La desaparición de los jóvenes Salomón Aceves, Marco García y Daniel Díaz, estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), en Jalisco, estremeció a la opinión pública internacional luego de que fueron confundidos con integrantes del Cártel Nueva Plaza, una escisión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), mientras realizaban una tarea en una cabaña ligada al grupo criminal.
Los jóvenes desaparecieron el 19 de marzo, tras ser secuestrados por el grupo armado en el municipio de Tonalá. Fueron torturados, asesinados y sus cuerpos quemados en ácido por integrantes del CJNG, según la explicación que ofreció la Fiscalía del Estado de Jalisco el 23 de abril.
Pero ahora un funcionario local puso en duda la certeza de que los cuerpos de los jóvenes fueran disueltos en ácido.
Nunca se ha dicho que se hayan encontrado restos
Luis Octavio Cotero Bernal, director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, aseguró a medios locales que esta instancia, encargada de realizar las pruebas a cuerpos y restos de personas que fallecen, no tiene elementos que confirmen científicamente la muerte de los estudiantes.
Aseguró que en los barriles hallados en la casa donde el rapero QBa confesó haber disuelto los cuerpos, no encontraron restos humanos que puedan compararse con las muestras genéticas tomadas a sus familias.
"Nunca se ha dicho que se hayan encontrado restos. En los tinacos no se encontró ni un resto de nada. En uno de ellos se encontró solamente ácido, pero sin ningún elemento de nada, ácido puro. No hemos tenido ni grasa siquiera de cuerpos, porque ese ácido es exageradamente corrosivo y todo lo que son células lo destruyen, lo desintegra totalmente", expresó Cotero Bernal en entrevista con el diario El Occidental.
Recordó que en la misma casa se encontraron restos de sangre de Marco que al ser cotejados con las muestras tomadas a sus padres dieron positivo.
Al rendir un informe sobre las investigaciones, la Fiscalía del Estado de Jalisco aseguró que sus peritos habían analizado muestras biológicas que fueron recolectadas en diferentes lugares que correspondía a Jesús Daniel y a Marco García.
En entrevista con la agencia EFE, uno de los padres de los jóvenes, bajo condición de anonimato, también puso en duda la versión oficial.
Ellos (el Gobierno) quisieron decir que sí se pudo con el caso y nos pusieron a temblar con esa muerte de horror
"Yo entiendo que son momentos electorales y que esa situación, a quien gobierna, no le es favorable. Ellos (el Gobierno del Estado) quisieron decir que sí se pudo con el caso y nos pusieron a temblar con esa muerte de horror", expresó.
Hélix Iván Barajas Calderón, maestro en Ciencias Forenses de la Universidad de Guadalajara, explicó a Infobae que cuando un cuerpo permanece en ácido más de 72 horas se disuelve completamente, los únicos restos que quedan son una especie de líquido –al que los criminales llaman "caldo de pozole" en alusión a que su olor se asemeja a un platillo mexicano- que cuando se tira a algún lugar donde corra agua, como un río o el drenaje, hace imposible su identificación.
Pero si algo de este líquido cayó al suelo, tal vez sea posible identificar algunas partículas. La tierra forma una especie de filtro que permite recomponer algunas cadenas moleculares y así identificar el ADN, lo que requiere de un esfuerzo de un equipo interdisciplinario integrado por forenses y químicos, entre otros.
La técnica del agua regia
Disolver los cuerpos en ácido no es algo nuevo en México. Esta práctica es común entre integrantes de los cárteles del narcotráfico, que aprendieron la técnica cuando en la década de los noventa desertores de un cuerpo de élite del Ejército mexicano –que después se convertirían en el Cártel de Los Zetas- empezaron a trabajar con integrantes del cuerpo de los kaibiles, los soldados de élite de Guatemala, que también abandonaron las fuerzas armadas para aliarse con la delincuencia organizada.
"Es una técnica viejísima y se ha usado de manera frecuente. El disolver los cuerpos se remonta a la presencia de Los Zetas, cuando eran parte todavía del Cártel del Golfo, a principios de los noventa. Esa técnica ni siquiera es mexicana. La traen los soldados guatemaltecos que se incorporan a Los Zetas", dijo a Infobae el escritor Jesús Lemus, autor de distintos libros relacionados con la delincuencia organizada, como Los malditos.
Cuando los cárteles empezaron a disolver los cuerpos iniciaron con ácido clorhídrico, pero descubrieron que dejaba algunos restos de huesos y partes molares, después Los Zetas iniciaron con lo que se llama "agua regia", una combinación de ácidos sulfúrico, nítrico y clorhídrico que disuelven por completo los restos.
"La técnica empezó a pasarse de un cártel a otro con el reacomodo de plazas y cuando los sicarios fueron aliándose a otros grupos que no eran los suyos. De Los Zetas la técnica pasó al Cártel de Sinaloa y también al Cártel de la Familia Michoacana", explicó.
En el caso de la Familia Michoacana, que operaba en el estado de Michoacán y que fue el detonante para que la guerra contra las drogas empezara en esa entidad en 2006, la técnica fue llevada por un integrante de Los Zetas, llamado Carlos Rosales El Tísico, que después se pasó a las filas de la Familia Michoacana y enseñó a sus sicarios a disolver los cuerpos con "agua regia".
La Familia Michoacana se convirtió en el Cártel de los Caballeros Templarios que quedó casi extinto tras la muerte o arresto de sus líderes. Algunas de sus células pasaron al CJNG.
¿Por qué desaparecer los cuerpos?
Lemus señaló que los sicarios recurren al "agua regia" por tres motivos: ocultar evidencia, aminorar las penas en caso de que los responsables sean detenidos, pues si no existe el cuerpo "no existe el homicidio, solo la desaparición de la persona".
Pero, principalmente, cuando cometieron alguna equivocación y temen "alguna represalia de sus jefes", como fue el caso de los estudiantes de cine, que no solo fue un error sino que también se convirtió en un tema internacional.
"Lo hacen mucho cuando hay una acción por ocultar a sus propios jefes, ocultar el crimen ante su propia autoridad delincuencia no ante la autoridad judicial, en la mayoría de las ocasiones lo hacen cuando meten la pata y buscan que su hecho delictivo sea desconocido por la cúpula del cártel", agregó.
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