Dicen que Nazario Moreno, fundador de la Familia Michoacana, murió dos veces. Pero en la zona de Tierra Caliente de Michoacán corre la leyenda que fueron tres antes de la definitiva.
Aún niño, a los 7 años, mientras jugaba en un río, se resbaló, cayó en el agua y se golpeó la cabeza con una piedra.
Del agua lo sacaron inconsciente, morado y ya "medio infladito", según la historia. Sobre su pecho comenzaron a caer los golpes que intentaban revivirlo, mientras su madre rezaba para que un milagro le devolvieran a su "Chayo".
El niño por fin despertó, confundido y vomitando agua. Desde entonces, la mamá pensó que su hijo había nacido "favorito" de Dios, según las historias que corren de boca en boca. Y pruebas tuvo.
A los pocos años, cuando su "Chayo" ya era adolescente, en un partido de futbol le rompieron la cabeza. Unos dicen que el accidente ocurrió jugando. Otros que fue una de tantas batallas campales en las que se involucraba el "Chayo" desde niño.
Por la fractura craneal tuvieron que colocarle una placa en la cabeza. Después, no fue el mismo. Su leyenda cuenta que desde entonces comenzó a escuchar voces que creyó divinas. Hasta aquí, Nazario Moreno ya había muerto dos veces y "resucitado".
Vivió para morir dos veces más. La última, durante un operativo para su detención. De acuerdo con las autoridades, viajaba solo sobre una mula cuando atacó a marinos y militares que repelieron el ataque y lo mataron.
Esta vez había que mostrar su cuerpo porque antes, en 2010, las autoridades ya habían presumido que "El Loco" estaba muerto, abatido en un ataque, cuando en realidad estaba escondido.
A este singular capo del narcotráfico le bastaron 40 años de vida y muertes para convertirse en santo aun antes de morir, con capilla construida en el poblado de Holanda, Apatzingán.
Caníbal y predicador
Tipo raro, sin duda, el "Chayo" es uno de los narcotraficantes más extraños y violentos deL catálogo nacional mexicano. Lo mismo meditaba que asesinaba, torturaba y cortaba cabezas por "justicia divina", como justificaba en los mensajes que dejaba junto a sus víctimas.
También obligaba a sus iniciados-sicarios a cometer actos de canibalismo, según testimonios que ofrecieron en su momento las autoridades federales.
"Era parte de todo un proceso de iniciación, que tenía que ver desde descuartizar y a veces preparar propiamente el corazón", dijo el entonces comisionado para la seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo.
Las llamaban "cenas" y eran ritos convocados por la noche en algún lugar seguro para la organización.
Místico y esotérico, predicador y narcotraficante, hasta escribió un libro con sus pensamientos y su "filosofía". Lo tituló "Pensamientos", se repartió como Biblia entre sus sicarios y traficantes, obligados a seguir los preceptos de su líder que así presentaba su obra:
Es una verdadera fuente de sabiduría
La obra que nos presenta el autor
Motiva, ilustra, enseña y proporciona
Ánimo y empuje hacia la superación
Siendo 'El Más Loco' un verdadero mentor
Loco, para nada ciertamente no lo es,
Objetable en lo absoluto esa denominación.
Cuerdo, sabio e inteligente, en cambio,
Opino merece esta obra honorífica mención.
El narco que hablaba con los animales
Originario de Apatzingán, Michoacán, donde nació el 8 de marzo de 1970, a Nazario Moreno lo llamaron desde muy niño "El Loco". Al paso de los años también lo conocieron como "El Dulce", "El Pastor", "El Doctor", "El Macho Loco" y "El Más Loco". Era la misma persona.
Aquel niño podía pelear hasta 10 veces al día. Al fin que su madre, "La Peleonera", como la llama en su libro, lo mismo le pegaba por "dejarse" que por "no dejarse". Era una mujer dura, escribió en el prólogo de su libro. "Sufrimos su energía todos los hijos por igual, hombres y mujeres".
El "Chayo" nunca fue a la escuela. Era pobre y eran muchos: 12 hermanos a cargo de la madre. Así que aprendió por su cuenta, en las historietas de Kalimán.
De este personaje que vestía de blanco, usaba túnica en la cabeza y tenía poderes mentales, retomó la idea de que nada había más poderoso que la paciencia y la mente humana. Así que él cultivaba las dos cosas: el poder mental con los animales y la meditación en el Cerro de Húngaro, cercano a Apatzingan.
John Eldredge fue su principal influencia evangélica. Su libro 'Salvaje de corazón' era obligatorio para los narcotraficantes iniciados como "caballeros templarios", escribe el periodista Humberto Padgett en la revista Emeequis.
De los animales basta decir, como el mismo escribe, que el único que le hacía caso era su burro. "Me acercaba unos tres o cuatro metros y le ordenaba mentalmente que se me acercara y de inmediato me obedecía por la fuerza de mi mente o por interés", narra en su libro, cuya distribución está prohibida por el Ejército.
El hombre de negocios
A los 16 años, luego de trabajar pelando cebollas, tirando basura y en los plantíos de melón, "Chayo" emigró a Estados Unidos. Allá se hizo traficante. Primero vendedor de marihuana y luego de metanfetaminas. También comenzó a consumir droga y se volvió alcohólico.
Regresó a Apatzingán a cultivar su propia yerba para distribuirla en varios estados del país. Después vendió coches de Estados Unidos que ingresaba a México de manera ilegal y se hizo un "hombre negocios": lo mismo con limón, sombreros, drogas o taxis.
Para entonces, "Chayo" ya había cometido su primer asesinato durante una borrachera, se hizo hombre de armas y al mismo tiempo ingreso a Alcohólicos Anónimos para limpiarse del crystal y el alcohol. A partir de allí, comienza a predicar su palabra.
Rico y violento, inmortal como se creía, "El Loco" va sumando adeptos por todo su estado y los llama "La Familia Michoacana". Un cártel que se asume más como un grupo protector de Michoacán, que se dedicará a atacar y sacar del estado a Los Zetas con sus mismos métodos de intimidación y violencia.
"Al igual que Los Zetas, la Familia y sus herederos hacen uso frecuente de mensajes en vallas publicitarias para comunicarse con el público. También son excesivamente violentos, siendo el incidente más infame el de las cinco cabezas humanas arrojadas a una pista de baile en 2006; el anuncio oficial de la existencia de la Familia", se lee en un artículo de InsightCrime, de octubre de 2016.
El relevo
Combinada con la violencia, el "Chayo" y los suyos –entre ellos Servando Gómez, "La Tuta"– se convirtieron en una especie de benefactores de la comunidad: brindaban empleo y protección a comerciantes, hacían trabajo social y reclutaban sicarios que Nazario manejó como apóstoles.
El grupo se hizo poderoso y comenzó a distribuir metanfetaminas a países como China y Holanda.
A partir de 2010 que el "Chayo" se hizo el muerto, parecía que el poder de La Familia Michoacana se iba desvaneciendo. En realidad, sucedió que se transformaron, convirtiéndose un grupo todavía más radical, violento y mesiánico.
En marzo de 2011 Los Caballero Templarios aparecieron en Michoacán y lo anunciaron con pancartas en todo el estado. Ellos, ahora, retomarían el poder de La Familia Michoacana, explica Insight Crime.
Detrás de aquel grupo que usaba cascos de guerreros romanos durante las ceremonias de iniciación y distribuía propaganda promocionándose como campeones de la lucha contra el "materialismo, la injusticia y la tiranía", seguía estando el "Chayo", escondido en algún lugar.
Dentro de la organización, comenzó a ganar más poder "La Tuta" que reforzó la esencia predicadora del grupo criminal y su poder de fuego. No obstante, durante la visita del Papa Benedicto XVI a México, en marzo de 2012, anunciaron un alto el fuego temporal, afirma Insight Crime.
Para entonces, el poder del grupo recaía ya en "La Tuta", que forjó su liderazgo en las ideas de "El Loco" Nazario.
A pesar de su poder, cayeron. Uno muerto en 2014 y otro preso en 2015. Los Cabellos Templarios prácticamente están desaparecidos, aunque en 2017 el gobernador Silvano Aureoles, reconoció que en Michoacán todavía operaban 12 de sus células.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: