El humor es un componente esencial en las interacciones humanas, ya que actúa como un catalizador para la conexión social y el entendimiento mutuo desde una temprana edad. A través de la risa, se pueden aliviar tensiones, compartir experiencias y construir relaciones más sólidas. Un estudio reveló que esta conducta no se limita solamente a los humanos, ya que los expertos lograron observar bromas entre miembros de cuatro especies de grandes primates, dentro de las cuales se encuentran los gorilas.
El Día Mundial del Gorila se celebra cada 24 de septiembre y existe como reconocimiento hacia estos seres que comparten un notable porcentaje de ADN con los humanos. En la efeméride que los homenajea, desde las organizaciones protectoras de animales realizan esfuerzos para generar conciencia sobre el peligro que atraviesan estos animales a causa de las acciones de las personas. Según la organización no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), estos primates se encuentran en riesgo debido a la destrucción de su hábitat por la tala de árboles, y a la caza, enfocada en el comercio ilegal de su carne.
Este día invita a reflexionar sobre la importancia de proteger a los gorilas y su entorno al promover iniciativas de conservación y educación que ayuden a preservar estas especies. Además, es la fecha ideal para descubrir las características que unen a estos simios con el Homo sapiens, como, por ejemplo, las bromas.
¿De qué manera bromean los gorilas?
Desde la Sociedad Max Planck comentan en un artículo que “al igual que el comportamiento de broma en los humanos, las bromas de los simios son provocativas, persistentes e incluyen elementos de sorpresa y juego”. Esto podría indicar el origen evolutivo del humor en las personas, ya que comportamientos similares son observados en bebés alrededor de los 8 meses de edad en forma de bromas lúdicas que implican, sobre todo, el elemento de la sorpresa. Es una manera de interactuar que ambas especies comparten.
Los expertos observaron a orangutanes, chimpancés, bonobos y gorilas, y determinaron que los animales adoptaban comportamientos de juego. “Los grandes simios son excelentes candidatos para las bromas juguetonas, ya que están estrechamente relacionados con nosotros, participan en juegos sociales, muestran risas y muestran una comprensión relativamente sofisticada de las expectativas de los demás”, comentó Isabelle Laumer, investigadora postdoctoral en la Universidad de California en Los Ángeles y el Instituto Max Planck de Conducta Animal en el comunicado de la institución educativa.
Según las observaciones, la conducta humorística se daba de manera intencional en momentos de relajación entre los animales, e implicaba una provocación inicial unilateral, similar a lo que sucede en los niños humanos. A su vez, los primates esperaban una respuesta y miraban fijo al individuo hacia quien fue realizada la acción. Los expertos señalaron que las bromas no solían ser recíprocas.
“Era habitual que los provocadores agitaran o balancearan repetidamente una parte del cuerpo o un objeto en medio del campo visual de la víctima, la golpearan o la empujaran, la miraran fijamente a la cara, interrumpieran sus movimientos, le tiraran del pelo o realizaran otras conductas que eran extremadamente difíciles de ignorar para la víctima”, indicó la profesora de la UCLA y la IU Erica Cartmill, autora principal del estudio.
“Desde una perspectiva evolutiva, la presencia de bromas lúdicas en los cuatro grandes simios y sus similitudes con las bromas lúdicas y las bromas en los bebés humanos sugiere que las bromas lúdicas y sus prerrequisitos cognitivos pueden haber estado presentes en nuestro último antepasado común, al menos hace 13 millones de años”, añadió Laumer.
¿Cómo se realizó el estudio?
La investigación contó con la participación de científicos de la Universidad de California en Los Ángeles, el Instituto Max Planck de Conducta Animal, la Universidad de Indiana y la Universidad de California en San Diego. El equipo observó alrededor de 75 horas de videos recompilados entre 2016 y 2019, y se enfocó en el análisis de un juvenil de entre 3 y 5 años por cada especie.
Los primates estaban organizados de la siguiente manera: nueve bonobos, cuatro orangutanes y cuatro gorilas en el Zoológico de San Diego, y un grupo de 17 chimpancés en el Zoológico de Leipzig.
“Codificamos todas las interacciones sociales visibles en los videos, no solo aquellas que involucraban a los sujetos focales. Sin embargo, el juvenil focal estuvo involucrado en la gran mayoría de los eventos de burla en este corpus. El juvenil focal estuvo involucrado en el 80% de los eventos de burla de los chimpancés y en el 100% de los eventos de burla de los bonobos, gorilas y orangutanes. El bonobo focal fue el provocador el 85% del tiempo y el objetivo el 15% del tiempo. Para los gorilas y orangutanes, el juvenil focal fue el provocador en todos los eventos de burla”, comentaron en el estudio.
Para determinar qué interacciones eran calificadas como “bromas”, los especialistas excluyeron intercambios agresivos, sin elementos provocativos, acciones no dirigidas a otro individuo o cuyo objetivo era el conseguir comida, y aquellas conductas que claramente no eran burlas, como por ejemplo el acicalamiento, entre otras.
A partir del descarte, lograron obtener un total de 284 eventos potenciales de burla, de los cuales 129 lograron cumplir con 3 o más criterios de conducta para clasificarlos como bromas, y 13 cumplieron con 2 de los requerimientos.
El equipo midió el comportamiento del provocador y de su animal “objetivo” en los posibles eventos de juego, y detectaron 18 conductas de burla que comprendían una provocación. “Por lo general, eran acciones táctiles que movían el cuerpo del objetivo o acciones repetitivas que ocupaban una gran fracción del campo visual del objetivo”, describieron en la investigación. Algunas de ellas fueron: esconderse, golpear con objetos, tirar del pelo, robar, ofrecer y retirar un objeto, hacer cosquillas y entrometerse en el espacio personal del otro.
De esta manera, los investigadores lograron probar que los primates llevan a cabo conductas basadas en el humor, las cuales también están muy presentes entre los humanos. “Esperamos que nuestro estudio inspire a otros investigadores a estudiar las bromas lúdicas en más especies para comprender mejor la evolución de este comportamiento multifacético. También esperamos que este estudio aumente la conciencia sobre las similitudes que compartimos con nuestros parientes más cercanos y la importancia de proteger a estos animales en peligro de extinción”, concluyó Laumer.