El 2023 fue el año más seco para los ríos del mundo en más de tres décadas, según el nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que depende de Naciones Unidas.
Ese fenómeno redujo significativamente la disponibilidad de agua, afectó a la agricultura y provocó presión sobre el suministro global de agua.
Entre otros impactos, los expertos de OMM advirtieron que el sur de Estados Unidos, América Central, Argentina, Uruguay, Perú y Brasil fueron afectados por una sequía generalizada.
Ese desastre ambiental condujo a una pérdida del 3% del producto interno bruto en el caso de la Argentina, y a los niveles de agua más bajos observados hasta la fecha en el Amazonas y en el lago Titicaca, que comparten Perú y Bolivia.
El informe, que se titula “Estado de los Recursos Hídricos Mundiales”, reveló que en los últimos cinco años, los flujos fluviales han estado por debajo de lo normal, y los embalses han seguido una tendencia similar.
Ese patrón se ha visto exacerbado por el cambio climático, que ha sido provocado por diferentes actividades de los seres humanos, como la emisión de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con los expertos de la OMM, el cambio climático hizo que el ciclo hidrológico sea más irregular e impredecible. Las temperaturas elevadas y la sequía prolongada han contribuido a esta situación, aunque también se han registrado crecidas significativas a nivel mundial.
La científica argentina Celeste Saulo, quien ocupa el cargo de secretaria general de la OMM, explicó que los recursos hídricos son un indicador crítico del cambio climático.
“Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas”, afirmó Saulo. Al tiempo que subrayó la necesidad de adoptar medidas urgentes para enfrentar esos desafíos.
Asimismo, desde la organización mundial se promueve que haya un mejor monitoreo e intercambio de datos para mejorar la gestión de los recursos hídricos.
El informe también señaló que en 2023, vastas regiones de América sufrieron graves sequías, que afectaron los niveles de descarga fluvial en cuencas como las del Misisipi y el Amazonas. En contraste, algunas áreas de África Oriental y Oceanía experimentaron descargas e inundaciones por encima de lo normal.
En cuanto a los embalses y lagos, los flujos de entrada han mostrado patrones similares a las tendencias de descarga fluvial, con caudales inferiores a los normales en regiones como la India y partes de Australia. Sin embargo, en el lago Turkana, que es compartido por Kenya y Etiopía, se registró un volumen de agua superior al normal.
El informe también aborda los niveles de agua subterránea, que han mostrado variaciones significativas. En Sudáfrica, la mayoría de los pozos presentaron niveles por encima de lo normal, mientras que en América del Norte y Europa se observó un notable agotamiento debido a la sequía prolongada.
Qué se detectó sobre la humedad del suelo
La humedad del suelo y la evapotranspiración también han sido afectadas, con niveles de humedad por debajo de lo normal en vastas áreas del mundo, especialmente en América del Norte y América del Sur. En contraste, regiones como Alaska y el noreste de Canadá presentaron niveles de humedad superiores a lo normal.
Durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2023, “América Central y América del Sur, especialmente Brasil y Argentina, se enfrentaron a una evapotranspiración real muy por debajo de lo normal. En México, esta situación persistió casi todo el año debido a las condiciones de sequía”, afirmaron.
En cambio, en algunas regiones, como Alaska, el noreste de Canadá, India, zonas de Rusia, zonas de Australia y Nueva Zelandia, se observaron niveles de humedad del suelo muy por encima de lo normal.
La OMM enfatizó en la importancia de mejorar la calidad y el acceso a los datos para realizar la vigilancia y predicción de los peligros relacionados con el agua, en línea con la iniciativa mundial que se conoce como “Alertas Tempranas para Todos”.
Hoy se sabe que 3.600 millones de personas carecen de suficiente acceso al agua durante al menos un mes al año, y se espera que esa cifra aumente a más de 5.000 millones para 2050, según datos de ONU-Agua.
Qué pasó con los glaciares
Según los datos preliminares de septiembre de 2022 a agosto de 2023, los glaciares perdieron más de 600 gigatoneladas de agua, la mayor pérdida registrada en 50 años de observaciones. Esta grave pérdida se debe principalmente al deshielo extremo ocurrido en el oeste de América del Norte y los Alpes europeos, donde los glaciares suizos perdieron cerca del 10% del volumen que les quedaba en los dos últimos años.
La capa de nieve presente en el hemisferio norte disminuyó a finales de la primavera y en el verano, de modo que en mayo de 2023, la extensión de esa capa de nieve fue la octava más baja registrada (1967-2023). En América del Norte, la capa de nieve correspondiente a mayo fue la más baja del mismo período.
Mientras que los Andes meridionales (dominados por la región patagónica), el Ártico ruso y el archipiélago Svalbard parecen seguir presentando tasas de deshielo crecientes, alertaron los expertos de OMM.