Espiritismo, brujos, ritos y conjuros: las historias de magia negra de la política mexicana

Desde Francisco Madero hasta Enrique Peña Nieto, muchos mandatarios y dirigentes han recurrido a poderes esotéricos para que los ayuden en su tarea

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Muchos políticos mexicanos han recurrido
Muchos políticos mexicanos han recurrido a la brujería, magia negra y el espiritismo en busca de alcanzar sus objetivos (Getty)

Espiritistas, brujos, chamanes, santeros, curanderos y hasta videntes habitan en un oscuro cuadrante de la política en México, pero no poco conocido.

Estos personajes, que dominan en el pensamiento mágico, místico, esotérico, metafísico, oculto o sobrenatural que ha prevalecido en la historia de México desde las culturas prehispánicas, son una influencia silenciosa –y a veces determinante– sobre políticos de todas las épocas.

El álbum de estos personajes es extenso y guarda los nombres de presidentes como Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto.

También incluye a gobernadores, funcionarios de todos los ámbitos, líderes sindicales y dirigentes de partidos, entre otros.

El experto en este tema es José Gil Olmos, periodista de la revista semanal Proceso, que ha coleccionado historias suficientes para llenar dos volúmenes de su título "Los brujos y el poder".

Francisco Madero, revolucionario y presidente
Francisco Madero, revolucionario y presidente mexicano a comienzos del siglo XX, era conocido por su afición al espiritismo.

Su recorrido comienza en la convulsionada etapa de la Revolución mexicana, allá por 1910, cuando líderes revolucionarios abrazaron el espiritismo, tan de moda entonces, como práctica que influyó en sus decisiones personales y políticas, dice Gil Olmos.

Entre todos los revolucionarios espiritistas de la época –que no fueron pocos–, el más conocido es Francisco I. Madero, el empresario y político que empujó el fin de la dictadura de Porfirio Díaz, llamó a la Revolución el 20 de noviembre de 1910 para defender el ideal democrático traicionado por un fraude electoral, y fue fugaz presidente de México por sólo 15 meses (entre el 6 de noviembre de 1911 y el 19 de febrero de 1913), víctima de una traición que lo llevó al paredón y reavivó la mecha revolucionaria encendida hasta 1920.

Caudillos revolucionarios con Francisco I.
Caudillos revolucionarios con Francisco I. Madero.

De allí en adelante, Olmos hilvana una colección de personajes de todas las épocas de la política mexicana, que han recurrido a la magia, los hechizos, los espíritus, los ritos, los conjuros y la brujería para alejar peligros, atraer la suerte y, sobre todo, proteger su poder o ampliar su puerta de acceso.

Ritos y amuletos

En México la influencia del pensamiento mágico en la clase política ha sido una constate antes y ahora. "Y lo será en el futuro, sobre todo en tiempos de incertidumbre", afirma Gil Olmos.

Si en el pasado el periodista recopiló historias fantásticas de políticos que apelaron al esoterismo y a fuerzas sobrenaturales para lograr sus metas y despejar el camino de adversarios y enemigos, en el presente la veta parece no agotarse.

Al hablar de políticos que hoy ocupan la escena, Olmos comienza con la ahora ex candidata presidencial independiente, Margarita Zavala. De ella afirma que tenía un vínculo "mágico" con un rebozo que usaba frecuentemente como parte de su atuendo como primera dama, durante el gobierno de su esposo, Felipe Calderón.

Como primera dama, Margarita Zavala
Como primera dama, Margarita Zavala lució siempre un rebozo para complementar atuendo. (Getty Images)

"Para ella, de esa prenda provenía su fuerza y su energía porque así se lo dijo un brujo que le presentó la maestra Elba Esther Gordillo", la entonces poderosa líder del sindicato magisterial, que cayó en desgracia y en la cárcel en el sexenio de Peña Nieto, acusada de corrupción.

Ni sus brujos la salvaron. Y hay que ver que "la maestra" tiene una especial afición por los ritos. En "Los brujos y el poder", Olmos narra que la sed de poder y afición por las artes ocultas llevaron a Gordillo a Nigeria, donde un gran brujo de vudú practicó con ella un conjuro para protegerla de un poderoso enemigo político, el entonces presidente Ernesto Zedillo. Para llevar a cabo el rito, hubo que matar a un león y bañar con su sangre a Elba Esther.

Elba Esther Gordillo, líder del
Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros mexicanos, fue una de las mujeres más poderosas.

Al parecer "la maestra" era consejera recurrente de las primeras damas de México, porque Olmos escribe en su libro que también "asesoró" en los temas de embrujos a Marta Sahagún, primero vocera y después segunda esposa del entonces presidente Vicente Fox.

Gil Olmos asegura que ella recurrió a "trabajos de encantamiento" para que Fox se casara con ella y, después, para someterlo a sus ocurrencias. La mezcla incluía pastillas, brebajes y "amarres", que le sirvieron en sus ansias de poder y su influencia en las decisiones de la Presidencia.

El poder de Marta Sahagún
El poder de Marta Sahagún sobre el presidente Vicente Fox fue parte de la política de su sexenio.

La influencia de Elba Esther Gordillo en Los Pinos acabó con Peña Nieto. Y frente a este nada pudo. Tal vez el presidente tuvo la buena protección de "su bruja en Atlacomulco", municipio del Estado de México que le da nombre a un grupo de poder político del PRI, todos mexiquenses como el presidente. "Ella le dijo a Peña Nieto que sería el destinado para gobernar", afirma Olmos.

En el anecdotario de la magia negra en la política no podía falta el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, tal vez el personaje político mexicano más controversial aún vivo. Dice Gil Olmos que Salinas recurrió al poder sobrenatural de unos brujos de Haití a quienes contrató para "hacerle brujería" a su antecesor en la Presidencia, Miguel de la Madrid Hurtado, con el propósito de que lo eligiera su "sucesor".

Eran los tiempos del llamado "dedazo presidencial", la muy antidemocrática práctica presidencialista mexicana, que otorgaba al mandatario en turno –del PRI– el poder absoluto de elegir al candidato que contendería por su partido –el PRI– y, por lo tanto, que sería el siguiente presidente –del PRI.

El gobernador de las pirámides

A estas alturas del texto seguramente ronda una pregunta: ¿de dónde ha sacado Gil Olmos estas historias?

De sus viajes como reportero por todo el país, dice. "A donde iba me encontraba con este tipo de historias que fui recolectando y luego comprobando con investigación periodística".

Durante sus trotes periodísticos, por ejemplo, conoció la historia Manuel Cavazos Lerma, entonces gobernador de Tamaulipas, quien creía en el poder de las pirámides. Por eso debajo del sombrero que siempre usaba, llevaba una pequeña pirámide que le ayudaba a concentrar la energía positiva. También había instalado otra pirámide en la camioneta en la que circulaba por Ciudad Victoria y por las comunidades campesinas, escribió Gil Olmos en su libro.

El ex gobernador Manuel Cavazos
El ex gobernador Manuel Cavazos Lerma atribuía poder a las pirámides debajo de su sombrero.

Ahora ha detectado el fenómeno de los santos que no son santos, al menos no los son para la Iglesia católica, pero la gente ya les abrió lugar en el espacio de sus creencias.

Están Juan Soldado, que es el Santo de los Migrantes, en Tijuana; Juan del Jarro, en San Luis Potosí; el Niño Fidencio, en Nuevo León; Benito Juárez, en Oaxaca; Pacho Villa, en el norte; Emiliano Zapata, en Morelos; Jesús Malverde, en Sinaloa, entre otros.

"Estos santos también están cumpliendo un papel muy similar a brujos y chamanes: la gente recurre a ellos para pedir lo que el Estado no da: seguridad y bienestar", dice.

Magia al servicio del poder 

"La magia ha sido una presencia permanente en el mundo de la política", dice Olmos. Y no sólo en México, advierte. El ex presidente argentino Carlos Saúl Menem, dice, era muy supersticioso y tenía una bruja de cabecera que lo aconsejaba en política, dice.

The New York Times publicó
The New York Times publicó una entrevista con la mujer que supuestamente servía de “vidente” a Carlos Saúl Menem.

Es verdad. La prensa argentina la recuerda como Azucena Agüero Blanch y hasta el periódico estadounidense The New York Times escribió sobre ella a partir de una entrevista que tuvo con "la vidente" de Menem en su departamento de Mendoza, en enero de 1999.

También cuenta a Hugo Chávez, el ex presidente de Venezuela muerto, quien convirtió el Palacio de Miraflores, residencia oficial de gobierno, en una especie de "templo de santería".

O Rosario Murillo, la esposa de Daniel Ortega, quien rediseñó las imágenes oficiales, desde las flores de los actos públicos hasta el escudo nacional, con colores vivos tras su acercamiento a una filosofía New Age.

Incluso mandó instalar en la principal avenida de Managua una serie de "árboles de la vida" para "la buena energía".

Rosario Murillo, la vicepresidenta de
Rosario Murillo, la vicepresidenta de Nicaragua que manda sembrar árboles de “buena energía”.

Estos ejemplos demuestran que el pensamiento sobrenatural, mágico o esotérico no reconoce fronteras entre los políticos y, mucho menos, sus ambiciones de poder. "Ese es otro de los ejes fundamentales de este fenómeno", dice Olmos.

"Parece que la ambición de poder casi exige creer en estos poderes sobrenaturales para poder adquirir fuerza y energía".

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