Pública, se impulsó un nuevo
proyecto cultural y educativo.
Es el único edificio donde se reúne la obra de los tres grandes muralistas: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Los primeros en recibir la invitación a pintar los muros de este recinto fueron José Clemente Orozco y Diego Rivera, quienes trabajaron en forma simultánea. Mientras en el muro del extremo este Rivera pintaba El hombre controlador del universo, Orozco trabajaba en Katharsis, ubicado en el muro del extremo oeste.
Al término de la lucha revolucionaria entre 1934 y 1940, el muralismo entró en una etapa de reflexión, como consecuencia del contexto político nacional. Los artistas sostuvieron intensas discusiones sobre los caminos que en ese momento debería tomar el muralismo; fue así que se fundó la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y el Taller de la Gráfica Popular, ambos con la intención de mantener en el movimiento muralista, un arte comprometido con las masas obreras y campesinas.
La política interior asumida por el gobierno cardenista, así como
la política externa con una clara oposición al fascismo, influyó en que
los pintores jóvenes, que no participaron directamente en la Revolución
se relacionaran con ella viéndola como el símbolo de un cambio
internacional, por lo que entendieron el movimiento revolucionario no
sólo como una lucha armada interna, sino como parte de una revolución
mundial.
Razón por la cual, en esta etapa se adoptó un discurso
nacionalista y revolucionario. Aunque la iniciativa de los artistas mexicanos por pintar sobre los muros de edificios públicos surgió desde 1910, el movimiento muralista arrancó en la década de 1920, legitimándose con la Revolución mexicana.
El muralismo mexicano tuvo su periodo de producción más prolífico
en el periodo comprendido entre 1921 a 1954. A pesar de ser un
movimiento plástico con diferentes etapas, mantuvo como constante
el interés de los artistas por plasmar la visión social que cada uno de
ellos tenía sobre la identidad nacional.
Es referencia del mejor arte del mundo
Aquí se han presentado diversas exposiciones de arte que han circulado alrededor del mundo. Kandinsky, Picasso, Toulouse-Lautrec, y Louise Bourgeois, entre otros.
En su interior, los elementos decorativos del Palacio fusionan el estilo art decó con las figuras de la cultura nacional, como las lámparas que representan a Chac, el dios maya de la lluvia. Estos mascarones de hierro fueron realizados por la Casa Edgar Brandt de París.
De 1929 a 1931 funcionó como Museo de Artes Plásticas, con el nombre de Galería de Arte Moderno, a cargo de Carlos Mérida y la Sala de Arte, vinculada a la Secretaría de Educación Pública.
Fue el primer espacio que consideró a la fotografía como disciplina artística, cuando en 1931 tuvo lugar el Concurso Nacional de Fotografía y Pintura de la Cementera Tolteca en la Galería de Arte Moderno -con Diego Rivera como miembro del jurado- en el cual resultó ganador del primer premio el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Se trató de la primera vez en México que una fotografía era premiada como pieza artística con el mismo nivel de importancia con que se reconocía -hasta ese momento- solamente a la obra plástica.
Ceremonias luctuosas y homenajes
Es el único recinto cultural en el mundo donde se realizan homenajes fúnebres de cuerpo presente, como reconocimiento a los artistas, actores o personajes de la cultura más importantes.
José Clemente Orozco, Frida Kahlo, Carlos Monsiváis, Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Mario Moreno "Cantinflas", Chavela Vargas, Gabriel García Márquez, Miguel Aceves Mejía, Roberto Cantoral, Lola Beltrán, María Félix y Juan Gabriel han sido despedidos en tan distinguido lugar.
Se puede visitar vía remota
Si quieres conocerlo pero no estás en México, no importa, este recinto se ha sumado al furor de los museos por presentarlo digitalmente, puedes acceder aquí no importa dónde estés. Si estás de visita en la Ciudad de México, la entrada es gratis los domingos y está abierto de martes a domingo de 10 a 17 hrs.