Distintas mediciones han mostrado que en México se discrimina por el color de piel, el origen étnico, el grupo social y la preferencia sexual, cuando todas estas características se unen dan origen a un problema invisibilizado en México: el de la población indígena homosexual, del que existen pocas estadísticas y seguimiento sobre su situación y conflictos.
"Para este país los indígenas homosexuales no existen, ni para el sector público, ni para el Estado y lo peor es que tampoco para la Academia pues a la fecha son contadas las investigaciones realizadas al respecto, y éstas han sido desde la perspectiva antropológica al abordar el tema del padecimiento del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)", señaló el sociólogo Jorge Mercado Mondragón de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Refirió que las personas indígenas por el solo hecho de serlo son objeto de racismo cotidiano, "entonces en un indígena homosexual, pues hay una doble o triple vulnerabilidad para la persona" y esto violenta sus derechos humanos.
Los rígidos usos y costumbres en sus comunidades y el miedo a ser rechazados y expulsados de las mismas es un factor por el cual el homosexualismo es ocultado entre los pueblos indígenas, pero también, señaló el académico, a las etnias se las ha "infantilizado" y por lo tanto no se piensa en su sexualidad.
Quizá las personas de la diversidad sexual más visibles son los muxes en Juchitán, Oaxaca, personas nacidas con genitales masculinos que asumes roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y/o personal.
"Hay un esquema racista que piensa que las sociedades y costumbres indígenas están más cerca de la naturaleza y por tanto su sexualidad es siempre natural, lo que supone una heterosexualidad obligada o de facto. Son vistos como niños que no saben lo que quieren o lo que es bueno para ellos", expresó.
La discriminación en números
De la población indígena en México se sabe que está conformada por 68 grupos, y asciende a 12,5 millones de personas aproximadamente. Representan alrededor del 10% de la población total, siendo los nahua-hablantes la población indígena en mayor número.
Sobre la comunidad de sexualidad diversa, se carece de estadísticas, "sólo se estima que es el 5% de la población total del país, pero cuando se habla específicamente de la población indígena se complica terriblemente porque no existe estudio alguno", recalcó el académico.
Uno de los pocos trabajos que se han realizado sobre el tema es el documental "Oasis", en 2014, del mexicano Alejandro Cárdenas, en el que retrató la vida en un albergue del mismo nombre, ubicado en Conkal, a 16 kilómetros de la ciudad de Mérida.
En este lugar se refugian indígenas de comunidades de la Península de Yucatán relegados por sus familias y sus pueblos por ser homosexuales y portadores del VIH.
El problema en las comunidades
Un ejemplo del rechazo al que se enfrenta la comunidad indígena homosexual son los resultados que arrojó la última Encuesta Sobre Discriminación en la Ciudad de México: de una lista de 41 grupos tradicionalmente discriminados en el país, los tres grupos con el porcentaje más altos fueron los indígenas, homosexuales y las personas de piel morena.
La misma encuesta, pero a nivel nacional, señala que el 43% de la población no estaría dispuesta a vivir con un homosexual, el 29% considera que en las calles se insulta a las personas por sus color de piel, un porcentaje similar considera que la etnia es un factor de separación entre la población y el 59% considera que la riqueza es un elemento que divide.
"Casos tenemos muchos, pero hay personas que no han querido presentar quejas para no estar expuestos. A veces se animan cuando ya fueron expulsados de sus comunidades o ellos se fueron. Un caso muy notorio es el de una mujer trans de Ciudad Juárez, de origen indígena, quien hizo público el maltrato del que había sido objeto en el Seguro Social, pero ella misma dijo que hacía público el caso porque no tenía nada que perder", señaló Luis Adrián Quiroz, coordinador general de la organización de Derechohabientes Viviendo con VIH/Sida del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social).
El no hacer visible a esta comunidad, consideró, agrava problemas como el que podría representar el VIH. "Cuando van a hacerse las pruebas en la clínica del pueblo, muchas veces es el personal médico el que viola la secrecía, que no entienden que la función que desempeñan les exige que respeten la privacidad del paciente", dijo Quiroz.
En otros casos, es el párroco del lugar el que a través de altavoces anuncia a la comunidad, que una persona tiene VIH. "Los excomulga y los expulsa públicamente de su pueblo porque 'no eran hijos de Dios', y esto hace más grave el problema de discriminación y que se oculten los casos de homosexualidad entre las poblaciones indígenas".
Para el sociólogo, existe un desconocimiento de la diversidad sexual y sus implicaciones en zonas rurales, que con dificultad pueden imaginar o creer en la existencia de prácticas y deseos homosexuales.
"No es posible que existan homosexuales y lesbianas, dado que son sistemas fundamentalmente hetero-normados y entre los nativos existen, casi por definición, costumbres machistas, misóginas y homofóbicas", dijo.
Respecto al eje de las políticas públicas, Mercado Mondragón comentó que no existe ninguna para la población indígena homosexual, "hay prácticamente nada. No hay un peso que se destine para atender a la diversidad sexual en zonas indígenas".
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