Una de las peores noticias para quienes buscan conservar la biodiversidad natural y la fauna autóctona argentina fue conocer que mataron a uno de los 5 ejemplares de yaguareté que habitaban en Formosa.
Como señaló Infobae, uno de los últimos especímenes que habitaban en la provincia de Formosa fue víctima de la caza ilegal por un grupo de cazadores que lo despojó de su pelaje en un campo. El hecho ocurrió en Estanislao del Campo, en el centro de la provincia y por esa acción brutal ya quedaron detenidos.
“Se logró corroborar, a través de las primeras fotos obtenidas del yaguareté muerto, quiénes fueron las personas involucradas en el hecho, lo que desencadenó en la detención de estas personas”, explicó el Ministerio de Producción y Ambiente de Formosa este martes en un comunicado oficial.
“Informamos que a la fecha se encuentra esclarecido respecto a los autores de esta lamentable matanza de un valioso animal que se encuentra protegido por leyes nacionales y provinciales”, precisó la jueza Gabriela Soledad Plazas, al frente del Juzgado de Instrucción y Correccional de la ciudad de Las Lomitas, Formosa.
Según distintas organizaciones conservacionistas en el país, quedan entre 200 y 250 ejemplares, 20 de ellos en la región chaqueña de nuestro país (Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero).
El yaguareté (Panthera onca) es el mayor felino del continente americano. Este animal es clave para mantener la salud del ecosistema: su presencia regula, por depredación o competencia, a las poblaciones de otras especies, con un efecto “de cascada” a lo largo de la cadena trófica.
Afortunadamente, varios proyectos de reintroducción liderados por diversas organizaciones están devolviendo al yaguareté a su hábitat natural. Un centro de reintroducción en Iberá, gestionado por la Fundación Rewilding Argentina, es un ejemplo de estos esfuerzos.
Desde 2012, un proyecto conjunto entre el gobierno de Corrientes, Parques Nacionales, Rewilding Argentina y Tompkins Conservation ha trabajado para reintroducir al yaguareté en los Esteros del Iberá. La población fundacional actual cuenta con 18 individuos, un logro considerando que Corrientes no tenía yaguaretés libres en los últimos 70 años.
Con registros de nuevos nacimientos en libertad, Iberá se perfila como el parque nacional de Argentina con más ejemplares de yaguareté. En 2018 nacieron las primeras crías en el centro de reintroducción del parque, y los nacimientos continúan tanto en cautiverio como en libertad.
La Fundación Vida Silvestre Argentina también lidera esfuerzos de conservación, conectando ecológicamente áreas junto a Bolivia, Brasil y Paraguay, y promoviendo leyes de conservación y educación ambiental.
“En la Argentina, originalmente la especie habitaba desde el norte del país al norte de la Patagonia. En la actualidad se estima que habitan 250 yaguaretés en las yungas (Salta y Jujuy), Misiones, y la región del Gran Chaco. Sin embargo, poco menos de la mitad viven en la selva misionera, que es la porción argentina del Bosque Atlántico, donde se mantiene una población de 93 yaguaretés. Sólo 20 se encuentran en la región chaqueña, distribuidos en las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero”, explicaron fuentes de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
“En nuestro país se considera al yaguareté en peligro crítico, ya que enfrenta un riesgo extremadamente alto de extinción en estado silvestre en un futuro inmediato, siendo las principales causas de ello la destrucción y degradación de ambientes, la caza furtiva y la escasez de presas naturales. Por eso, debemos denunciar su persecución y el comercio ilegal de sus productos”, comunicó la jefatura de Gobierno argentino ante este hecho barbárico ocurrido en Formosa.
La Administración de Parques Nacionales (APN) también repudió la muerte de un yaguareté (Panthera onca) en Formosa producto de la cacería furtiva. La especie ha sido declarada Monumento Natural en el año 2001 y además se encuentra protegida por la ley nacional 22.421 de Conservación de la Fauna, que establece delitos y penas por la caza de ejemplares de la fauna silvestre.
“Vamos a luchar hasta las últimas consecuencias para protegerlos de estos criminales. Ya nos presentamos ante la justicia para exigir que estos delincuentes no queden impunes. En nuestro gobierno, el que las hace, las paga”, declaró el presidente de Parques Nacionales, Cristian Larsen.
Las penas para este tipo de delitos están previstas en los artículos 25 y 26 de la Ley de Conservación de Fauna y van de dos meses a dos años con cinco años de inhabilitación especial.
La pena se eleva de cuatro meses a tres años de prisión e inhabilitación especial por diez años cuando la caza fuera cometida de modo organizado o con el concurso de tres o más personas o con armas, artes o medios prohibidos por la autoridad de aplicación. También corresponde una multa económica significativa calculada en función del daño ambiental.
Larsen señaló que “se trabajará día a día para proteger al yaguareté y fortalecer sus poblaciones en el Norte Argentino y la región chaqueña en particular. Este trabajo lo hacemos de forma coordinada y haciendo sinergia con distintas ONG”.
El yaguareté, un felino colosal
El yaguareté, (panthera onca), es una de las 10 especies de felinos silvestres (además del puma, el yaguarundí, el ocelote, la tirica, el margay y los gatos huiña, andino, montés y del pajonal) que habitan en la Argentina. El nombre yaguareté es de origen guaraní y significa “la verdadera fiera”. Su fuerza, belleza y misterio protagonizan leyendas, mitos y también anécdotas e historias, que se van transmitiendo de generación en generación.
Originalmente, el yaguareté habitaba desde el norte de la Patagonia argentina hasta el sur de Estados Unidos. Las amenazas que afectan al felino son la deforestación y la pérdida de hábitat, la cacería y el atropellamiento de yaguaretés y otros animales. El yaguareté es el mayor felino de América. Su altura a la cruz (lomo) oscila entre los 70 y 90 cm, y su largo varía entre los 110 y 180 cm (sin contar su cola), y pesan alrededor de 80kg los machos y 60kg las hembras. Aunque los machos pueden llegar a pesar más de 130 kilos.
Su cuerpo es ancho y compacto, y su cabeza robusta con potentes mandíbulas. El pelaje es corto, de coloración parda-amarillenta, blanca ventralmente, cubierta por rosetas negras (manchas) que encierran en su interior una serie de puntos del mismo color. La forma y distribución de estas manchas varía de uno a otro y por eso se los puede distinguir. Existen también ejemplares melánicos, con pelaje negro, sobre los que se observan a contraluz manchas aún más oscuras, así como ejemplares albinos, es decir con pelaje blanco, pero son más raros.
Distribución del yaguareté en Argentina
Especie autóctona de América, hasta finales del siglo XIX y principios del XX, se distribuía desde el Sur de los Estados Unidos hasta el Norte del Río Colorado en la Patagonia Argentina. Pero en la actualidad se lo encuentra desde México, con poblaciones aisladas y disminuidas, hasta el Norte de la Argentina.
Se estima que en nuestro país la especie habitaría sólo entre un 15-20% de su rango original, encontrándose sus últimas poblaciones distribuidas en las ecorregiones de la Selva Paranaense, la Región Chaqueña y la Selva de las Yungas. La población de la Selva Paranaense se encuentra aislada de las otras dos, considerándose que entre éstas aún existe algún grado de conectividad.
Debido a su amplia distribución geográfica, la misma especie es llamada de diversas formas según la cultura y región en que habitaba: yaguareté, el pintado, onça pintada, nahuel, tigre americano, jaguar, balam, otorongo, entre otros. Sin embargo, su hábitat y por ende su población, se están reduciendo: en la Argentina quedan menos de 250 yaguaretés, y ya se está extinto en Uruguay y El Salvador.
A la fecha no existe aún una estimación poblacional con bases científicas de todo el territorio argentino. Al ser una especie de gran requerimiento territorial, que habita áreas en buen estado de conservación, se la considera una “especie paraguas”. Por ende, al conservar esta especie no sólo se conservan las poblaciones sólo de yaguareté sino al ecosistema en su conjunto.
El Proyecto Yaguareté tiene como objetivo llevar adelante acciones para su preservación, diseño de estrategias de conservación de su hábitat, actividades de rescate, generación de conciencia y compromiso del poblador local, gestión y trabajo articulado con Direcciones de Fauna Silvestre de las provincias del área de distribución de la especie.
Legislación protectora
El yaguareté se encuentra categorizado a nivel nacional como “Especie En Peligro” (Resolución SAyDS 1030/04 y 513/07), y protegida por la Ley Nacional de Conservación de la Fauna 22.421/81 y su decreto reglamentario 666/97. A nivel internacional la IUCN lo ha categorizado como “Cercano a la Amenaza” y se encuentra en el Apéndice 1 de la convención CITES. Debido al estado crítico de sus poblaciones, la especie ha sido declarada como Monumento Natural Nacional mediante la Ley 25.463/01, Monumento Natural Provincial en las provincias de Misiones por Decreto 1465/ 88, Chaco mediante la Ley 4306/96 y Salta por Decreto 1660/01. La caza y comercialización de esta especie se encuentra prohibida en todo el territorio nacional.
Los principales problemas de conservación que enfrenta la especie en nuestro país, llevando a la misma a su declinación numérica, son:
- La pérdida y fragmentación del hábitat
- La caza furtiva dada por el conflicto con el ganado
- La disminución de disponibilidad de presas
Características del yaguareté
Según detallan desde la Fundación Vida Silvestre, el yaguareté es el felino más grande de Latinoamérica y el tercero a nivel mundial, después del tigre de bengala y el león. Es considerado una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque cumple una función importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas. Por ello, su conservación y la de su hábitat protegen indirectamente a otras especies de flora y fauna, y asegura una naturaleza sana para las personas.
Características: Posee una cola relativamente corta, orejas redondeadas y patas grandes. La coloración de su pelaje es ocre, sobre ese color tiene manchas en formas de rosetas. Cada mancha del yaguareté es única, como nuestras huellas dactilares. Se destaca por su aspecto robusto y la cabeza proporcionalmente grande con poderosa estructura mandibular, la más fuerte de todos los felinos. Los machos alcanzan los 2,50 metros de longitud, incluida la cola, y hasta 140 kg de peso.
Su cuerpo musculoso y compacto, cuello grueso, patas cortas y fuertes, y una dentadura adaptada para cortar y desgarrar, convierten al yaguareté en un formidable cazador. Sus principales presas son el pecarí y la corzuela, aunque también se alimenta de carpinchos, tapires, agutíes, peces, reptiles, etc. Gracias al diseño de su pelaje pasa inadvertido ante sus presas: su silueta se desdibuja entre las luces y sombras del monte o el pastizal.
Predominantemente nocturno, el yaguareté es solitario y esquivo. Es un gran caminador que recorre alrededor de 10-15 km diarios. Se ha calculado que el territorio de un macho puede tener hasta 350 km². A diferencia de otros gatos, es un buen nadador, y cruza ríos anchos y caudalosos como el Paraná, el Iguazú o el Bermejo.
Sobre su reproducción natural, la madurez sexual del felino es entre los 2 y 3 años en las hembras, y entre los 3 y 4 años en los machos. Luego de la cúpula la pareja de yaguaretés se separa, y es la hembra quién cría a los cachorros. El período de gestación es de 90 a 110 días, luego puede dar a luz una camada de entre 1 a 3 cachorros. Los mismos hasta los 3 meses solo amamantan, y entre los 3 y los 6 meses su dieta pasa a ser exclusivamente carnívora.