La austeridad del discurso del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, se volvió en su contra el jueves, cuando quedó atrapado durante horas en un avión comercial debido al mal clima.
El izquierdista, que arrasó en las elecciones del pasado julio y asumirá el cargo el 1 de diciembre, trataba de volver del sureño puerto de Huatulco (Oaxaca) la tarde del miércoles, pero los fuertes chubascos en Ciudad de México, su destino, impidieron que su vuelo de la aerolínea Viva Aerobus despegara.
El veterano de 64 años y los otros pasajeros tuvieron que esperar cerca de tres horas a bordo del avión para luego ser conducidos al edificio del aeropuerto, donde tuvieron que aguardar otra hora más antes de que su vuelo al fin despegara, según medios.
Los vuelos oficiales también pueden sufrir retrasos por mal clima, pero tienen prioridad para aterrizar cuando pasan las condiciones meteorológicas adversas.
“No por esto voy a cambiar de opinión: no me voy a subir al avión presidencial”
A pesar de haber perdido cuatro horas para tomar un vuelo que dura una hora, López Obrador insistió en que venderá el costoso avión presidencial al tomar las riendas del país.
"No por esto voy a cambiar de opinión: no me voy a subir al avión presidencial", dijo a periodistas en el aeropuerto.
"Subirme a un avión de tanto lujo en un país con tanta pobreza… se me caería la cara de vergüenza", subrayó.
López Obrador recorre el país en una gira postelectoral para agradecer a sus seguidores.
Ganó los comicios con su discurso en contra de la corrupción y los privilegios de la élite, a la que llama "la mafia del poder".
Así, el presidente electo planea vivir en su modesta casa en vez de la residencia presidencial de Los Pinos, recortar su salario por más de la mitad y establecer ese monto como el más alto que pueda ganar un funcionario público del país.
López Obrador también examina ofertas para vender o rentar el avión presidencial y destinar esos recursos a causas sociales.
Una empresa estadounidense propuso recientemente arrendar y operar la flota gubernamental de aeronaves, mientras que el empresario mexicano Gustavo Jiménez Pons presentó una oferta de compra del avión presidencial.
El Boeing Dreamliner 787 está valuado en unos 220 millones de dólares.
Con información de AFP
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