A don Alejo Garza Tamez lo mataron en Tamaulipas, la madrugada del 14 de noviembre de 2010. Entre las 3 y las 5 mañana. Murió defendiendo su rancho de un grupo criminal que quiso extorsionarlo y despojarlo de su propiedad. Nadie sabe hasta ahora si fueron los Zetas o el Cartel del Golfo, los dos cárteles que dominaban entonces el estado.
Estaba solo, en pijama, y durante horas enfrentó con sus propias armas la tormenta de balas que azotó su rancho "San José", una propiedad de mil hectáreas ubicado entre los municipios de Padilla y Güémez, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Según el expediente de la investigación, en la escena del ataque había casi 1.000 casquillos percutidos de al menos 5 tipos de armas. Él, sin embargo, sólo recibió dos: uno en la cabeza y otro en el tórax que lo dejaron tendido en el baño de su recámara.
Los elementos de la Marina encontraron allí el cuerpo de don Alejo, el hombre que se convirtió en un trágico héroe –uno más– de la llamada "guerra contra el narcotráfico", que emprendió el ex presidente Felipe Calderón y ha dejado a la fecha más de 250.000 muertos entre 2007 y 2018.
Su historia, que en su momento cimbró al país, acaba de renacer este fin de semana en Europa, donde comenzó a circular un cómic que lleva por título Le vieil homme et les narcos (El viejo y los narcos), bajo el sello de la firma editorial Nouveau Monde Éditions.
La obra, de 58 páginas, tiene como autores a los españoles Ricardo Vílbor, guionista de la historia, y Max Vento, autor de las viñetas, quienes recuperaron la vida de don Alejo y su trágica y violenta muerte aquella madrugada de noviembre de 2010.
Con un primer tiraje de 5.000 ejemplares, Le vieil homme et les narcos llegó al mercado fraco-belga a un precio de 16.90 euros (366 pesos mexicanos o 18 dólares, aproximadamente), y hay planes de editarlo en España y México, según sus autores.
"Con ocasión de la salida de El viejo y los narcos, se rinde homenaje a esta historia fuerte, inspirada en una tragedia verdaderamente ocurrida en México, la de un viejo granjero que resistió solo a narcotraficantes y lo pagó con su vida", escribe la editorial en su página de Facebook al anunciar su salida el mercado.
La leyenda recreada
Este cómic no es la primera obra inspirada en el acto de valentía de don Alejo Garza Tamez, un empresario maderero de 77 años, dueño del rancho San José, que pretendieron arrebatarle los narcos sin éxito.
El escritor estadounidense Don Wislow recreó aquel desigual enfrentamiento en la página 531 de su libro El Cartel, y el cineasta mexicano Hugo Stiglitz también tomó el episodio para la película El ocaso del cazador (2017).
El mismo guionista del cómic, Ricardo Vílbor, explicó que la idea le surgió luego de leer el artículo que el escritor español Arturo Pérez Reverte escribió sobre don Alejo en enero de 2011.
"Me llamó la atención porque vi una historia universal, de un hombre que intentaron comprar con dinero y amenazas, y que optó por defenderse", dijo Vílbor al diario mexicano El Sol de México.
Para la elaboración del guión, los españoles recurrieron a la información disponible en libros, revistas y la red, y recrearon el resto de la historia con imaginación.
"No he hablado sólo de don Alejo, le he inventado un pasado porque no hay mucha información en la red sobre él y son pocas las entrevistas, ya que su familia tenía una gran decepción sobre todo de los políticos", dijo Vílbor.
Sin justicia
La prensa mexicana, sin embargo, ha revelado detalles de las circunstancias en que ocurrió aquel ataque en contra de un hombre que decidió enfrentar a los narcotraficantes por su cuenta, en un territorio dejado a su suerte.
Por esas investigaciones se sabe que don Alejo recibió la visita de los criminales la mañana del 13 de noviembre. Lo amenazaron y le advirtieron que tenía 24 horas para abandonar su rancho, que volverían.
Prevenido, don Alejo decidió despedir a todos los trabajadores de su rancho un día antes para enfrentar él solo a los sicarios. Les pagó lo que les debía, les pidió armas y municiones de su colección de caza –era un aficionado a la cacería– y les dijo que al día siguiente no se presentaran a trabajar.
En la solitaria defensa de su rancho, don Alejo pudo matar a 4 de sus atacantes y dejar heridos a dos más, a quienes los marinos encontraron inconscientes en el perímetro de la casona que quedó casi destrozada por las balas y rodeada de camionetas pick up.
Adentro estaba solo el cuerpo de don Alejo con dos armas de caza deportivas a su lado y nada más. De este episodio queda un expediente de menos de 200 páginas. Inconcluso, porque la investigación del caso nunca avanzó y por su asesinato nunca hubo responsables.
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