De carpinchos a loros barranqueros: ¿los animales generan perjuicios o los seres humanos los invaden?

Hay polémicas por la presencia de carpinchos en Nordelta, loros en el sur de la provincia de Buenos Aires y por las cacerías de guanacos, pumas y zorros colorado en Patagonia. Qué recomiendan los científicos

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Los loros barranqueros habitan hace 120.000 años en el territorio de la Argentina. Se ha generado polémica por su presencia en algunas localidades del sur de la provincia de Buenos Aires/
Guillermo Harris /WCS Argentina
Los loros barranqueros habitan hace 120.000 años en el territorio de la Argentina. Se ha generado polémica por su presencia en algunas localidades del sur de la provincia de Buenos Aires/ Guillermo Harris /WCS Argentina

En la Argentina, la presencia de varias especies nativas en algunos espacios es motivo de polémicas. Entre ellos, están los carpinchos, que son roedores semiacuáticos que se puede encontrar en el Noreste y el Centro del país, incluyendo el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Hay herbívoros como los guanacos -que eran más de 30 millones de individuos en los ecosistemas áridos antes de la colonización europea- y depredadores tope como pumas y zorros colorados. Entre las aves, se destacan también los loros barranqueros que habitan principalmente en la Patagonia Norte desde hace 120 mil años y han formado la mayor colonia mundial.

Carpinchos, guanacos, pumas, zorros y loros se perciben envueltos en situaciones de conflictos hoy. ¿Son animales que molestan y traen perjuicios o los seres humanos invaden sus territorios? Diferentes grupos de investigadores científicos de instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales dedicadas a la conservación están llevando a cabo estudios para comprender mejor cómo se da la interacción entre las personas y la fauna silvestre, y desarrollan estrategias para mejorar la convivencia.

Qué tan amigable es el carpincho

Los carpinchos habitan en zonas de humedales. En Nordelta, en Zona Norte del AMBA, se han creado cuerpos de agua artificiales y faltan depredadores naturales. Son algunas de las razones que favorecieron el incremento de la población de roedores/Archivo Télam
Los carpinchos habitan en zonas de humedales. En Nordelta, en Zona Norte del AMBA, se han creado cuerpos de agua artificiales y faltan depredadores naturales. Son algunas de las razones que favorecieron el incremento de la población de roedores/Archivo Télam

El carpincho es un herbívoro y uno de los mayores roedores vivientes en el mundo. Pesa entre 50 y 60 kilos y mide más de un metro de largo. Habita en muchos de los ecosistemas de humedales.

“Se empezó a generar conflictos cuando la población de carpinchos aumentó. Al principio, las personas que vivían en el barrio privado de Nordelta, en el partido de Tigre, los consideraban animales carismáticos y los querían conservar. Pero en ese ambiente faltan depredadores naturales. También tienen disponibilidad de alimento todo el año. Eso favoreció el incremento de la población”, contó a Infobae la doctora María José Corriale, investigadora especializada en ecología y manejo de mamíferos nativos en urbanizaciones y agroecosistemas del Conicet.

Las personas se quejan de que los carpinchos se meten en las piletas de natación. Ingieren plantas ornamentales. Interactúan con mascotas como perros domésticos y algunos salen heridos. También hay accidentes con atropellamiento del carpincho.

Se debería implementar algún tipo de control poblacional para al menos desacelerar el crecimiento de la población de carpinchos, pero también las personas deberían sensibilizarse con la especie, según científica del Conicet (Imagen ilustrativa Infobae)
Se debería implementar algún tipo de control poblacional para al menos desacelerar el crecimiento de la población de carpinchos, pero también las personas deberían sensibilizarse con la especie, según científica del Conicet (Imagen ilustrativa Infobae)

“Los carpinchos siempre han estado en los humedales. Pero en los sitios de Zona Norte se han desarrollado urbanizaciones privadas sobre esos humedales y así se contribuyó al aumento de las poblaciones de los roedores, al tener agua, alimento, y refugio fácilmente. Se adaptaron a la presencia humana. En el resto del AMBA, donde no había humedales, ahora también hay carpinchos porque las urbanizaciones incorporaron lagunas artificiales”, detalló.

Para mejorar la convivencia entre carpinchos y humanos, “habría que implementar algún tipo de control poblacional para al menos desacelerar su crecimiento, pero también las personas deberían sensibilizarse con la especie. Deberían aceptar que también es su hábitat y deberían respetar su presencia”, afirmó Corriale.

“El control poblacional del carpincho es complicado -reconoció la especialista-. La translocación solo tendría efecto a corto plazo, pero rápidamente se recuperaría. Además, son animales muy grandes, que se estresan muy fácilmente y son difíciles de capturar. Nosotros propusimos evaluar la potencialidad de la vasectomía de machos dominantes como medida de control. La idea es realizar un estudio que permita evaluar si la esterilización del macho dominante reduce la productividad de los grupos de carpinchos”, precisó la bióloga que trabaja en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet.

Dónde viven los loros barranqueros

La deforestación del ecosistema del Monte influyó para que más loros barranqueros vivan en localidades del sur bonaerense/
Mauricio Failla
La deforestación del ecosistema del Monte influyó para que más loros barranqueros vivan en localidades del sur bonaerense/ Mauricio Failla

Se llaman loros barranqueros porque excavan sus nidos en barrancas de ríos y arroyos, o en acantilados frente al mar. Se sabe que la especie se originó en Chile, y a partir de un evento migratorio único se dio origen a todas las subespecies que hoy existen en la Argentina, según cuenta el científico Juan Masello, de la Universidad de Bielefeld en Alemania y el biólogo divulgador Alejandro Balbiano.

La colonia más grande de loros se encuentra en la localidad de El Cóndor, en Río Negro, frente al océano Atlántico, en plena Patagonia nordeste: hay más de 37.000 nidos.

Como los loros son aves migratorias, luego de su período de reproducción y crianza en la colonia, algunos de ellos vuelan hacia el norte, a distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, principalmente a Hilario Ascasubi, Pedro Luro y Mayor Buratovich. Hay vecinos de esas localidades que lo sienten como una “invasión”.

Pero, ¿por qué los loros van a esas zonas urbanas? El doctor Masello lleva más de 25 años de estudios sobre las aves: “La deforestación del ambiente natural de los loros, el monte, hizo que buscaran otro hábitat para refugiarse durante la noche. Se deforestó para dar lugar a cultivos y otros usos del suelo. Tras esas modificaciones, las aves encontraron su refugio nocturno en edificios, arboledas de plazas y parques de las localidades cercanas, y comenzaron a posarse sobre el cableado eléctrico y el de transmisión de datos”.

Al desaparecer el Monte por la deforestación, los loros pasaron a vivir en edificios, arboledas de plazas y parques de las localidades cercanas, y comenzaron a posarse sobre el cableado eléctrico y el de transmisión de datos/Archivo
Al desaparecer el Monte por la deforestación, los loros pasaron a vivir en edificios, arboledas de plazas y parques de las localidades cercanas, y comenzaron a posarse sobre el cableado eléctrico y el de transmisión de datos/Archivo

Para el experto, las soluciones frente al problema no son sencillas. “El conflicto fue generado por los seres humanos”, señaló. En el corto plazo, se puede usar iluminación láser y bombas de estruendo para ahuyentar a los loros, pero no es la solución definitiva.

“Una solución a largo plazo sería dejar de talar el Monte y volver a plantar con especies vegetales autóctonas, en sitios alejados de los centros urbanos. O simplemente permitir, al mismo tiempo, que el Monte vuelva a crecer donde fue destruido. De esta manera, se pasaría a revertir el proceso negativo del ecosistema y los loros no tendrían que estar en las localidades. Esa es la única solución definitiva. No podemos destruir la casa de nuestra fauna y luego quejarnos de que viene a buscar refugio en la nuestra. Hay que aprender a convivir y eso implica dejar más Monte para la fauna. Si lo tienen, no van a necesitar refugiarse por la noche en nuestros centros urbanos”, afirmó Masello.

En las plantas -aclaró- los loros consiguen metabolitos secundarios que los protegen de patógenos y parásitos. Por ese motivo, los loros silvestres no transmiten patógenos. Pero sí podrían hacerlo si están en cautiverio porque no tienen acceso a los metabolitos. “La solución duradera al problema es reforestar el área desmontada”, sostuvo.

Qué pasa con guanacos, zorros colorados y pumas

En Santa Cruz y Chubut se habilita caza de guanacos, que son especies autóctonas de la Argentina/ EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
En Santa Cruz y Chubut se habilita caza de guanacos, que son especies autóctonas de la Argentina/ EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Otro foco de conflicto está en la habilitación de cacería de guanacos, zorros colorados y pumas en la Patagonia argentina. Algunas provincias han vuelto a autorizar la cacería de esas especies autóctonas y se ha generado una polémica. En Santa Cruz, el gobierno provincial incluso fomenta el consumo de la carne de guanaco.

Uno de los argumentos a favor de la cacería es que la fauna silvestre impacta sobre la producción de ovejas. Pero científicos del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, expresaron en una declaración pública que las normas que permiten la cacería “exponen a la fauna nativa como el único responsable de la merma en la producción ovina, enmascaran las verdaderas causas del fuerte deterioro de los ambientes patagónicos”.

Esa postura fue apoyada por organizaciones como Aves Argentinas, la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN para Meso y Sudamérica, el Comité Argentino de la UICN, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Fundación Patagonia Natural; la Fundación Vida Silvestre Argentina, y el Grupo Especialista en Camélidos Sudamericanos (GECS).

Hay productores que consideran al puma como un enemigo del ganado. Sin embargo, hay herramientas como la estrategia de los burros o los perros protectores que puede ayudar a preservar la fauna silvestre y a cuidar los intereses de los productores/
Darío Podestá/WCS Argentina
Hay productores que consideran al puma como un enemigo del ganado. Sin embargo, hay herramientas como la estrategia de los burros o los perros protectores que puede ayudar a preservar la fauna silvestre y a cuidar los intereses de los productores/ Darío Podestá/WCS Argentina

La crisis climática, las malas prácticas ganaderas y la sobreexplotación de los recursos forrajeros durante décadas condujeron a la degradación de los pastizales, expresaron. “Combinado con la crisis del mercado de la lana de oveja y eventos naturales disruptivos como las erupciones volcánicas, resultó en un abandono progresivo de los campos y derivó en la recuperación de las poblaciones de carnívoros y herbívoros nativos en algunas regiones, particularmente en las provincias de Santa Cruz y Chubut”, afirmaron.

En diálogo con Infobae el doctor Andrés Novaro, ex investigador del Conicet y director de conservación terrestre de la organización WCS Argentina, comentó: “Es cierto que pumas y zorros pueden atacar al ganado. También los guanacos pueden compartir el consumo de vegetación y agua que también necesita el ganado. Las evidencias no deberían minimizarse. Pero hay que tener en cuenta que la cacería no es la herramienta más adecuada porque incluso puede generar más daños”.

No todos los individuos de zorros y pumas depredan sobre el ganado doméstico. Entonces, la caza indiscriminada puede remover un individuo que no poseía ese comportamiento. Así se abre el territorio a la llegada de otro que sí podría ser un “problema”.

Los zorros colorado también están en el foco de conflictos por intereses agropecuarios/
Darío Podestá/WCS Argentina
Los zorros colorado también están en el foco de conflictos por intereses agropecuarios/ Darío Podestá/WCS Argentina

De acuerdo con Novaro, que investiga las tensiones entre fauna silvestres y humanos desde la década de 1990, hay diferentes acciones para poner en marcha si se busca la armonía entre las especies. “Lo ideal es que se impulsen programas y planes de conservación y manejo con evidencia científica, que aseguren poblaciones saludables de las especies”, dijo.

En lugar de la cacería, “hay herramientas más efectivas, como el uso de burros o perros protectores del ganado o la iluminación en los corrales. Son también herramientas más baratas a largo plazo. En cuanto a los guanacos, se pueden colocar protectores de bebederos para que no consuman el agua del ganado y realizar la esquila de su fibra sin la necesidad de matar al animal”.

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